LA CIENCIA FICCIÓN EN ESPAÑA – I


Por Florence Behm

I. PANORAMA HISTÓRICO

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INTRODUCCIÓN

Es imprescindible un panorama histórico para así poder apreciar el conjunto y la evolución del movimiento, sus tendencias y componentes sociales o políticos.

Los primeros antecedentes del género en España no son muy frecuentes y parecen dudosos. Algunos los remontan a relatos mitológicos o al siglo XII pero, generalmente, se trata más de relatos quiméricos o utópicos que no pueden relacionarse directamente con la CF. Sin embargo, debe mencionarse el primer viaje a la Luna —por medio del sueño—relatado por un autor español: «Viaje fantástico del gran Piscator de Salamanca» de D. Diego de Torres Villarroel.

Los viajes fantásticos como las utopías de la ilustración son protogéneros de la CF pero si la utopía representa más bien un tipo de literatura optimista, en la CF, se da con más frecuencia la narración anti utópica y pesimista. La utopía sólo tiene un narrador y se presenta como un tratado para criticar, a veces abiertamente, el país. Todavía cree en la posible felicidad del hombre, en la perfección. En todas estas obras, hay componentes fantásticos con intenciones casi siempre satíricas pero carecen de la especulación científica que caracteriza el nacimiento del género. Habrá que esperar hasta el siglo XIX, cuando ciencia y tecnología pasen a convertirse en elementos esenciales de la cultura, para que aparezca este tipo de narración. Sin embargo, debido a los acontecimientos políticos de la primera mitad del siglo XIX, la literatura fantástica no se desarrolló tanto como el realismo o los escritos políticos. Ayer, hoy y mañana de Antonio Flores es una excepción. Esta obra, publicada en 1843, presenta un mundo futuro moderno en que se anticipan tecnologías avanzadas, entre las cuales una se parece al metro que hoy utilizamos. Contiene algunos logros interesantes en el campo social como la abolición de la pena de muerte, la supremacía de la empresa privada o la liberación de la mujer.

A mediados del siglo XIX, empezaban a aparecer en Francia las novelas de Verne e iba a nacer en todos los países tecnológicamente avanzados, la CF propiamente dicha.

 

 LOS AÑOS PIONEROS (FINALES SIGLO XIX-GUERRA CIVIL)   [INDICE]

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A. LOS INICIOS

Los verdaderos fundadores, impregnados por el pensamiento científico de la época son sin duda Julio Verne y H.G. Wells pero, a finales del siglo XIX, la CF nace al mismo tiempo en toda Europa y España no está ausente del cambio que se produce en la literatura fantástica. Frente a la proliferación de obras del género, no faltan las opiniones negativas pero, el cambio progresivo de la calidad, promovido por los mismos cambios sociales y científicos dejará aparecer la verdadera CF.

El elemento utópico se hace menos importante para dejar paso a la acción. Ya no se emplea el sueño como medio de viaje. Se introducen cada vez más componentes científicos y tecnológicos.

LA SUPREMACÍA DE LA POLÍTICA FICCIÓN

La llegada tardía de la CF bajo la forma de la política ficción, literatura marginal perteneciente al mainstream (literatura general), representa la extrapolación de la situación socio-política de la época, o sea de las ideas conservadoras de derecha, con poquísimas excepciones de tono utópico izquierdista. Género más conocido y analizado fuera de la CF, tiene claras intenciones moralizadoras, de crítica o alabanza de ideologías. Son obras en las que el elemento fantacientífico es, a menudo, mero pretexto para dar rienda suelta a las opiniones políticas o filosóficas del escritor.

Uno de los autores más destacados de finales del siglo XIX fue Nilo María Fabra. De su antología Cuentos ilustrados (1895) puede citarse «Cuatro siglos de buen gobierno» que da una de las primeras muestras de ucronía en España, a saber: ¿qué hubiera sucedido si el nieto de los Reyes Católicos no hubiera muerto a los dos años? En casi todos sus relatos, se nota el papel preponderante de la electricidad, culminación en aquella época de los progresos científicos y técnicos. Podemos dar como ejemplo el fantástico viaje de Madrid a la capital argentina por medio, primero del tren eléctrico y luego de un gigante submarino, también impulsado por la electricidad. Tampoco están ausentes las alusiones a otros progresos técnicos. Aparecen fonógrafos, teléfonos e incluso la televisión (telefotoidoscopio) en el cuento «En el planeta Marte» son relatos a veces no exentos de humor y siempre se nota el conservadurismo del escritor. «La locura del anarquismo» muestra ya en su título claras intenciones críticas.

Su segunda antología, publicada en 1897: Presente y futuro, incluye menos relatos fantacientíficos pero destacan algunos como «Teitán el soberbio» o «La guerra de España con los Estados Unidos». El último es una vez más buen ejemplo del conservadurismo y del patriotismo de la época. El ejército que vence el «democratismo adulador de las masas» se compone de«honradas masas rurales refractarias a las ideas disolventes de los presentes tiempos» y a «la plaga del socialismo». Mucho más intransigentes y violentos que Fabra, son los carlistas Domingo Cirici Ventalló y José Arrufat Nestres que satirizan ferozmente la República en La república española de 191 (1911).

En cuanto a las antiutopías del famoso granadino Ángel Ganivet, La conquista del reino de maya por el último conquistador español Pío Cid (1897) y Los trabajos del infatigable creador Pío Cid (1898), anticipan la posterior avalancha de obras satíricas y críticas sobre el tema de la Conquista de América y del colonialismo. Los acontecimientos del 98 se van reflejando por ejemplo en la exaltada novela de Antonio Ledesma Hernández: Canuto Espárrago (1902) en que ataca el «corrompido democratismo liberal».

A principios del siglo XX, el número de los autores de CF se va multiplicando y la temática mantiene sus tonos derechistas y conservadores, incluso en el campo religioso, ampliamente presente a lo largo de la historia de la CF en España. «Elois y morlocks» (1909), relato corto firmado por «Lázaro Clendábims», seudónimo de Carlos Mendizábal y Prunet, aborda entre otras cosas la religión, de manera muy interesante. Especie de continuación de La máquina del tiempo de H.G. Wells, se presenta como una condena del socialismo y materialismo, de la ausencia del sentimiento religioso en una Tierra del siglo XXI. El protagonista preconiza el catolicismo e intenta restablecer cierta paz en una sociedad injusta que ha degenerado.

LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Produjo un gran estremecimiento en toda Europa y dejó sus huellas en la literatura. España, neutral durante el conflicto, conoció sin embargo la división entre partidarios de uno u otro bando. Los primeros relatos que trataron de la guerra siguieron con las intenciones satíricas y políticas que antes existían. Se especulaba en general sobre la victoria alemana y muchos fueron frustrados por el verdadero final de la contienda.

