| Sergio Sáez y J. Javier Arnau | Platero editorial | Colección Cool Book | | |||
| 104 págs. | Octubre 2019 | 15€ | ISBN: 978-84-121044-3-1 | Fantasía | | |||
Por J. Olloqui Se me antoja que la construcción de esta obra (cuento largo, novela corta, no sabría muy bien en qué categoría archivarlo) ha debido ser tan disparatada y divertida como la obra en sí. Y es que, si hacemos caso a la escasa documentación que me ha llegado, La fantástica historia de Johny Tipetti y Tapón López ha sido escrita a cuatro manos por J. Javier Arnau (al que no conozco personalmente, pero me consta que es un adulto bien adulto) y Sergio Sáez García, que cuenta en el momento de la publicación con la edad de 8 años. Como digo, no conozco las circunstancias exactas del proceso de escritura, pero si tuviera que apostar mis escasos ahorros, diría que Sergio Sáez le ha contado la historia a J. Javier Arnau, y este segundo le ha dado forma literaria, respetando la lógica (o ilógica) del relato original. Y es que, amigos mamíferos, nos encontramos ante una obra que podríamos definir como nonsense. En la historia hay ejemplos de obras maestras de la literatura nonsense que cualquiera podría recitar de memoria: desde Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll a Cuentos escritos a máquina, de Gianni Rodari. La diferencia entre estas y la obra que hoy nos ocupa es que, mientras las primeras surgen de la mente de un adulto y se sirven del nonsense como herramienta con algún propósito (crítica social, intención estética), la segunda surge directamente de la mente de un niño, con lo que cualquier interpretación más allá de la lógica interna de la obra queda excluida. La mente de los niños funciona de una manera que difícilmente logramos entender cuando pasamos a la edad adulta. Y qué envidia, joder. Lo blanco puede pasar a ser negro porque sí, y la cosa más absurda y disparatada puede ocurrir sin más. Y eso es exactamente lo que vamos a encontrar en esta obra: una aventura salida directamente de la mente de un niño, con su propia lógica interna, donde los escenarios más absurdos están justificados dentro de esta lógica. Si me viera en la obligación de resumir el argumento, no tendría más remedio que decir que la obra narra las aventuras de un individuo llamado Johny Tipetti (que, por cierto, es vago, guarrete, bastante zopenco y muy metepatas), y su inseparable mono de feria Tapón (bastante más limpio y espabilado que el anterior) en un mundo mágico al que van a parar por casualidad, y su peripecia vital para salvar este mundo y a ellos mismos. Y contar esto es como no contar nada, porque el encanto del libro se esconde en las inverosímiles situaciones (inverosímiles en sí mismas y en cómo se producen) y en los no menos inverosímiles personajes con los que se van cruzando. Así pues, Johny Tipetti, como si una Alicia de vertedero se tratara, tiene que hacer frente a las más diversas aventuras armado tan solo con su escaso ingenio y su terrorífico olor corporal, ante las atónitas miradas de sus acompañantes, que asisten atónitos a la desenvoltura con la que tamaño zoquete soluciona todo tipo de entuertos. Como se pueden ustedes imaginar, hay mucho humor naif, muchos juegos de palabras, mucho caca-culo-pedo-pis (por supuesto, estamos hablando de un autor de 8 años, si no lo hubiera yo habría quedado altamente decepcionado), pero también algunas sutilezas que sorprenden, como por ejemplo de que los narradores se acaben convirtiendo en un personaje más. Especialmente divertidos son los momentos en que los narradores intervienen por sorpresa y se sorprenden de su propia existencia. La pregunta que no puedo evitar hacerme es: ¿Cuál es el público objetivo de este libro? Para los niños (digamos por debajo de los 10 años) se les puede hacer confuso y demasiado largo. Para los jóvenes (de los 10 a los 15, por ejemplo) les puede resultar demasiado infantil. Y a partir de esa edad, la mayoría de los lectores prefieren decantarse por sagas distópicas donde atractivos adolescentes plantan cara al sistema. Así pues, ¿quién es el lector apropiado para las correrías del apestoso Johny Tipetti? Pues, en mi modesta opinión, y volviendo una vez más a Alicia, exactamente el mismo tipo de lector que el de la obra de Lewis Carroll: el adulto que se ha negado a crecer del todo, y que, en su interior y bajo capas de cinismo y escepticismo, resiste aquel niño pequeño y gamberro que fue, y que sigue dispuesto a reírse con aventuras absurdas y disparatadas. Y si, además, este adulto consigue que algún niño le acompañe en este alocado viaje, la experiencia puede ser perfecta. Eso sí, tengan en cuenta que esta aventura es un disparate salido directamente de la mente de un niño, sin trabas, sin cortapisas, sin asideros a la realidad cuando puedan resultar necesarios. Esto resulta apasionante y refrescante, pero también es un salto sin red de efectos altamente turbadores. Avisados quedan. © Copyright de J. Olloqui para NGC 3660, Marzo 2020 |
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PREMIOS RECIBIDOS
PREMIO IGNOTUS 2008:
Mejor cuento: La apertura Slagar
y mejor web
PREMIO IGNOTUS 2010:
Mejor web