La primera máquina del tiempo… y la última

Por José Carlos Canalda

Cuando su vehículo se detuvo por completo y pudo leer el contador temporal, el Viajero del Tiempo quedó anonadado. ¡Estaba en el año 802.701!

Reprimiendo un escalofrío echó pie a tierra, descubriendo con asombro que ya no se encontraba en el interior de su laboratorio, sino en mitad de una extensa pradera. Mirando en torno suyo vislumbró un edificio en la lejanía, única muestra aparente de que en aquella remota época la civilización continuaba existiendo.

Tras retirar algunas palancas de la Máquina del Tiempo para evitar que algún intruso pudiera manipularla, se encaminó hacia su objetivo presa de una febril ansiedad. ¿Cómo sería la humanidad del futuro?

El edificio era un enorme paralelepípedo sin la menor concesión artística en todo su volumen. Carecía de ventanas, y tan solo una puerta de gran tamaño, cerrada a cal y canto, se abría en mitad de una de sus paredes. Sobre ella campeaba un rótulo que, pese a estar escrito en caracteres extraños, pudo descifrar no sin dificultad:

INDUSTRIAS CÁRNICAS MORLOCK
LA CALIDAD ES NUESTRO LEMA

***

En una habitación situada en el interior del edificio, dos extraños seres de piel pálida, ojos de color gris rojizo y largas cabelleras rubias contemplaban al visitante a través de una pantalla de televisión.

—¡Te dije que tuvieras cuidado! —gruñó el que parecía llevar la voz cantante— ¡Ya se te ha vuelto a escapar otra res!

—No comprendo cómo puede haber ocurrido… —se excusó el otro— antes de encerrarlas en el corral me aseguré de que estuvieran todas, y estoy convencido de que cerré bien la cancela… aunque de todos modos, son demasiado estúpidas para abrirla.

—Pues ya lo ves, esa anda suelta.

—Ahora mismo la recojo… por cierto, ¿te has fijado en lo extraño de su indumentaria? Esas no son las túnicas que les proporcionamos nosotros.

—¿Y de dónde la puede haber sacado? —se burló— No va a venir del pasado, o del futuro… anda, déjate de tonterías y date prisa en llevarla con las demás, porque está a punto de empezar el siguiente turno del matadero.

© Copyright de José Carlos Canalda para NGC 3660, Enero 2019