Juan Antonio Fdez. Madrigal, Responde

 

Entrevista realizada por Pily Barba

Juan Antonio Fernández Madrigal (Málaga, 1970). Profesor en la Universidad de Málaga desde 2000, y, desde 2016, orgulloso catedrático en el Departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática de la misma universidad. Articulista, investigador y ponente dentro de diversos campos científicos, pero principalmente en el de la robótica, en su perfil como escritor lleva dándole a la tecla la friolera de treinta y pico años (más o menos desde que contaba con quince primaveras, ahí es nada). Ha colaborado en diversas revistas, antologías y webs de género, y cuenta en su haber, además de con su espléndida antología Magnífica víbora de las formas, con otras cuantas antologías y varias novelas, la mayor parte de ellas conformando, precisamente, su riquísimo universo denominado Saga de las víboras de las formas. Ha sido ganador del Premio Espiral Ciencia Ficción y finalista en varias ocasiones de los Premios Ignotus (otorgados por la AEFCFyT); del presente al pasado, en 2017 lo fue por el cuento “Pedro y la pulsera mágica”; en 2011, por la novela Fragmentos de burbuja, y en 2005 por su novela Umma. Su última novela publicada, El Tapiz Invisible, y la antología Digresiones, ambas en Ediciones El Transbordador, son sus últimos trabajos. Esperamos que nos sorprenda en breve con nuevo material.

Imagino que aún te llega la memoria y serás capaz de describirnos cómo fueron tus primeros tiempos, cuando ese jovencito Juan Antonio (Jafma, para algunos de nosotros) empezó a contarse a sí mismo historias sobre el papel. ¿Cómo surgió la chispa y sobre qué? ¿Lo compartías? (Sé que eres algo tímido y te cuesta aquello de la promoción y el autobombo, así que, cuenta, cuenta).

Mi memoria es prodigiosa: a veces me acuerdo hasta de lo que hice ayer 😛 En serio: en esto de escribir sólo puedo decir que todo me viene de leer, de leer mucho, con ansiedad (mi familia se quejaba de lo poco que nos duraban los libros a mi hermano y a mí). Y no sé qué pasa en el resto de la raza humana, pero si a mí me gusta mucho una cosa suelo intentar reproducirla… Así que ahí está el origen. Empecé creo que con catorce o quince años, y aún guardo bajo siete llaves algo de aquello (porque era infame, lógicamente; en caso de no haber sido tan malo me habrían denunciado por plagio a Tolkien en cualquier caso, lo que me recuerda que la puntilla final para ponerme a escribir fue leer El Señor de los Anillos y El Hobbit). A partir de ahí, e imbuido por el espíritu imitador, empecé dos o tres trilogías de nada, que luego dejé a las veinte páginas porque no veas lo que hay que escribir para hacer una trilogía, que eso no se lo explican a un chaval impresionable cuando le ponen por delante un tochaco de Margaret Weiss y Tracy Hickman, y luego pasa lo que pasa, que se pueden frustrar las vocaciones.

Dime un secreto, aunque creo que sé la respuesta, ¿sientes debilidad por la novela o por el relato?

Pues mira: ahora mismo ni por una ni por otro. Como escritor, me cuestan la misma vida ambos. Sí es verdad que últimamente se me ocurren cosas que terminan siendo demasiado largas, pero es curioso, porque hace una década o así tendía justamente a lo contrario. Un sindiós, porque ahora es cuando tengo menos tiempo para escribir… En fin. Quiero pensar que mi yo actual comprende que hay muchas cosas en un texto que tienen que adaptarse a lo que uno quiere contar y no al revés, y entre ellas está la longitud y la estructura; que novela o relato no es importante, que lo importante es escoger el que sea más adecuado para cada historia.

Respecto a géneros, aunque todos renegamos de las etiquetas (ahí están), ya sabemos cuál es tu predilección, pero, dentro de la ciencia ficción, qué subgénero te gusta más explorar.