El enorme desarrollo militar, la multiplicación de armas mortíferas… preocuparon a muchos escritores. Sin embargo, los progresos parecían a veces positivos para el futuro: todavía no era el desengaño ni el pesimismo que acarrearía la Segunda Guerra Mundial.

B. LOS PRECURSORES DE LOS AÑOS 20

«CORONEL IGNOTUS»

La década de los 20 vio aparecer una nueva generación de autores de CF entre los que muchos siguieron la línea de Verne.

Uno de los primeros clásicos en España fue el divulgador científico, topógrafo y militar, José de Elola y Gutiérrez, que inauguró su seudónimo «Coronel Ignotus» con una obra basada en los acontecimientos de la Primera Guerra Mundial, titulada El fin de la guerra.

En 1921, Sanz Calleja inicia en Madrid su colección Biblioteca novelesco-científica, dedicada exclusivamente a «Ignotus» que algunos llegarían a considerar el Julio Verne español. Es el primer intento de crear una colección de CF y tiene un resultado ameno en cuanto a la presentación (portadas y dibujos interiores). Quizás lo más representativo de su obra sea la trilogía de los viajes al planeta Venus, en que la científica aragonesa María Josefa Bureba —«Pepeta»— idea la construcción de una inmensa nave estelar. La visión del autor sobre el futuro y la importancia del desarrollo científico son de lo más interesantes. Profetiza inventos como la televisión —teléfoto— o una especie de cinematógrafo con técnicas holográficas —proyecfocopio.

En El amor en el siglo cien otra obra fundamental y de gran moralismo, nos encontramos en una nueva sociedad, con progresos científicos y cambios sociales. Se trata de una sociedad injusta e inmoral, dividida entre «supergozantes» y «parias». Lo peor resulta ser la invención de un científico para extraer energía del amor humano de forma bastante cruel. El final es sin embargo optimista, puesto que una sobrecarga de la energía así obtenida produce un desencadenamiento de amor puro por todo el planeta. Todos entonces se vuelven buenos y fundan una nueva sociedad cristiana —evidentemente— e igualitaria.

En la novela El crimen del Rápido 373, predice el incremento de la criminalidad y de los medios de la policía para luchar contra ella. Dato interesante es la presencia de un Cuerpo de Falangistas en Ibermania, 15 años antes de su fundación real.

La mayoría de sus obras están escritas a la manera de Verne, o sea con especial atención a los modernismos futuros y a la didáctica científica (numerosas notas a pie de página). La acción es pues lenta y hay abundancia de diálogos y digresiones científicas.

El comportamiento de los personajes, a menudo con giros regionalistas, es propio de la década y contrasta con los adelantos técnicos (utilización de la energía solar, geotérmica o incluso atómica). En el campo social, religioso o político, «Ignotus» es un conservador patriota y defiende la idea, muy en boga en la época, de una Federación Hispanoamericana. Critica el comunismo y tiene evidente fobia a todo lo anglosajón. Su antiyanquismo se parece bastante al observado en las obras de Fabra.

«CAPITÁN SIRIUS»

Otro clásico, también perteneciente a la escuela de Verne, Jesús de Aragón y Soldado escribe bajo el seudónimo «Capitán Sirius» para la colección La novela de aventuras de la editorial Juventud. 40 000 kilómetros a bordo del aeroplano Fantasma es su primera publicación y tiene claras influencias de Le tour du monde en 80 jours y Cinq semaines en ballon de Verne.

Empieza luego a escribir novelas más relacionadas con la CF propiamente dicha, con especial atención a la acción. Los conocimientos científicos tienen mucho menor importancia en él que en Verne o «Ignotus», lo que acarrea bastantes errores y la gran diferencia entre «Ignotus» y él es su narrativa más ligera y amena. Privilegia la acción en vez del aspecto didáctico.

Su única obra que transcurre fuera de la atmósfera terrestre, Una extraña aventura de amor en la Luna es una space opera en que el protagonista, y narrador en primera persona, es el famoso astrónomo Camilo Flammarion.

A partir de Los piratas del aire, el estilo verniano se hace menos predominante en beneficio de la aventura y la acción. En esta obra, los protagonistas son ingleses y se nota, a diferencia de la mayoría de los escritores de la época, que «Sirius» no tiene fobia a lo anglosajón. Es sin embargo evidente en toda su obra su conservadurismo político.

«Y UNOS MÁS»

En los años 20, el número de obras fantacientíficas fue aumentando pero en general, los autores sólo tocaban ocasionalmente el género.

A mediados de la década, bajó un tanto el número de obras de CF y en los últimos años, se observó un nuevo interés por los viajes al planeta Marte: Viaje a Marte (1928) del pintor y grabador Modesto Brocos, El secreto de un loco de Benigno Bejarano en que el clásico sabio loco viaja a una civilización ideal en una nave impulsada por el rayo… Los viajes interplanetarios iban siendo asimilados.

Ramón Gómez de la Serna abordó el tema interesante de la energía atómica en El dueño del átomo. En la época, el periodista e ingeniero Carlos Buigas tocó el género con «Bajo las constelaciones (viajes de Gil del Mar)», publicado en la colección de cuentos de Bruguera. Con mucho humor, Wenceslao Fernández Florez describió la rebelión de modernos coches en la sociedad futurista de El hombre que compró un automóvil.

En todas estas obras, no hay aún ninguna influencia norteamericana y si los autores españoles de la época se inspiraron en otros, fue en los escritores franceses como Verne o en italianos como Salgari.

Siguiendo la clara influencia verniana de la década, la literatura de CF fue el reflejo de los adelantos técnicos y científicos pero algunos críticos tacharon estos relatos de elementales y carentes de todo atractivo. Los autores abandonaron casi por completo las críticas políticas exaltadas, continuando siendo fieles sin embargo al conservadurismo.

C. INFLUENCIA DE LA REALIDAD POLÍTICA DE LOS AÑOS 30

Tras el establecimiento de la II República, el día 14 de abril de 1931, aparecieron más obras de CF con temas religiosos y políticos, tratados en clave progresista pero seguía existiendo el conservadurismo ideológico.

«En los seis años de la República, el género alcanzó en España un máximo de popularización» —Cidoncha— y aparecieron los primeros relatos de la CF norteamericana. Pero con la Guerra Civil, la producción de novelas de CF decayó por completo, tanto en la zona nacional como en la republicana.

***

Los inicios de la CF en España fueron ampliamente influidos por la corriente didáctica de Verne y por los acontecimientos políticos de la época. La CF que los autores sólo tocaban ocasionalmente representaba un medio de dar paso a sus ideales políticos y religiosos, a panfletos generalmente conservadores y los escritores iban a seguir tal tendencia en los años posteriores.

