Tom Z Stone: The Fool on the Hill

| Joe Álamo | Cazador de Ratas Edit. ISBN: 978-84-948390-9-2 | 11,40€2018 |
| Presentación: Modigliani/Peq. formato Novela negra/Thriller/Zombis | 204 págs. |

Por Pily Barba

Portada Tom Z Stone Fool on the Hill

«Y habló de putas La Tacones», que se suele decir… Sí, me refiero a que si en otra reseña anterior (de este mismo mes) ya decía que no sabía si sería capaz de haceros ver lo que había sentido durante su lectura, en el caso de Tom Z Stone: The fool on the Hill (Cazador de Ratas Editorial) vuelvo a estar en las mismas. Y cómo odio sentirme así. Aunque, tratándose de Stone, es lógico; he dicho tanto de él (Tom Z Stone (Omnium)Cazador de Ratas Editorial), que, sinceramente, no sé si me queda algo por añadir. Afortunadamente, este caballero tiene la fuerza y el carisma suficientes como para largar por sí mismo y, de paso, obligarme a perseguir su estela a la mínima de cambio, una estela que, todo sea dicho, seguí un poquito antes de tiempo. Y aun así, he de decir que, ya en formato libro, la he disfrutado más que la primera vez: el hecho de que supiese lo que iba a suceder no ha influido lo más mínimo. ¿No me crees? Pues hazlo, porque esto es así y punto: cuando amas a Tom, lo amas y lo sigues allá donde vaya; con la mente alerta y el ánimo en el dial adecuado; dispuesto a enfrentarte a lo que sea necesario y siempre pegado a él como si fueras su propia sombra… Efectivamente, así de cabrón y atrayente es.

Pero, de todos modos, ¿lo que vengo de decir no es un poco raro? ¿Cómo se puede disfrutar más de una segunda revisión? ¿Tanto ha mejorado la novela? Pues no, no ha cambiado demasiado, pero sí en lo que yo necesitaba y, sobre todo, porque esta vez sabía perfectamente a lo que me enfrentaba, así que ya no tuve ninguna duda; ningún temor se cernía sobre mí a la hora de volver a entrar en un mundo al que adoro, pero en el que sabía que ya no aparecería un personaje que pensé que sería imprescindible. Sí, si soy totalmente sincera, cuando el autor me ofreció el manuscrito de The fool on the Hill, acepté encantada, pero con una sensación extraña que no tenía nada que ver con que no quisiera conocer los pasos previos de Tom. Sencillamente, sentí miedo a enfrentarme al vacío; a echar terriblemente de menos a quien suponía que era esencial en toda aventura de Stone: Mati, su secretaria. El amor de su vida. No obstante, cuando empecé a leer, me di cuenta de que lo que me había faltado de verdad había sido la fe; no hacia Tom, eso jamás, sino hacia sus alrededores, y es que salvo el comisario Garrido y Paco, el del bar el Piojoso, ¿a quién más podría agarrarme? También estaba el hecho de que tendría que ser receptiva a un buen puñado de nuevas locuras, repito, y sin el segundo pilar, y lo había pasado tan bien con las de Omnium… Había quedado todo tan bien atado, que lo que viniera, aunque fuera previo, para mí era evidente que no podía estar a la altura: ¿cómo iba a estarlo, si, estaba segura, la mesa ya venía coja de fábrica? Es de lógica, ¿no?

Pues qué confundida estaba… y qué olvidadiza me había vuelto: se trataba de Joe Álamo.

Bien, en The fool on the Hill asistimos a la precuela de un universo en el que hay una rara mezcla, pero muy sugerente, entre lo noir y lo zombi, y donde ya en su encantadora portada (obra de la también autora Virginia Pérez de la Puente), algo emborronada por las letras del título, nos adelanta que se hablará de un Tom previo a todo lo anterior: un Tom que lleva relativamente poco tiempo ubicándose en el mundo que hace nada dejó, porque, de hecho, él es una de esas personas que habían estirado la pata y que volvieron de su tumba en ese raro día de agosto de 2012, tras lo que denominaron Fenómeno Reanimación (FR). Pero Stone no regresó siendo un zombi al uso. Él era un reanimado y además con clase; de los de sombrero bien calado, cigarro en la boca y cara de póquer. Aunque sus modales… ay, sus modales… Asimismo, ya que parecía tener una segunda oportunidad, también decidió cambiar de estilo de vida y, además de apartarse de su familia, terminó dedicándose a la investigación privada. Ya digo: todo muy zombi y muy noir… Y, vale, hasta aquí un resumen de lo que deberías haber leído hace ya tiempo, ¿de acuerdo?, que no quiero aburrir a los que dan palmas con las orejas cada vez que aparece algo nuevo del señor Stone.