Como escritor me preocupo por escribir historias que tengan sentido (aunque sólo sea en lo estético), y, normalmente, que intenten dar explicación a cosas de la vida real (aunque sean explicaciones no científicas); además, me gusta darle toques fantásticos. Ésos son los motivos por los que en muchas ocasiones me salen cosas de ciencia ficción: es el género idóneo para hacer esas exploraciones de esa manera, y particularmente el de la ciencia ficción suave, porque me interesan más la psicología y la sociología que la física y la mecánica (o al menos, como escritor me interesan más las disciplinas que están más alejadas de las que me rodean en el trabajo). Pero no es el único género que he escrito, y realmente no me fijo mucho en eso. Quitando casos muy concretos, no trato de explorar géneros, sino de escribir bien cada historia que se presenta, que ya tiene bastante tarea.

¿Y el género que más te cuesta y evitas siempre que puedes?

Me cuestan muchas cosas, pero, de nuevo, no las asocio a un género. Por ejemplo: me cuesta mucho hacer una novela río, o, en general, narrar la vida de un personaje extensamente; me cuestan mucho las historias corales (El tapiz Invisible es la excepción); me cuesta mucho ponerme en el pellejo de un personaje extrovertido. He demostrado todas esas carencias y muchas más en diversos géneros. Sin embargo, trato de no evitar lo que me cuesta, porque terminar haciendo sólo lo que sabes es aburrido y se queda bastante lejos del concepto de reto, es decir, es todo lo contrario de lo que debería ser, en mi opinión, el arte.

Cómo lector, cuéntanos lo mismo: ¿prefieres novela o relato, y tu género predilecto es?

Aquí te digo algo distinto: como lector prefiero las cosas razonablemente cortas (unas doscientas páginas es un límite razonable), aunque de vez en cuando caiga un tochaco. Tengo muchos libros pendientes de leer como para dedicarle un mes a estar viendo las formas que despliega un sólo autor… Respecto a mis preferencias en géneros literarios como lector, resulta que la ciencia ficción, o al menos lo que muchos entienden por CF, está muy lejos de lo que me atrae, desde hace años. De hecho, he intentado retomar mi antiguo gusto por el género en varias ocasiones, porque me sentía hasta culpable, pero nada, no puedo, no encuentro ya cosas que realmente me llamen la atención ni me parezcan literariamente sorprendentes, que es lo que quiero encontrarme (muchas, incluidas las más aclamadas y premiadas, ay, se me caen de las manos al segundo párrafo). Con la fantasía aguanto algo más, pero tampoco mucho. Y el terror nunca me ha puesto especialmente. Así que hace tiempo que leo cosas que sólo rozan el fantástico muy suavemente (o que ni lo rozan), y que suelen vender como literatura no de género. Hasta se me está olvidando toda la terminología del género (y cada año sacan una categoría nueva, como en la música), así que estoy bastante desactualizado… En fin, me siento mayor. 😦

Portada Teratoma (Fco. Jota-Pérez)Aun así, ya que estamos, ¿nos puedes recomendar alguna obra autóctona y perteneciente a los géneros afines a la web?

Aprovechando que me lo preguntas después, y demostrando así la prodigiosidad de mi memoria, espera un momento que voy a consultar en Biblion lo que he leído últimamente. [Pausa]. Mira, éstas las he leído hace poco, están genialmente escritas, arriesgan, y aportan cosas literariamente hablando, que es lo que mola: Teratoma, de Fco. Jota-Pérez (un artefacto literario explosivo); La Hemorragia de Constanza, de Damián Cordones (quien se pierda a Damián Cordones no tiene vida); Mañana cruzaremos el Ganges, de Ekaitz Ortega (un oasis de calma literaria que te cala hondo); La saga/fuga de J.B., de Torrente Ballester (no sé cómo pude vivir tanto tiempo sin haberlo leído); Me tragó el Igualma, de Víctor Guisado (una preciosidad que gana con el tiempo); Las ciudades de sombra, de Luis Mateo Díez (una narración exquisita, original y absorbente).