El género abordó también el campo del cómic, muy cultivado en Cataluña. Una famosa figura de la época fue el prolífico guionista José Canellas Casals, y en los años 30 llegó el importante personaje norteamericano de Flash Gordon. En el cine, el precursor Segundo de Chomón fue uno de los primeros en producir películas de fantasía y CF como Viaje a la Luna (1903) o El hotel eléctrico (1906)… De las primeras muestras del fantástico en el cine mundial, pueden citarse también Madrid en el año 2000 (1924) de Manuel Noriega y Al Hollywood madrileño, retitulado Lo más español (1927) de Nemesio Sobrevila.

 

EL PATRIOTISMO EXALTADO (AÑOS 40-50)   [INDICE]

A. LA POSGUERRA

Después de la Guerra Civil, se inició un período llamado por Cidoncha Época Imperial. Había un gran entusiasmo entre los nacionalistas que soñaban con recuperar el poder de los siglos XVI y XVII. Se instauró una censura tanto política como religiosa o moral y el puritanismo estuvo presente en España tanto como en todo el mundo. Todo aquello afectó mucho el campo literario y era bastante difícil encontrar alguna obra que tenga que ver con la CF. Parecía haber desaparecido por completo todo tipo de literatura fantacientífica. No obstante, a parte de escasas traducciones, llegaron a aparecer algunas obras en colecciones no especializadas, en general mal distribuidas.

Después de la Segunda Guerra Mundial, volvieron a aparecer traducciones de CF norteamericana y se inició un pequeño cambio a finales de los años 40 con la aparición de nuevas colecciones de aventuras y acción que incluyeron relatos de CF.

B. LAS PRIMERAS COLECCIONES DE LOS AÑOS 50

La década de los 50 fue uno de los momentos más fecundos para la CF. En los EEUU, hubo un boom de los libros, pero en España, aparecieron pocas obras fantacientíficas fuera de las escasas colecciones.

MALLORQUÍ Y LA COLECCIÓN FUTURO (1953-1956)

portadafuturoJosé Mallorquí Figueroa fue lo que se podría llamar un escritor popular. Comenzó como traductor de inglés y abordó todos los géneros antes de dedicarse a la CF. Famoso por ser un prolífico autor de novelas del oeste, uno de sus protagonistas de mayor éxito fue El Coyote.

Después de un viaje a los EEUU, se dio cuenta de la importancia del género y decidió encargarse de una nueva colección, creada especialmente a su intención por Editorial Cliper de Germán y Plaza. Bajo los más diversos seudónimos de consonancia anglosajona, este «Prometeo de la CF ibérica» —Cidoncha— traducía, adaptaba y modificaba relatos y novelas de la época clásica norteamericana de las eras Gernsback y Campbell. Eran tomos de calidad «pulp» (16’11) que tuvieron un éxito de ventas bastante bueno. Protagonista interesante del propio Mallorquí, era el desterrado alienígena superdotado Jan Sith que, gracias a su poderes, arreglaba varias situaciones críticas.

Pero su personaje más famoso, que ocupó varios números de la colección, fue el Capitán de reserva de la Federación Terrestre, Pablo Rido, requerido por el gobierno para resolver problemas difíciles. Personaje en el estilo del «Capitain Future» de Hamilton, «se trataba —según el propio Mallorquí— de un héroe romántico» entre  detective privado y mercenario, que tenía amor a la libertad y a la independencia.

La magnificación de todo lo español era una de las características de la colección. Casi todos sus personajes eran españoles con papeles heroicos y se pronosticaba el éxito para ellos en todos los campos. En Hijo del Sol, son los primeros en llegar a la Luna. Son también los primeros en conquistar Marte en La rebelión de Ichka Sankar, y Venus en Punto de destino Venus. Incluso en El detector ha fracasado, Madrid rehúsa la proposición que le hacen de ser capital mundial y del sistema solar.

Hay en su obra una mentalidad de Guerra Fría muy corriente en aquellos años y su anticomunismo tanto como su odio a los británicos son muy fuertes.

A partir del n° 20, la colección empezó a dejar de lado los relatos cortos para publicar sólo novelas, todavía con temas clásicos de la época dorada. Tras el n° 26, Mallorquí dejó de trabajar para Futuro y la colección desapareció en el  n°34.

En su emocionante artículo en memoria a su padre, publicado en Cyber Fantasy (n°1 invierno 1992), César Mallorquí escribe: «La colección Futuro y Mallorquí fueron los auténticos pioneros de la CF moderna en España».

ENGUÍDANOS Y LA SAGA DE LOS AZNAR. 1953-1958

En 1953, Editorial Valenciana creó Luchadores del Espacio, una colección semanal de serie B o sea de novelas «de a duro». Este tipo de novelitas breves, de pequeño tamaño (15’10,5), dedicadas a la aventura y la acción y dirigidas al público juvenil iban a proliferar y desempeñarían un papel importante en la CF española, representando más de los tres cuartos de la producción española global. Con la serie B, muchos escritores iban a aprender el oficio.

«George H. White», seudónimo de Pascual Enguídanos Usarch, prolífico autor de «Comando» de la misma editorial, fue el iniciador de la nueva colección. Escribió la primera space opera esencialmente española, la Saga de los Aznar, una especie de serie histórico-fantástica que ocupó, de 1953 a 1958, 32 volúmenes de los más de 120 que tuvo la colección.

El simpático aviador de caza Miguel Ángel Aznar de Soto, típico héroe norteamericano, y luego sus descendientes, iban a protagonizar épicos acontecimientos bélicos y toda clase de aventuras.

Enguídanos tenía cierto respeto a la ciencia y la tecnología que trataba con mucha sencillez e ingenuidad. A nivel ideológico, a parte de un gran sentido cristiano, podía destacarse el espíritu maniqueo de cruzada contra el comunismo, habitual dadas las circunstancias políticas y la presencia de la clásica Federación Ibérica.

La serie, que se reeditó a mediados de los años 70 y se prolongó con unos nuevos títulos, fue premiada mejor serie de CF publicada en Europa en la Convención Europea de Bruselas en 1978.

ALAN COMET Y LA COLECCIÓN ROBOT. 1955-1956

Mando, una editorial madrileña, creó una nueva colección de bolsilibros de carácter apocalíptico (guerras, invasiones y otros desastres…), dedicada exclusivamente a «Alan Comet», seudónimo de Enrique Sánchez Pascual. Se publicaron en total 15 números en que el autor abordó los temas clásicos con maniqueísmo y un anticomunismo aún más fuerte que el de Mallorquí. Su obra, en que la religión se oponía a la ciencia —causa de todos los males— representó el prolongamiento de la Época Imperial.

C. EL CÓMIC PROSELITISTA

En la época, la ideología dominante cuidaba todo lo destinado al público infantil y se buscaba la magnificación de todo lo hispano. Esta tendencia que no pudo sentirse mucho en la casi inexistente literatura, pudo aparecer plenamente en el campo de la historieta gráfica, muy desarrollado sobre todo en Cataluña, donde las editoriales eran más vigorosas y numerosas.