En The fool on the Hill, a pesar de que volvemos a toparnos con una línea argumental sin aparentes complicaciones —tal y como ya ocurría en Imagine (la primera entrega de la trilogía Omnium)—, y con los mismos clichés de género negro, tan necesarios por otra parte, ya no tendremos tanta anécdota FR, referencias a los Beatles, o los constantes calentamientos de cabeza y, sobre todo, meteduras de pata de Tom en todo lo referente a su todopoderosa love interest, Mati, pero, aun así, seguiremos asistiendo a la redondez de una presentación que no se queda solo en eso; en los pobres y huérfanos primeros pasos del reanimado, que es lo que yo me temía. No, para nada: The fool on the Hill brilla con luz propia. Y sé que parece increíble, pero, por otra parte, es tan lógico: ÉL está ahí, como siempre, llenándolo todo, porque, al fin y al cabo, es un magnífico personaje (y aquí es donde mejor lo demuestra), y precisamente esa falta de ciertos puntos de apoyo tan esenciales en su trilogía anterior es lo que nos deja ver su excelente equilibrio, mientras nos lía entre continuas comeduras de tarro, bajonas emocionales, encontronazos con una realidad que, casi siempre, le parece de todo menos sugerente, y por supuesto, en sus vis a vis con otros personajes. Ah, y gracias a sus casos. ¡Claro, sus casos! Estos, además de su lado aventurero e intrigante, darán vueltas en torno a asuntos bastante serios que, para nuestra desgracia, están aquí y ahora, bien instalados en nuestra sociedad.

Respecto a sus personajes secundarios, de nuevo volvemos a tener a un comisario Garrido tan entrañable y paciente como de costumbre que, a través de sus elucubraciones, nos desvelará cómo conoció y entabló amistad con Tom, y por último, cómo empezó a colaborar con él. Y será divertidísimo volver a ser testigo de cómo se aprecian y lo disimulan porque, claro, en el fondo son un par de machotes. Además, tenemos a tipos con bastante mala baba y a los malos de verdad; a pobres víctimas, unas más inocentes que otras, y a quienes las manejan sin llegar a representar al auténtico diablo; personajes de lo más variopinto, unos cuantos hombres y alguna mujer, y la mayoría de ellos bastante desagradables, todo sea dicho. Por último, cómo no, ahí está la que descoloca a nuestro Tom; la explosiva femme fatale que, aunque no es ni la sombra de lo que termina representando Mati, desde luego tiene la fuerza y el poderío suficientes como para encandilar a cualquiera y elevar las expectativas y el interés, en la parte emocional, hasta llegar a una interesante cumbre. Esto, aparte de hacerle ganar enteros a la precuela, también propiciará que no se eche tanto de menos a Mati, lo que a mi modo de ver, no es moco de pavo.

Y hasta aquí…

Termino añadiendo que adquirí la novela el pasado mes de mayo en La Feria del Libro de Madrid, pero no ha sido hasta este mes de diciembre que encontré el valor suficiente para enfrentarme a ella. El motivo es bien sencillo: leer y comentar la precuela de la vida de Stone, es hablar, en definitiva, de una despedida. Y si en su momento terminaba la reseña de Tom Z Stone (Omnium) diciendo que me sentía cual quinceañera enamorada a la espera de esta precuela (pero bastante fastidiada, se entiende), ahora que ya no sé si volveré a tener más noticias de Tom, me siento como la misma quinceañera, pero triste y a la deriva, confiando en que, vaya tontería, un nuevo milagro me lo traiga de vuelta.

© Copyright de Pily Barba para NGC 3660, Diciembre 2018