Me decías hace poquísimo que fuiste publicado, sin contar aquello que apareció en la revista de tu facultad, hace aproximadamente unos dieciocho años. Cuéntanos cómo fue aquella primera experiencia: ¿Con quién? ¿Cómo surgió? Y, sobre todo, cómo lo vivieron tus, por aquel entonces, tiernas carnes.

No haces más que poner a prueba mi memoria, ¿verdad? Pues nada, voy a consultar lo que fue aquello en mi web literaria. [Pausa]. A ver, entre 1998 y 1999 me lancé a mandar cosas a sitios y en agosto de 1999 me terminaron publicando un relato en el fanzine Nexus, y en octubre otro en la antología Visiones editada por la Asociación Española de Ciencia Ficción, Fantasía y Terror. Recuerdo que por aquella época yo tenía guardados en el cajón un buen montón de cuentos ya escritos, de cuando los hacía para mis amigos y no salían de ahí, por tanto entré en las publicaciones del fándom con bastante material y tuve suerte de que me publicaran muchos de seguido. En particular, aquella publicación en el Visiones me llevó a mandarle a Juanjo Aroz, el seleccionador del mismo, una novela que tuvo la amabilidad de editar (Ciclo de sueños). Fue una época un poco rara, porque por primera vez me publicaban y, al mismo tiempo, no tenía suficientemente desarrollada la capacidad de evaluar cómo de bueno o malo era lo que escribía. En cualquier caso, lo más complicado fue aprender a llevar aquello del fándom (hasta que decidí dejar de llevarlo. ;P ).

Portada UmmaEntrando en materia, pero desde el principio, ¿cuál fue el germen de la Saga de las víboras de las formas? ¿Cómo llegó a tomar cuerpo dentro de tu cabeza y fue capaz de convencerte para que trabajases durante años y en diversas novelas en ella?

Pues verás, la saga no empezó siendo saga (dada mi experiencia con las trilogías cuando adolescente) y, de hecho, acabó tomando forma de saga de la manera más caótica posible: inicialmente escribí una novela corta; luego la mandé a una editorial que no la quiso; luego la mandé al Premio UPC, que no ganó; luego contactó conmigo Víctor Gallardo, editor junto con Gabriella Campbell de la entonces recién nacida editorial Parnaso, para preguntarme si tenía algo para la colección Vórtice; entonces alargué la novela corta y así salió Umma (que seguía sin ser ninguna saga y que luego sería el actual tercer libro de la misma); más tarde reuní un conjunto de relatos que tenía para mandárselos a Raúl Gonzálvez, que llevaba la colección AJEC; entonces me di cuenta de que entre esos relatos tenía uno que trataba de unos seres alienígenas que yo había llamado «víboras de las formas» (había sido publicado años antes, en el Visiones de 2001), y que, si me esforzaba un poco, podía hacer que todos los demás se enlazaran con esa historia y que esas víboras fueran las de Umma; así se publicó Magnífica víbora de las formas (esta antología terminó siendo el primer libro); basándome en eso, comencé a escribir una precuela de Umma; pasados unos años me escribió una intrépida editora que no sé si conoces… sí, una que lanzó una editorial llamada NGC ficción! (con exclamación al final) en todo el principio de la crisis, con un par, para preguntarme si tenía algo, porque quería inaugurar su editorial con un libro mío la muy insensata, con un par, y entonces me puse a ello más en serio y terminé Fragmentos de burbuja, que terminó siendo el segundo libro de la saga, y así tuve mi primera trilogía; luego llegó la crisis, y dejaron de querer publicarme tanto (como a muchos otros), y, no te lo vas a creer, pero resulta que yo tenía escrita mi primera novela desde 1994, y en ese hiato había seguido revisándola, y en un momento dado dije: «hey, si esto podría ser un spin-off de la saga», y así lo modifiqué, y cuando empezaron a salir de nuevo editoriales le mandé el texto a El Transbordador, y nació El tapiz invisible (una especie de cuarto libro de la saga).

Como ves, todo parecido con la racionalidad y la lógica es pura coincidencia. (Pero oye: que han quedado consistentes los libros, ¿eh? 😛 ).