Según Cidoncha, «1956 fue un año muy prolífico para el cómic». Siete casas editoriales de Barcelona se mantenían en activo y publicaban una docena de series de CF, generalmente inspiradas en personajes o argumentos norteamericanos —con muchas imitaciones de Flash Gordon—. A finales de la década, hubo cierta saturación del mercado y no aparecieron muchas series nuevas, pero Barcelona seguía siendo la más fuerte y avanzada en el campo gráfico. En Valencia, pocas editoriales dedicaron sus páginas a los cómics de CF, y quizás lo más notable sea la adaptación de la Saga de los Aznar con dibujos de Martín Alonso por Editorial Valenciana a finales de la década.

Un fenómeno interesante fue el éxito del personaje de Diego Valor. En 1953, Radio Madrid empezó a emitir la serie de CF británica Dan Dare, que pronto se hispanizó y totalizó 1 200 emisiones hasta junio de 1958. En 1954, la editorial Cid creaba una colección de cómic dedicada al personaje, que llegó a alcanzar una tirada de 125 000 ejemplares. Madrid era la capital de este mundo futuro en que los personajes eran generalmente españoles y el comandante Diego Valor vivía aventuras en Venus, Marte o Júpiter. El personaje desapareció por completo el 6 de febrero de 1964.

Fue la serie de mayor popularidad de la época y aparecieron incluso discos o juguetes relacionados con ella.

***

Los años 50 en los EEUU, vieron la multiplicación de las revistas especializadas y el período se llamó la Edad Clásica. Después de Hiroshima, se profundizó la reflexión social y los ideales de la CF empezaron a cambiar.

En 1955 y por primera vez en español, apareció la palabra ciencia ficción en la colección argentina Minotauro. En España, llegaban los primeros números de la mítica revista argentina Más Allá que incluía relatos cortos, noticias, cómics, artículos de divulgación científica, cartas de los lectores… y con ella, empezaba formándose un pequeño núcleo de aficionados. La CF alcanzó la popularidad: se encontraban varias series dedicadas al género, colecciones generalmente dedicadas a la aventura y la acción y dirigidas al público juvenil. La ideología dominante era conservadora, y se idealizaba todo lo militar (seudónimos, personajes militares…). Se soñaba con la grandeza y el regeneracionismo hispano, siendo recurrente la presencia de la Federación Ibérica. 

 

EL BOOM DE LAS COLECCIONES (1955-FINALES AÑOS 60)    [INDICE]

A. UNA QUINCENA DE NUEVAS COLECCIONES

Los años 60 representaron un apogeo por la profusión de nuevas colecciones y muchos autores, extranjeros como españoles, llegaron a publicar en España.

La pionera fue la colección de prestigio Nebulae. Reconocida como la primera colección seria de CF en España, empezó a aparecer entre finales de 1954 y principios del año siguiente y publicó un total de 138 números hasta 1969. Colección de Edhasa, dirigida por el ingeniero y gran aficionado Miguel Masriera, cuidaba mucho sus traducciones y en ella se dieron a conocer autores norteamericanos de la «época dorada» como Heinlein o Asimov, pero también franceses, italianos, soviéticos y algunos autores españoles: Ribera, Santos o el publicista y dibujante Valverde Torné.

En 1958, Masriera abandonó la dirección y empezó una nueva etapa. La colección, cuyo propósito era «instruir deleitando», había cambiado su presentación para hacerla más atractiva. Llegó a los años 60 en muy buen estado, pero era relativamente cara para la época: mientras Futuro seguía vendiendo sus novelas a 8 pesetas, Nebulae las vendía a 25.

La llamada «hermana menor» de Nebulae fue la colección barcelonesa Novelas de CF de Cénit. Aparecida en julio de 1960, fue la primera en utilizar el término «ciencia ficción» en su portada y a partir de entonces, la palabra se fue imponiendo. Excepto algunos autores españoles como Ribera o Santos, se dedicó principalmente a publicar franceses de Fleuve Noir y norteamericanos pero se le reprocharon errores en las traducciones. Sin embargo, apareció en ella por primera vez la famosa trilogía de las Fundaciones de Asimov. Con un total de 63 números, desapareció en 1964.

A finales de 1963, crearon nuevas colecciones de CF en Barcelona. La primera, Constelación, de Plaza y Janés, tuvo corta vida puesto que sólo publicó dos títulos. Galaxia, de Ediciones Vértice, nació en octubre del mismo año y contó con 78 números hasta 1969. Parecida a Cénit, dio a conocer a los aficionados muy buenas obras, pero ninguna de autor español. Al mismo tiempo, aparecían las Antologías de novelas de anticipación de Acervo. Colección semestral de lujo con cuidados tomos encuadernados, publicó novelas de autores rusos, franceses, norteamericanos y relatos cortos de 22 españoles. Las traducciones eran muy buenas, pero el precio caro (175 pesetas). Sobrevivió hasta 1974 y contabilizó un total de 20 antologías.

Todavía en Barcelona, Editorial Ferma creó Infinitum a finales de 1965. Publicaba obras de calidad muy variable pero tuvo bastante éxito. Hasta 1968, la colección tuvo más de 40  títulos —12 de escritores españoles.

Por los mismos años, aparecían Realismo Fantástico de Pomaire y Marte XXI de Ediciones Picazo que traducía la colección francesa Fleuve Noir AAnticipation.

En 1967, Ediciones Géminis lanzó sus Selecciones que consistían en traducciones a veces deficientes de Worlds of Tomorrow y Galaxy. Más tarde, publicó también novelas largas pero todas de autores norteamericanos y la colección desapareció en 1969 en el n° 27, tras cinco cambios de formato.

El mismo año, aparecieron la colección de bolsillo Biblioteca de Oro de Molino que editaba novelas largas y antologías de autores extranjeros y Anticipación de Edhasa. Esta última editorial había reeditado los primeros 50 números de Nebulae y había sacado también Selecciones Nebulae. En el 67, publicó también una antología española de relatos cortos de 18 autores.

Por la misma época, Aguilar publicó siete de sus cuidados tomos del Lance Fantástico, de unas 1.300 o 1.500 páginas cada uno, pero eran  reediciones de textos ya conocidos.

Entre 1969 y el año siguiente, la editorial barcelonesa Rumeu publicó seis tomos de la colección Rumeu CF y una lujosa antología norteamericana. Al mismo tiempo, Nova Club de la madrileña Editorial Rollán publicaba 20 títulos de autores españoles en rústica y Lapislázuli de Ediciones 29 sacaba dos números.

En 1970, Carlos Buiza creó la editorial CuentAtrás y la colección Aleph pero sólo sacó 5 números y fue un intento frustrado, de dar a conocer obras de gran calidad literaria.

