VII: BLOC
Por Magnus Dagon
Como se decía en el primer artículo de la Guía del Autoescritor Galáctico (contraindicaciones), los escritores de ciencia ficción y fantasía tienen la virtud y defecto de encontrar inspiración en casi todo lo que les rodea, desde lo más nimio hasta lo más fundamental. Esa cualidad no puede pasarse por alto, aunque por desgracia lo habremos hecho en varias ocasiones sin darnos cuenta. A mí por lo menos me ha sucedido, y seguro que a ustedes también, que en la calle se me ha ocurrido una idea para un relato que podía ser interesante pero al llegar a casa la he olvidado, y por mucho que he intentado recordarla me he acabado rindiendo a la evidencia de que no seré capaz de hacerlo. Quizás peor aún, ni siquiera recuerdo haberla tenido.
Es por eso que tomé la decisión, hace ya muchos años, de comprarme un bloc donde anotar ideas fugaces. Y de eso irá este artículo, de cómo aprovechar el bloc para inspirarse, o en su defecto, algo similar capaz de tomar notas.
P. Eluard decía que hay otros mundos, pero están en este. La verdad es que estoy completamente de acuerdo con él en tanto que lo que nos rodea es nuestra mayor arma a la hora de inspirarnos. No sólo lo que vemos, también lo que percibimos, e incluso las conversaciones que tenemos a lo largo del día o los asuntos que nos obsesionan. Explotar una idea no desarrollada de una película, una pregunta lanzada al aire… le sacamos punta a todo lo que se nos pone delante.
Además de eso, resulta que la calle ejerce inspiración, como ya comenté de pasada en el cuarto artículo (breves). Ignoro el mecanismo psicológico que se esconde detrás de ello, pero el cerebro parece discurrir con una fluidez sorprendente, llegando a ocurrencias que uno nunca tendría entre cuatro paredes. No sólo en el ámbito literario, en el terreno de la creatividad en general. Por lo menos me sucedía cuando dibujaba, y no sólo a mí, también a mis compañeros dibujantes. Luego comprobé, con entusiasmo, que esa inspiración del exterior se extendía a las ideas para relatos. Y francamente, no creo que sea un caso aislado mío y de mis antiguos compañeros de rotring.
Uno de los que comprobó por sí mismo este hecho fue Harlan Ellison. Ferviente defensor de la teoría que acabo de enunciar, él mismo declara que ha escrito algunas de sus obras ante multitud de gente en Boston, Los Ángeles, Metz, San Diego, Londres, Nueva York y París. En este último caso, de hecho, el relato en concreto, «Pisadas», respondía a una curiosa anécdota. Los medios no se creían que Ellison hiciera algo así, que se pusiera a escribir en una tarde, en mitad de una librería, y lo que escribiera fuera publicado. Para demostrarlo, se montó un pequeño circo en una librería parisina, lugar escogido para que Ellison escribiera el relato. Los propietarios de la tienda serían los encargados de decirle al escritor el tema que emplearía, que resultó ser hombres lobo. Uno de los propietarios llegó a matizar más: quería que escribiera una historia acerca de una mujer lobo que al mismo tiempo fuera una violadora. Uno de los empleados de la librería, al oír eso, añadió que debería tener el pelo rubio y muy largo. Y la otra propietaria puso la guinda final: tenía que ocurrir en París.
La verdad es que Ellison no lo tenía fácil. La violación de un hombre por parte de una mujer era, como él mismo apuntó, bastante complicada por no decir imposible. El tema de los hombres lobo estaba bastante gastado, y además, para colmo, no conocía apenas París. Sin embargo el resultado fue bastante notable (no llega a ser una obra maestra, pero en mi opinión es más que aceptable). El experimento había salido bien.
De modo que, partiendo de la premisa de que hay que aprovecharse de esos momentos que son como estrellas fugaces, que más vale estar atento a cuando surgen o se escapan, intentaré dar algunos consejillos acerca de cómo usar el bloc de notas. El primer paso, ya se lo pueden imaginar: comprar bloc. Y boli, claro. Como siempre, a partir de aquí, lo que diré no son más que apreciaciones personales. Las pueden hacer caso u olvidarse por completo de ellas, faltaría más. Sólo son consejos, y como tales los deben tomar.
1) Elijan bien el material. Si se compran un bloc demasiado grande va a acabar siendo un estorbo más que una ayuda. Porque cuando hace buen tiempo está bien tomar notas por la calle o incluso sentarse en un banco un momento para apuntar. No sé para ustedes, pero para mí la primavera es una época dorada de inspiración. Llego a llevarme por la calle, ya no un bloc sino tacos de cuartillas, me siento en algún parque y hala, a escribir. En invierno, por poner el extremo contrario, la cosa cambia. Es un fastidio tener una buena idea cuando uno está andando sin paraguas en mitad de una llovizna, de modo que como encima el bloc que lleven no sea modesto en tamaño (pongamos, para taparlo con una mano mientras escriben con la otra) van apañados. Cuando uno va con abrigo, además, acaba, no sé muy bien cómo, llenándose los bolsillos de cosas, de modo que conviene tener en cuenta que el bloc será una más de ellas. Aquí las mujeres puede que tengan ventaja gracias al bolso.