Trabajas en la UMA (Universidad de Málaga) y aquella nueva raza que tanto trabajo te ha dado y no sé si te seguirá dando, es la ummana. Además, tienes una novela titulada Umma (también reseñada aquí). ¿Casualidad, coincidencia, alucinaciones mías?

¡Nada que ver! Umma viene del término islámico que se refiere a la comunidad de todos los creyentes, lo que encajaba bastante bien con la sociedad descrita en el libro (no por la religión, sino por lo de comunidad fuertemente unida); de regalo me encontré con que eso daba lugar muy fácilmente al término «ummano», lo cual fue como el eureka de Arquímedes pero en pequeño. 🙂

Pues sí que tengo imaginación, sí… Bueno, ahora entre nosotros y, sin contar con El tapiz Invisible, ¿de qué obra te sientes más orgulloso?

Habitualmente de la siguiente que vaya a salir, porque siempre intento hacerlo mejor que antes, pero por ser más concreto y apoyar un poco a mis hijos más pequeños —en tamaño— y desconocidos, te diré dos relatos cortos por los que siento debilidad los días en que no me convierto en el juez más terrible de lo que escribo: “En el vientre de Eva” (Artifex segunda época, pero luego re-editado en “Magnífica víbora de las formas”, disponible para descarga en mi web: literaria.jafma.net) y “Lo que ve el pincel de Dios” (Qliphoth, pero luego re-editado en NGC 3660). En el siguiente libro que me publican (Flor de hadas en el bolsillo; saldrá a mediados de febrero) podría señalarte algún trozo más de los que me dan orgullito. 😉

¿Y de qué obra reniegas o, pasado el tiempo, no termina de convencerte? (Si es que la hay).

No es que reniegue de ninguna, pero no soy precisamente el juez más benévolo con lo que hago. Veo fallos en casi todo lo que escribo. Por eso reviso mucho, cambio mucho, no paro de pulir las cosas, para intentar dejarlas desprovistas de todo lo que no me convence. Y aun así…

Portada DisgresionesNo he leído aún tu antología Digresiones. Véndemela, por favor, aunque se pueda descargar de manera gratuita.

Uf, pedirme a mí que venda algo mío (y yo que creía que lo de apelar a mi memoria era lo peor…). A ver, Digresiones es una breve muestra de lo que he escrito a lo largo de unos veinte años, tanto inédito como no, en forma de microrrelato (hay un relato un poco más largo). Estos textos no comparten género (hay CF dura y blanda, space-opera y no space-opera, pero también mitología, humor, fantasía…), los hay más profundos y menos, pero creo que se leen de un tirón y tienen el hilo común de intentar dar que pensar. Además, como sabiamente has indicado, se pueden descargar gratis (el argumento de promoción definitivo) en Lektu.

Centrándonos, por fin, en El Tapiz Invisible, esta, según tú mismo, es un spin-off que sucede años después de Umma (y, como todas tus obras, se puede leer de manera independiente). ¿Cuándo empezaste a trabajar en ella y por qué?

De verdad que es curiosísimo cómo la imagen que los lectores tenemos de la intra-historia de los libros que se publican no suele coincidir con la verdadera. En el caso de El tapiz invisible, mi última novela publicada hasta la fecha, la última publicada de la saga de las víboras de las formas y la última también cronológicamente hablando en esa saga, se da el caso de que… fue la primera novela que escribí :-O. Terminé la primera versión allá por 1994, cuando ni siquiera pensaba en Ciclo de sueños (mi primera novela publicada). Bueno, a ver, terminé una cosa que yo creía que era una novela y que luego, para llegar a El tapiz, sufrió unas veinte revisiones… Me puse a escribirla en aquellos años para probar si era capaz de romper mi maldición personal con las trilogías y, en general, con las novelas, porque tenía ya relatos hechos pero no me había enfrentado a nada largo, y porque tenía en la cabeza la idea de explorar cómo sería la vida de una sociedad mínima en un entorno también mínimo en recursos, muy ligada a la naturaleza del mismo.

Te resultó más o menos difícil ambientarla en un mundo más fantástico que tecnológico.