El aficionado de aquellos años tenía pues a su alcance un gran número de publicaciones, incluso sudamericanas. Dentro de este buen panorama, hay que notar la preponderancia y el vigor de las editoriales barcelonesas.

B. LOS AUTORES Y SUS TEMAS

En los años 60, la aparición en el mercado de numerosos autores extranjeros estimuló también la producción nacional y así se formó el primer grupo de autores españoles más o menos coherentes contando con Carlos Saiz Cidoncha, Juan José Plans, Luis Vigil y otros.

Entre ellos, destacan los catalanes, Domingo Santos —«El autor español»— entonces empleado de banco, que publicó sus primeras novelas en Nebulae y Antonio Ribera, traductor y divulgador del tema de los atlantes y de los ovnis, que publicó también su primera novela larga, El misterio de los hombres-peces, en Nebulae y abordó temas clásicos, generalmente con conservadurismo, como el marciano en El gran poder del espacio y Ellos.

Carlo Frabetti, ensayista, periodista y encargado de las colecciones de CF de Bruguera, escribió algunas obras de CF y llevaría el género al teatro. «Sodomáquina», la obra española de teatro de CF, sin duda de mayor éxito y fama dentro del género, se estrenó en Barcelona en 1969, en la primera HispaCon (convención anual española de CF) y obtuvo el premio a la mejor obra de teatro en la Convención europea (EuroCon) de Bruselas en 1978. En ella aparece un sistema totalitario, opresivo, «una gran Sodoma tecnológica, una gigantesca máquina ciega, de la que cada hombre es engranaje, encaminada a la destrucción». Carlo Frabetti dice que

este mundo es repugnante, pero vale la pena por redimirlo, y cada hombre puede y debe hacerlo. (Mientras un solo hombre ame la libertad, habrá esperanza para todos los hombres).

El dibujante, publicista y divulgador científico Valverde Torné escribió muchos relatos cortos y abordó principalmente temas clásicos como Carlos Buiza, estudiante de Derecho y Filosofía, que escribió interesantes relatos como «Asfalto», premiado y llevado a la pequeña pantalla.

Atienza, cineasta y guionista de televisión, licenciado en Filosofía y Letras, escribió muchos relatos cortos y una docena de textos para Nebulae, para luego dedicarse más al realismo fantástico y a la búsqueda de antiguas civilizaciones mágicas.

Pedro Sánchez Paredes abordó en tono alegórico, simbólico y filosófico, el clásico tema religioso en La ley viva o Siete apocalipsis, con constantes preguntas y críticas.

En cuanto a Tomás Salvador, Premio Nacional de Literatura, publicó La nave en Ancora y Delfín colección no especializada de Editorial Destino, tratando el clásico tema de la nave estelar perdida.

Otro tema muy cultivado en la época fue el post-atómico.

Pero todo ello sólo fue, con varios años de retraso, un pálido reflejo de lo que se hacía en el extranjero.

C. LOS RELATOS CORTOS

Como he dicho anteriormente, el relato corto, poco cultivado en un principio, tuvo bastante éxito durante los años 60. La CF, principalmente literatura de ideas, siempre encontró en los relatos cortos un buen medio para expresarse y las antologías permitieron a muchos escritores formarse, especialmente las famosas de Acervo o Nebulae. Casi todos los escritores antes mencionados escribieron cuentos y tocaron así temas muy diversos. Se inspiraban generalmente en relatos anglosajones de la edad de Oro, pero tenían también giros propiamente hispanos (CF religiosa) y se notaba todavía el conservadurismo político, a veces en contra de los progresos científicos o técnicos.

D. COMIENZOS Y APOGEO DE LA SERIE B

Las baratas novelitas de acción y aventuras de la serie B en que se buscaba principalmente el entretenimiento, se dirigían a los jóvenes. Los personajes carecían de profundidad psicológica, y la intención de las colecciones era didáctica pero sin pretensiones.

A mediados de los años 50 y al mismo tiempo que Nebulae, apareció Espacio, colección quincenal y luego semanal, de Ediciones Toray (Barcelona). Publicaba las clásicas aventuras, guerras y exploraciones con un maniqueísmo y un anticomunismo característicos de la Época Imperial. La colección sacó unos quinientos títulos y en ella, se dieron a conocer nuevos escritores bajo seudónimos anglosajones, tales como Luis García Lecha«Louis G. Milk»— y Clark Carrados que escribió unos 200 títulos. Participó también en ella el ya conocido Enrique Sánchez Pascual.

En 1960, la misma editorial sacaba S.I.P (Spatial International Police) que contaba aventuras de policías muy primarios en escenarios exóticos. Cuatro autores escribían para la colección entre los cuales Alan Comet y Juan Gallardo. Al año siguiente, salía Best-Seller del Espacio con autores franceses, españoles (Calin, Luis García Lecha, Enrique Sánchez Pascual, Valverde Torné…) y norteamericanos poco conocidos. La colección siguió hasta 1963 y desapareció tras la publicación del n° 25.

En 1962, Toray creaba Espacio Extra y en 1966, Espacio CF que tenían mayor extensión de textos y seguían con los clásicos temas de la serie B, sin olvidar el característico beso final. En 1967, Espacio se dividía en Espacio y CF que alternaban su aparición.

Valenciana creó Luchadores del Espacio que editó la Saga de los Aznar y otras mininovelas de Enguídanos. En la colección, colaboraban también otros escritores con seudónimos anglosajones como Santos«Peter Danger»—. Una característica de la colección era su gusto por las series de típicas aventuras del oeste o policíacas en escenarios fantacientíficos, con pocas referencias científicas serias.

El gran auge y la popularidad de la serie B de aquellos años como la formidable labor en este campo de Ediciones Toray son indudables.

***

En los EEUU, el final de la década de los 50 y la primera mitad de la siguiente marcaron una crisis económica para la CF que estalló en siete géneros diferentes.

En España, nacían las primeras editoriales que iban a publicar CF de forma regular. Nebulae y la revista argentina Más Allá iban a tener mucha influencia en la popularidad que el género iba alcanzando. Al nivel ideológico, pese a una dulcificación con la llegada de obras extranjeras, la CF no era aún progresista. Seguía con su conservadurismo habitual y su tendencia religiosa. Sin embargo, el género había salido de la adolescencia.

En aquella época, hubo algo de saturación en el mercado del cómic y se observó una curiosa expansión de los dibujantes españoles al extranjero, principalmente en Francia e Inglaterra.

En cuanto al cinema, las producciones emparentadas con la CF copiaban éxitos extranjeros y eran generalmente subproductos.