En cuanto al boli, pues tres cuartos de lo mismo, aunque en este caso es posible que haya menos opciones para elegir. Hace tiempo me regalaron un bolígrafo en miniatura que era bastante cómodo de transportar, aunque dado su tamaño no me duró demasiado. De modo que cada cual escoja sus armas de batalla como mejor le parezca.
2) No esperen a escribir ideas definitivas. El bloc no está para eso, está para que pongan la primera tontería que se les ocurra, porque luego puede ocurrir que un tiempo después no les parezca tan tonta. No van a aprovechar todo lo que escriban en un bloc, bueno, a lo mejor sí, pero no suele ser lo normal. Como se empiecen a autocensurar antes de tomar notas, creo que se estarán limitando posibilidades. Porque a lo mejor esa idea no funciona o es absurda, pero si la juntamos con esta otra idea que estaba tres páginas atrás, tenemos la mezcla perfecta. Scott Card es de los que opinan que la mayoría de sus buenos relatos surgieron de juntar dos ideas inicialmente disjuntas. El bloc otorga un buen procedimiento para juntarlas.
3) Nada de distracciones. Cuando vayan a salir y no estén rumiando nada, pueden si quieren llevarse música o un libro. Todo el mundo tiene derecho a distraerse, sobre todo teniendo en cuenta que muchos de esos paseos serán del trabajo a casa o de casa al trabajo. De todos modos recomiendo alguna vez salir sin nada, sólo para dejar al coco trabajar de manera pasiva. Eso sí, si ya tienen una idea en mente y tienen, digamos, la esperanza de que salir les aclarará las ideas o les ayudará a perfilarlas, entonces sí, prohibida música, prohibida lectura, porque no se les va a ocurrir ninguna idea si tienen ya la mente concentrada.
4) Debe estar a mano. Parece un poco una obviedad, pero es algo que yo mismo no he hecho siempre. Un montón de veces he guardado el bloc en el bolsillo más inaccesible de la mochila, y he sentido cierto fastidio por tener que abrir un par de cremalleras para sacarlo, apuntar una idea y vuelta a guardarlo otra vez. Al final opté por llevarlo cerca de la cartera, pero vamos, con tal de que esté en una posición ventajosa es suficiente. Es, más que otra cosa, un asunto de comodidad.
5) No todo son exactamente ideas. A veces he apuntado pensamientos propios en el bloc y luego, pasado un tiempo, me han parecido buenas líneas para un narrador en primera persona. Muchas veces he escrito comienzos y finales de relatos en el bloc (la clásica cosa que le deja a uno atascado en casa). O nombres. O pequeños detalles (la mujer lleva una muleta y viste con antiguas ropas del siglo veinte, nada más encontrar al anciano el protagonista le golpea, alguien debe soltar que «el mal es un camino de arena que se va borrando a medida que avanzas por él»). Son granitos de arena que, con el tiempo suficiente y si se ponen todos juntos, acaban formando la montaña de datos que igual luego no usan en su totalidad, pero para quitar o ignorar siempre hay tiempo.
Al margen de estos consejos, me gustaría mencionar también algunos truquillos que fui usando con el paso del tiempo:
1) Comentario en las esquinas. Poner en una esquina una palabra que resuma lo que hay en la página le ahorra a uno muchas búsquedas en casa, sobre todo cuando la idea empieza a aparecer varias veces en varias páginas. Por ejemplo, si están escribiendo una historia que trate de una corporación, pueden poner CORPORACIÓN en toda página donde salga. Si en una página no hubiera sólo comentarios a esa historia sino también una frase suelta que en principio no tiene nada que ver, pues pueden poner CORPORACIÓN-FRASE. A la hora de releer el bloc, créanme, se ahorra uno una barbaridad de tiempo con este sencillo procedimiento.
2) Doblar las esquinas. ¿Cuáles? Pues las esquinas de las ideas o comentarios que aún no han sido usados. Una vez que se han usado se desdoblan y punto. En el pasado solía poner clips en esas páginas, pero llegó un momento en el que el bloc acabó lleno de ellos. Otra opción es poner marca páginas adhesivos, en fin, lo que sea con tal de señalar esas páginas. Con este procedimiento no tienen más que mirar el canto del bloc para ver cuántas «posibles ideas» poseen. Una cosa que hago también es que si tengo una idea que considero puede ser buena para un libro o novela corta, doblo la esquina izquierda, mientras que si es para un relato corto, doblo la esquina derecha. ¿Por qué motivo? Porque para una novela o relato pueden pasar tantos años hasta que uno se pone a ello que en el momento en que se hayan usado varios blocs, como haya que ponerse a releerlos todos para buscar un apunte aislado, uno se puede ir suicidando por el camino.