No, al contrario: empezó, como decía, en el mundo más fantástico, o incluso más realista que fantástico, del desierto, sin ninguna idea de que iba a tener aspectos de ciencia ficción después. La parte tecnológica surgió luego, conforme necesité capas y capas que añadir a la cebolla para que aquello completara lo que llamamos una historia.

¿Ha sido anteriormente publicada? ¿Qué diferencias existen con la nueva versión?

Quitando alguna copia que en mi inconsciencia (por la poca calidad que tenía entonces) le di a amigos, no, no ha sido publicada antes. Existen grandísimas diferencias entre la actual edición y lo que terminé en 1994. A lo largo de tantos años la he enviado a varias editoriales, sin mucho éxito en uno u otro punto del proceso de edición, así que aprovechaba para revisarla a fondo antes de cada envío. En los últimos tiempos, en parte por los fracasos en publicarla y en parte porque yo mismo no terminaba de ver bien algunas cosas (¿he comentado ya mi labor de juez de lo que yo mismo escribo?), le hice aún más revisiones sólo por intentar mejorarla, pero sin pretender enviársela a nadie. Así que la novela que ha salido publicada sí es una novela, no como lo que yo tenía al terminar la carrera, no más que un batiburrillo bastante inconexo y repleto de deux ex machina deplorables.

Portada El Tapiz InvisibleA todo esto, por cierto, enhorabuena por ese magnífico ejemplar (es una preciosidad, a pesar de la simpleza de su portada que, por otra parte, le encaja como anillo al dedo). Lo dicho, enhorabuena, pero, dime, ¿cómo ha sido publicar con Ediciones El Transbordador?

¿A que ha quedado chula? ^.^   Publicar con Ediciones El Transbordador (El Tapiz fue mi primera cosa publicada por ellos) ha sido una gozada en todos los aspectos. Por poner sólo un ejemplo: yo tenía unos dibujos que me hacía ilusión que salieran en cada parte de la novela, de la misma época que cuando terminé su primera versión. Pilar, la editora, ha hecho lo imposible por encajarlos, a pesar de que sólo guardaba copias escaneadas de muy mala calidad. Además, ha sido idea suya lo de poner los escudos de cada ciudad al comienzo de las partes, lo que ha quedado precioso. En fin, en todo el proceso de edición han sido absolutamente profesionales, demostrándome que lo grande o pequeña que sea una editorial no está correlado con lo bien o lo mal que lo hagan. En El Transbordador cuidan los detalles e intentan hacerlo todo a la perfección, desde la propia edición hasta la posterior gestión de los informes de ventas y todo lo que rodea a la publicación de un libro. Además, son buenas personas, por lo que de verdad que no puedo estar más satisfecho. 🙂

¿Qué respuesta ha tenido y qué es lo mejor que han dicho de ella?

Ha sido una respuesta pausada y a largo plazo, pero no puedo sentirme más que contento: ha habido bastante gente que la ha leído y le ha gustado (y lo han dicho). En mi web literaria recopilo extractos de las reseñas de los libros, así que, para ser más concreto, te copio aquí un par: «[…] se pueden encontrar paralelismos con el Ekumen de Ursula K. LeGuin. […] Madrigal no da puntada sin hilo y ensambla una estructura invisible sobre la que cabalga, sin mayor artificio, su narración».  (Francisco R. Romero en el diario La Opinión de Málaga); «Historias individuales de crecimiento y superación, en unos jóvenes adolescentes que no comprenden cuanto ocurre con sus vidas, pero que aceptan o se someten a la misión que se les encomienda. […] está enfocada a un lector inteligente, esforzado, que se trabaja la historia. Un perfil que el autor mismo requiere cuando confiesa buscar que su obra, que admite densa, pueda leerse de forma fluida» (Manuel Berlanga, en el fanzine Berserkr).

Volviendo a tu persona, ahora, a una curiosidad de la que me acabo de enterar: ¡has sido juez de la First Lego League 2017 en Málaga! ¿Cómo te liaron para ser juez y cómo se vive una experiencia como esta? ¿En qué consiste la Lego League?