 

CRISIS Y TRANSICIÓN (FINALES AÑOS 60-PRINCIPIOS AÑOS 70)   [INDICE]

A. CRISIS

Del 28 de noviembre de 1967 al 26 de febrero de 1968, España estuvo presente en la Primera Exposición General de CF en París y el 28 de febrero de 1968, la Estafeta Literaria dedicó su n° 340 a la CF, con la participación de Santos, Ribera, Vigil, Frabetti y J.J. Plans entre otros. El auge del género parecía eternizarse y todo suponía un prometedor futuro, pero en dos años, iban a desaparecer casi todas las colecciones dedicadas a la CF, incluso en serie B. Por aquellos años, desaparecía también la argentina Minotauro y la única que quedaba era Acervo con sus selecciones.

Pero, felizmente, la transición se iniciaba al mismo tiempo con la aparición de la revista Nueva Dimensión y el futuro auge iba a superar el anteriormente reseñado.

B. TRANSICIÓN

De la resplandeciente época de las colecciones, sólo habían sobrevivido las antologías de Acervo y el panorama no era muy brillante. Hubo muchos intentos frustrados de crear nuevas colecciones y aparecieron obras de CF en colecciones no especializadas. Durante la transición, los relatos cortos fueron más numerosos que las novelas gracias a la labor de Nueva Dimensión.

El elemento decisivo fue el paso progresivo a una CF de aficionados que supieron dar un nuevo empuje al interés por el género y estimularon la publicación. Pero la gran mayoría de obras publicadas seguía siendo de autores norteamericanos. Los temas de tipo clásico iban desapareciendo un poco en beneficio de los intentos de la nueva cosa anglosajona.

Durante aquella época, se notó también un cambio formal en el cómic con la aparición de una nueva generación de dibujantes como Carlos Giménez, que querían encontrar otro tipo de aventuras que las de Flash Gordon. El cinema conoció también años de transición y la producción de tema fantacientífico fue muy escasa. Sin embargo, durante el otoño de 1968, se inició el Festival de cine fantástico de Sitges que decepcionó un poco a los aficionados, resultando dedicado más al fantástico o al terror que a la CF pura.

 

RENACIMIENTO (1970-1975)    [INDICE]

A. EDITORIALES, PUBLICACIONES

En aquellos años, aparecieron nuevas colecciones de CF y el panorama se volvió un poco más esperanzador.

Entre 1967 y 1969, Bruguera publicó tres antologías de literatura fantástica española y compró también los derechos de publicación en castellano de The Magazine of Fantasy and SF. En mayo de 1971, nacieron sus selecciones de la colección Libro Amigo, dirigida por Carlo Frabetti. Se editaron hasta cuarenta números en unos nueve años y las antologías llegaron a cifras de venta realmente excepcionales.

A finales de 1971, apareció Erus, una nueva colección dedicada en parte a la CF (18 títulos), pero con pocas novedades.

En estos años, se publicaron tres antologías sobre el género: Antología española de CF (1972), una selección de Raúl Torres con cuentos de 35 autores españoles, Antología social de CF (1972), a cargo de Carlos Buiza, y Antología de la CF en lengua castellana recopilada por J.A. Salcedo en 1973, con 64 relatos de 22 autores. Al año siguiente, las de Acervo fueron sustituidas por una nueva colección de libros de CF dirigida por Santos.

Se recuperaron los libros de Minotauro y hubo algunas otras publicaciones en colecciones no especializadas o intentos ocasionales de editoriales, como Alianza Editorial, Plaza y JanésEditorial Lumen, por publicar CF. Pero fueron pocas las que editaron obras de españoles.

B. TEMAS RECURRENTES

Durante la época del renacimiento, se conservó la tendencia religiosa, con análisis del fin del mundo… Tema también recurrente fue el de las civilizaciones del futuro, como en Andrea Victrix (1973), de Alorenç Villalonga, que obtuvo el Premio Josep Plá. L’ enquesta del canal 4 de A. Artis Gener, otra novela catalana premiada el año anterior (Premio Sant Jordi 1972) merece atención por su visión pesimista del poder de la televisión. Las sociedades descritas son generalmente alienantes, deshumanizadas o tiránicas y persiguen a los marginados como en Paraíso final de J.J. Plans.

Tema poco abordado durante el período fue, por razones evidentes de censura, la política ficción. Se notó también una mayor preocupación por los hechos científicos que anteriormente.

Apareció en aquella época, uno de los escritores de mayor renombre del género: Gabriel Bermúdez Castillo, con la publicación de su primera antología El mundo Hókun, de buena calidad, pero mal distribuida.

La proliferación de relatos sueltos de temas muy diversos se acentuó porque los autores podían publicar en Acervo o en Nueva Dimensión. Los temas iban de los clásicos (primer contacto, robot, superhombres…) a otros derivados del terror lovecraftiano pero no hubo finalmente muchos intentos de nueva cosa, y la hard-sf tampoco fue muy cultivada. En cuanto al tratamiento del sexo, se pudo notar cierta evolución desde el beso final al estilo de las películas de Hollywood, pero el tema seguía siendo poco corriente.

C. NUEVO EMPUJE DE LA SERIE B

Después de la desaparición de todas las publicaciones de este tipo, Bruguera creó, en mayo de 1970, La Conquista del Espacio que iba a ser la más longeva de este tipo de colecciones. En esta colección quincenal de 10 pesetas, participaron autores que habían trabajado para Toray como Enrique Sánchez Pascual que firmó el primer número de la colección, Enemigos indestructibles, bajo el seudónimo «Marcus Sidéreo». Los argumentos eran los típicos de la serie B pero se deben subrayar los cambios en el tratamiento del sexo y de los idearios políticos, campos que iban a volverse aún más permisivos después de 1975. Dentro de la colección, destacó la serie del Orden estelar de «A. Torkent» (Ángel Torres Quesada), de la que volveré a hablar en la última parte de este trabajo.

En 1974, Editorial Valenciana reeditó la Saga de los Aznar en Luchadores del Espacio.

***

Durante el renacimiento del género en España, la CF alcanzó su madurez en los EEUU. Adulta y de gran calidad literaria, empezó a utilizarse en cursos de lengua y literatura en universidades. Surgieron estudios eruditos sobre el tema y el género alcanzó un reconocimiento insospechado. Dato interesante, la edad del autor en el momento de su primera publicación había aumentado y eso también era un síntoma de madurez que se relacionaba con el desarrollo temático y estilístico. La aparición de mujeres en el mercado anglosajón participó también de ello.

En España, durante la primera mitad de la década se desarrollaron las publicaciones y el aficionismo, gracias a nuevas colecciones y sobre todo a la labor de Nueva Dimensión. Sin embargo, predominaban todavía los autores anglosajones y seguían existiendo problemas con la censura y la administración.

Entre 1971 y 1973 período definido como los años de esplendor del cine fantástico español, se realizaron unas ochenta películas, de entre las que sólo unas pocas eran puramente de CF y a partir de 1974, con la saturación del mercado, la producción empezó a decaer francamente.  