3) Traspasen la información con lápiz. Esto es más que nada una manía personal. A la hora de escribir al fin un relato, hago un pequeño esquema argumental y en él, con un portaminas, hago círculos en partes concretas para señalar que hay que añadir algo mencionado en el bloc. Para ser más preciso, pongamos que en el bloc tenemos lo siguiente:
«Su misión es encontrar la cura de una enfermedad que aún no existe y que creen que dicha civilización encontrará».
A la hora de escribir el relato, subrayo una parte de la idea, por ejemplo:
«Su misión es encontrar la cura de una enfermedad que aún no existe y que creen que dicha civilización encontrará».
Luego, en el resumen argumental, cuando haya que mencionar eso hago un círculo con lápiz en el sitio donde se debe contar y pongo, en lapicero también, y con una flecha señalando el círculo, cura de una enfermedad. De ese modo, cuando empiece a escribir y lo lea, sé que tengo que ir al bloc y buscar esa anotación.
Este sistema me ha resultado muy útil cuanto más largo es el relato. Si es de pocas páginas (tres o cuatro) no suele merecer la pena hacer esto, pero en el momento en que es más largo, sobre todo si los personajes empiezan a ser importantes, es recomendable usarlo. Cuando se trata de novela corta es más que recomendable, y si hablamos de un libro, yo diría que imprescindible para plagarlo de pequeños detalles que uno a uno no son necesarios pero hacen un todo común.
Me gustaría mencionar algunas cosas que me han pasado desde que uso el bloc, ventajas que he obtenido y también inconvenientes:
- Tengo montones de ellos. Claro, un bloc no se tira, incluso si han usado todas las notas que había en él (recuerdo sentimental, puede decirse), y llega un momento en que acaban ocupando espacio. Tampoco mucho, no se crean.
- He llegado a hacer dibujos en el bloc. Y es algo que aclara también mucho las ideas, por lo que recomiendo hacerlo (con independencia de que se sea buen dibujante o no. Por cierto, yo soy pésimo dibujando).
- He llegado a tardar años en llevar una idea del bloc al papel. No sólo con libros, como decía antes, también con relatos, debido a eso que seguro han oído de que a veces las ideas tienen que cuajar. Otra razón para no tirar blocs, y para hacer lo de doblar las esquinas: a veces es bueno echar un vistazo atrás, a ver qué nos encontramos.
- He llegado a usar una porción considerable del bloc para una sola idea. De hecho, cuando se trata de escribir una novela corta, he llegado a comprar un bloc específico para ella, como diciéndome a mí mismo que merece ocupar todo mi tiempo.
- He llegado a rectificar mis ideas gracias al bloc. Porque escribir en él es como una especie de diálogo breve, es parecido a pedir opinión sobre una idea soltada de repente, sólo que el que responde es uno mismo. Leer acerca de tus ideas hace que tengas nuevas ideas (y esto no sólo es cierto en el terreno de lo artístico, en lo científico también funciona, como las matemáticas, por poner un ejemplo personal).
Por último me gustaría mencionar que yo, al menos, necesito el bloc para escribir como el aire para respirar. Soy despistado pero muy meticuloso, y por eso gracias a este objeto puedo estar seguro de que no me dejo ni un solo detalle perdido en la cocorota, por insignificante que en un principio me pueda parecer. De hecho suelo pensar (y soy consciente de que es una idea errónea) que si no he usado el bloc como camino intermedio para escribir un relato es que le falta algo.
Por cierto, esto del bloc, es importante decirlo, es una cosa muy personal de cada uno. Seguramente habrá otros que en vez de bloc llenarán la casa de post-it, y los habrá que incluso usarán procedimientos más sofisticados como grabadora o mensajes de teléfono móvil. Cada uno tiene sus ventajas e inconvenientes al compararlos con el bloc, pero mientras sean transportables, a mí me parece que pueden ejercer la misma función (aunque no puedan doblar esquinas en una grabadora).
Y eso es todo, ya me despido. Bueno, una última cosa. A lo mejor alguno se ha preguntado si para hacer este artículo acerca del uso del bloc de notas he usado un bloc de notas. La respuesta es, por supuesto, que sí. ¿Qué mejor manera de recomendar el uso de algo que predicando con el ejemplo?
© Copyright de Magnus Dagon para NGC 3660, Agosto 2016