¡Sí! Pues nos liaron a algunos profesores y estudiantes de doctorado a través de un antiguo alumno de la ETSI de Telecomunicación de la UMA, para que evaluáramos in situ el trabajo creativo de alumnos de enseñanzas pre-universitarias con robots educativos, y tengo que decir que fue una experiencia estupenda. Uno está acostumbrado a evaluar alumnos, claro, pero en mi caso de grado/máster/doctorado, y aquí no llegaban a los dieciocho y, muchos eran bastante más pequeños. Lo que me llevo de aquella experiencia es precisamente la cara de satisfacción de los más jóvenes, y lo bien que se prepararon, como auténticos profesionales a pesar de su edad. Una verdadera gozada ver tan buena cantera en cosas relacionadas con la Robótica. 😉   Respondiendo a lo último: la First Lego League es una competición que se hace anualmente en diversos países y, aquí en España, en muchas provincias. Los chavales tienen que prepararse durante unos meses en sus colegios para enfrentarse a distintas pruebas, no sólo los típicos concursos de programar un robot para que salga de un laberinto o recoja y suelte cosas, sino también de exposición en grupo de algún tema. Lo mejor es que lo que presenten tiene que ser una posible aplicación que ellos vean de la Robótica a problemas sociales actuales, como el cambio climático, por ejemplo. La verdad es que no lo conocía previamente y me sorprendió muy gratamente.

Y ahora creo que ha llegado el momento de hacer justicia y hablar de Biblion (proyecto en el que yo misma participé en el pasado, y que siempre pienso en volver a retomar), y más ahora que está tan de moda el famoso Goodreads. ¿Qué es Biblion; cuándo y por qué nació? ¿Cuántas personas estáis involucradas actualmente? ¿Se sigue pudiendo formar parte de él?

Muchas gracias por interesarte por Biblion, ya pensaba que sólo me acordaba de él yo. 😉  Pues mira, empezó siendo lo mismo que ha terminado siendo: nada más que un experimento personal para a) hacer una aplicación web más o menos original y b) poder llevar un registro de mis lecturas de libros. Cuando lo hice (2007) Goodreads no lo conocía casi nadie, al menos en España; a Biblion le incluí posibilidad de intercambiar comentarios entre los libros, calificarlos, hacer listas de los deseos, etc. La verdad es que, aunque tiene muchos usuarios registrados, no ha habido nunca demasiado movimiento en los foros que contiene, y en los últimos años no lo usa mucha gente, así que en lo que es hacerme millonario no tomé el camino correcto. 😛 Pero estoy muy satisfecho (y por eso lo mantengo) porque, aunque es imposible competir con empresas que tienen personal dedicado expresamente al mantenimiento y mejora de este tipo de redes, por no decir promoción (Biblion sólo tiene un diseñador, programador y administrador, y encima a tiempo menos que parcial: yo), me ha servido todos estos años para acordarme de lo que leía y lo que me parecía lo que leía, de forma sencilla, y también a otras personas. Por supuesto, está abierto a nuevas inscripciones: biblion.jafma.net. Mi idea es seguir manteniéndolo todo el tiempo que no me suponga un trabajo imposible de compaginar con todas las demás cosas que me gustan (y siempre que no se produzcan cambios tecnológicos que me requieran adaptaciones importantes, claro).

Como en NGC 3660 pretendemos ser la mar de originales, pregúntate tú mismo (y contesta, por supuesto), algo que nadie ha sacado a relucir y que tú estás interesado en revelar.