 

APOGEO (1976-1980)    [INDICE]

A. RUPTURA

Tras la muerte de Franco, el 20 de noviembre de 1975, se operó un cambio de los valores hasta ahora dominantes. No desapareció por completo la censura, pero pudo ampliarse el temario y se hicieron también experimentaciones al nivel formal. A principios de 1976, se presagiaba un gran auge y había muchas esperanzas para el género. El éxito de La guerra de las galaxias motivó también el boom de la CF y poco a poco, aparecieron nuevas colecciones.

B. EDITORIALES, PUBLICACIONES

Hubo un brusco florecer de nuevas colecciones con un claro predominio de las traducciones sobre la producción nacional. A parte de la colección de libros de Dronte, seguían las Selecciones de Bruguera que sacó también Nova, dirigida por Carlo Frabetti, de 1976 a 1978,  y que editó 25 números, sin ningún título de autor español.

Acervo dejó de publicar sus antologías en 1975, pero la pequeña editorial, sin muchos medios en comparación con Bruguera, creó una nueva colección de lujo, dirigida por Santos. En 1980, ya había sacado 36 títulos de gran éxito como la Serie de los dragones de A. McCaffrey o de la de Dune de Herbert. Editó también dos novelas de Bermúdez y en 1977, sacó la colección de bolsillo Gaudeamus que no publicó a ningún autor español.

Martínez Roca, la editorial más barata de la época, sacó Super-Ficción en 1976. Se encontró en estrecha competencia con Edhasa en el mercado y tuvo su momento de auge. En 1980, esta colección con portadas de impacto, ya iba por el n° 50. Los cien primeros se dedicaron principalmente a la CF clásica anglosajona y sólo se publicaron una novela de Joan Trigo y una antología de relatos cortos españoles, preparada por Domingo Santos.

Edhasa, su competidora, se encargaba de Minotauro que disponía de una perfecta red de distribución y venta, y se dirigía a un mercado de lectores muy amplio, cuidando mucho sus selecciones y traducciones. A partir de 1980,  empezó a notarse cierta demora en sus novedades. La editorial hizo reaparecer Nebulae que alcanzó 71 títulos con ritmo mensual hasta enero de 1987. Publicaba clásicos anglosajones como Aldiss, Dick o Clarke y la única presencia nacional fue la antología de relatos de Santos en el n° 50.

La única editorial realmente dispuesta a publicar españoles fue la madrileña Espasa Calpe, con su colección Albia Ficción dirigida por Mario León, que entre 1975 y 1976, editó 11 títulos, entre los cuales aparecieron cinco autores nacionales.

A mediados de la década, Edaf creó una colección mensual, dirigida por Manuel Peni. Entre los 27 títulos publicados, fue preponderante la hard-sf y no apareció ningún autor español. Tras el progresivo descenso de su periodicidad, la colección desapareció en 1979.

Por los mismos años, Caralt publicaba antologías y novelas cortas, pero todas de autores extranjeros y generalmente, mal escogidas y traducidas.

Producciones Editoriales se dedicó también al género con las publicaciones anglosajonas de Infinitum, las reediciones de Extra-Ficción o con Star-Books que llegó a incluir obras de estilo nueva cosa.

Durante la segunda mitad de la década de los 70, hubo nuevas colecciones de poca vida y muchas estuvieron mal distribuidas. En 1980, se contaban unas treinta editoriales con colección de CF en Barcelona, catorce en Madrid y una en Valencia, pero muchos autores seguían siendo perfectos desconocidos o tenían la mitad de su obra inédita. Muy a menudo, se observaba un boom de autores como Niven, Clarke o Heinlein, que desaparecía tan pronto como había surgido. Entre estos autores, rentables en su momento, Asimov era el único que tenía y sigue teniendo un éxito permanente.

C. LA TEMÁTICA

Con los acontecimientos políticos, se atenuó la censura y los autores pudieron de nuevo expresar sus ideales ideológicos y criticar personajes públicos. Hubo entonces una especie de explosión de la política ficción y aparecieron varias ucronías cambiando el resultado de la Guerra Civil.

Inspirada en el movimiento extranjero de la nueva cosa, que por poco había acabado con el género y llegó con retraso a España en los años 70, nació la nova-expression, iniciada por Mariano Antolín Rato en Cuando 900 mil machs aprox. Según dice Cidoncha en su tesis, «el estilo de la obra era demencial y ajeno a cualquier medida, con personajes cambiantes y acción ilógica». Otros autores probaron la tendencia, como Jaime Rosal del Castillo, Asís Calonje o Fernando Fuenteamor, y la nova-expression encontró su mayor aliado en el fanzine-revista Zikkurath.[1]

La CF española, no había pasado de un nivel inicial y la temática era principalmente de acción. Pero por la época, aparecieron obras con varios temas en las que se intentó crear un estilo propio. Fue el caso de las novelas de Bermúdez de las que trataremos luego.

Generalmente, los temas seguían siendo clásicos, con características nacionales (filosofía, religión, misticismo, moral…). Por ejemplo, J.A. Zaragoza obtuvo el Premio Nadal en 1980 por Concerto Grosso que tocaba «el tema de las reencarnaciones sucesivas, muy común en la CF española» —Cidoncha—. Tema quizás más clásico fue el post-atómico, que trataron Joan Trigo en Desierto de niebla y ceniza (1978), Solana en Los siervos de la ISSSCO y J.J. Plans en Babel-Dos.

Los cambios políticos impulsaron aún más la literatura catalana y el autor de mayor fama de la época dentro del género fue Manuel de Pedrolo, Premio de honor de las letras catalanas. Escribió unas cincuenta obras, entre las que muchas de CF por la que se interesó sobre todo a partir de 1974.

D. LOS RELATOS CORTOS

En la época, los relatos cortos generalmente no se publicaban de forma profesional —Nueva Dimensión era la única salida de los autores— sino en fanzines.

Los temas eran muy variados. Había los clásicos: robot, guerras y post-atómico, alienación del individuo, contacto con alienígenas (tratamiento a veces moral, como en «La invasión de los BEM» de C. Frabetti), exploración estelar («Cuestión de oportunidades» de Bermúdez), viajes temporales y sus consecuencias («Sangrando correctamente» de Redal y Aguilera)…

El tema religioso se abordaba con un tratamiento más crítico y el Diablo estuvo presente en muchos relatos de este tipo. Un tema nuevo fue el de la música. En cuanto a la nueva cosa, fue en realidad poco cultivada. Tampoco muy corrientes fueron los cuentos de hard-sf o los de superhombres, pero algo sí muy en boga, fue escribir «a la manera de…».