Pues mira, se me ocurre contestar a un comentario (que no pregunta) que leí hace un tiempo por ahí, y en el que el autor se lamentaba de que mis libros estaban muy dispersos en editoriales pequeñas a lo largo de muchos años. Tengo que decir que un escritor no profesional raramente puede controlar eso, ni en cuanto al ámbito del tamaño de la editorial ni en cuanto al tiempo. En mi caso, normalmente envío lo que escribo a varias editoriales antes de que una lo acepte, editoriales que son de dimensiones variadas, aunque es cierto que con las grandes rara vez lo he intentado porque asumo que un escritor sin agente ni grandes números de ventas ni tampoco muy proclive a convertirse proactivamente en una marca, como es el caso, lo tiene bastante imposible. Pero también tengo que señalar las partes buenas que tiene esta forma que he escogido de hacer las cosas: es un gustazo moverse en sitios más pequeños y artesanos, que se atrevan con literatura menos convencional y que, a pesar de sus limitaciones, cuiden sus productos no con menos mimo que las grandes. A mí al menos, que no vivo de esto, me compensa mucho, y no puedo estar más contento de la inmensa mayoría de editoriales con las que he trabajado. Además, hoy en día las editoriales pequeñas son imprescindibles para preservar la diversidad, cosa que a las grandes les importa un pito. De cara al lector, para mitigar un poco la dispersión de mis publicaciones, las trato de mantener bastante independientes en el contenido, incluso cuando forman parte de una saga. 😉

¿Puedes hablarnos de algún proyecto futuro?

No me gusta hablar de lo que aún no he terminado porque entonces le pierdo el interés (suelo perder el interés por lo que no tenga misterio), así que lo único que diré es que tengo cosas empezadas pero no terminadas, y que en algún momento en que los otros tres millones de aficiones que quiero llevar para adelante me dejen, las terminaré del todo e intentaré que alguien me las publique. 😉  

A muy corto plazo sí puedo decir algo más: como comentaba antes, a mediados de febrero de este año sale publicado uno de los libros de los que estoy más satisfecho (que ya es decir mucho en mi caso): Flor de hadas en el bolsillo, también en Ediciones El Transbordador y con una edición igual o más cuidada todavía que El Tapiz Invisible (lo digo en serio: está quedando estupenda). Flor de hadas es un libro muy personal, producto de relatos cortos que fui publicando hace algunos años en un blog (El Experimento Phauna) y que ahora están engarzados en una novela bastante peculiar. Lo más cercano al autobombo que soy capaz de decir es que el libro contiene algún texto que, años después de escribirlo, aún seguía siendo un listón que no me sentía capaz de superar.

Las últimas palabras son tuyas.

Pues muchas gracias por la entrevista, por el interés por El tapiz invisible y por tu labor activa en los géneros fantásticos. Al hilo de lo último aprovecharé este espacio para decir una cosa que me ronda la cabeza desde hace tiempo: en un entorno tan pequeño como el de la literatura fantástica en España es especialmente importante no perder la diversidad. Para eso, la labor de las editoriales pequeñas e independientes (y de los sitios como NGC 3660) es importantísimo, porque hoy en día más cosas de las que parecen funcionan bajo el neoliberalismo salvaje, que produce realimentaciones positivas con las que todo acaba siendo lo mismo: se selecciona sólo aquello que vende absolutamente más que lo demás, se ahoga la posibilidad de encontrar caminos nuevos y se desprecia desde el principio a cualquiera que no cumpla el objetivo del éxito comercial. Para amortiguar esto, aparte de las iniciativas editoriales y de comunicación, es también muy necesario que tengamos un tipo de lector concreto (o lectores que, al menos de vez en cuando, se comporten así): el que tiene experiencia no sólo en un género, el que no se deja convencer a priori ni por la popularidad de ningún autor (su imagen de marca) ni por premios ni por campañas de marketing, el que se guía por la curiosidad personal y el afán de encontrar cosas que lo lleven más allá de lo que literariamente conoce. Obviamente tiene que haber lectores de todas clases (por eso hablo de diversidad), pero para preservar lo que impide que acabe siendo todo muy gris es fundamental que estén también los que entienden que leer no es abrir un libro, sino que comprende la aventura de encontrarlo; no estar al tanto de lo último publicado, sino atreverse a adquirir esa pequeña edición olvidada o desconocida que, quizás, despierte dentro cosas que uno no esperaba (y que puede ser un fiasco, también).

En otras palabras: la responsabilidad de cuidar lo que nos gusta recae sobre todos.