De los relatos cortos de la época, hay que destacar la serie sobre Tierras Vagas de Enrique Lázaro, una de las mayores novedades de aquellos años. Iniciada en 1978, la serie pretendía convertirse en un libro de relatos que no encontró editor, pero Nueva Dimensión los fue publicando casi todos. La gran capacidad imaginativa y el saber hacer literario del autor fueron recompensados por unos premios. «La ciudad cuyo nombre era Lluevemuertos» fue premiado en el concurso de relatos de la HispaCon de 1978 con la mención «al mejor argumento», y «Uu-Aap» fue elegido mejor cuento nacional del año por Zikkurath.

E. LA SERIE B

A partir de 1975, se publicaron en Editorial Valenciana nuevos títulos de la Saga de los Aznar que se reeditaba desde 1957, con algunas renovaciones y modificaciones, conforme con la realidad y los progresos técnicos y científicos de la época. Pero la serie desapareció finalmente, sin explicación, en 1978, en el n° 59.

Con formato, estilo y características propias de la serie B, seguía La Conquista del Espacio de Bruguera, y aparecieron nuevas colecciones como Galaxia 2001 de Ediciones Andinas S.A. en 1976.

F. OTROS MEDIOS DE EXPRESIÓN

Siendo la CF cada vez más conocida, los autores se animaron a utilizar otras técnicas literarias como el verso o el ensayo, al mismo tiempo que las demás manifestaciones artísticas empezaron a interesarse por el tema como la escultura, la pintura o las artes decorativas que, en muchos casos, mezclaron tendencias fantacientíficas con corrientes surrealistas.

En la época, proliferaron los cómics de CF y Toutain Editor, Norma Editorial y Nueva Frontera, las editoriales de mayor importancia en este campo, junto con Vértice o Planet Cómic, publicaron varias revistas y álbumes sobre el tema como 1984, una de las mejores revistas del género.

En el cine fantástico español, las cintas de terror y CF se sucedían y la mayoría se inspiraban en argumentos ya conocidos por los aficionados. El mayor éxito de la época fue la space opera La guerra de las galaxias, de Lucas, que se estrenó en España en 1977. En enero de 1980, tuvo lugar la Primera Muestra Internacional de Cine Imaginario y de CF de la Villa de Madrid —Imagfic— y pese a cambios de programación y varios defectos, pudieron estrenarse entre veinte o treinta películas y varios cortos inéditos. Hubo también ruedas de prensa, mesas redondas, exposiciones… Se consideró un éxito, pese a la predominancia de películas fantásticas o de simple crimen sobre las de CF.

En la televisión, se multiplicaban las series anglosajonas y japonesas. La moda de la CF de tipo La guerra de las galaxias llegaba incluso a concursos infantiles.

En la península, los periódicos se hicieron eco de algunas manifestaciones en torno al género, como las conferencias sobre la CF de J.A. Villanueva, presidente de la SECF y de J.M. Berenguer. Se proyectaron también películas y J.J. Plans y Luis Núñez Ladeveze hablaron de la temática en relación con el cine y la literatura.

El 12 de octubre de 1980, el suplemento dominical de El País dedicaba unas páginas a las ciudades del futuro y la portada simulaba ser un periódico futurista: «El Planeta, diario intergaláctico de los dos soles». En el dominical Libros, se comentaron el número monográfico del fanzine Zikkurath sobre la ficción especulativa en Latinoamérica, y una semana después, el n°117 de Nueva Dimensión. Aparecieron igualmente entrevistas y artículos en El Libro Español, que dedicó su n° 265 de enero de 1980 a la CF.

publicidadmakokind134En Barcelona, una de las más famosas librerías especializadas de la época era Makoki, que contaba con unos 600 o 700 volúmenes de CF —un 20% de las ventas— y un extenso surtido de fantástico y de cómic, que servía de refuerzo económico asegurando el 80% de las ventas. Pero generalmente, casi no existían librerías especializadas y sobrevivían precariamente, mezclando la CF principalmente con cómics.

Las librerías «normales» vendían más libros de ovni y platillos volantes que obras de CF pura, pero dedicaban cada vez más sitio al género y la venta de libros de CF iba aumentando. En la época, podía llegar a representar un 10 o un 15% de las ventas generales en una librería normal. En el campo de la música, también se notó la influencia de la CF, especialmente en la música «pop». Daré como muestra de este interés unos títulos como«Horror en el hipermercado» de Alaska y Los Pegamoides, «La venganza de Cthulhu» de Los Zombies, o «La chica de Plexiglas» «Láser» y «La visión» de El Aviador Dro y sus obreros especializados.

Desde los EEUU, llegaron muchos tipos de manifestaciones paralelas a la literatura de CF, que no tuvieron sin embargo tanto éxito como allí: los caros libros de arte con lujosas ilustraciones, los complejos juegos de guerra para adultos, ambientados en escenarios fantacientíficos… Incluso llegaron a existir tiendas especializadas en juegos de guerra y CF como la barcelonesa Jocplay. La CF había llegado también hasta las máquinas electrónicas de juego y al campo de los juguetes, gracias a las películas de Lucas o a series de televisión.

***

En los EEUU, la CF y el fantástico se habían vuelto rentables para las editoriales y los adelantos ofrecidos a los autores habían aumentado muchísimo, para llegar hasta cifras de millones. La CF había alcanzado un reconocimiento en el mundo académico y un éxito creciente entre el público.

En España, el final de la dictadura había dado un impulso a la literatura y la CF había beneficiado también de ello. Carlo Frabetti comentaba en la HispaCon de 1979 que dentro de lo poco que se leía en España, proporcionalmente, se leía bastante CF.

Los cambios políticos y la demanda de un público ávido de conocer nuevas ideas y de evadirse, habían acarreado un incremento de las ventas y la creación de nuevas colecciones. Habían aparecido temas poco tocados anteriormente como los valores ideológicos, la sexualidad o la religión abordada de manera crítica. Síntoma de madurez y de la buena situación, se había formado un núcleo de autores en torno a Nueva Dimensión: Atienza, Gabriel Bermúdez Castillo, Carlos Buiza, Carlo Frabetti, Enrique Lázaro, Cidoncha, Santos, Ángel Torres Quesada, Joan Trigo, Álvarez Villar

Sin embargo, el predominio extranjero se dejaba sentir y los autores nacionales generalmente sólo encontraban salida en colecciones no especializadas o en fanzines. Mientras la CF española seguía desconocida en el extranjero llegaba una «avalancha» de obras norteamericanas en el mercado español.

Se encontraban entre 10 y 15 publicaciones mensuales, demasiado para el presupuesto del lector de CF y a lo largo de los años, las ventas fueron disminuyendo irremediablemente y los editores disminuyeron el número de títulos en detrimento de los españoles.

 

DEL DECLIVE A LA ESTABILIZACIÓN (LOS AÑOS 80)      [INDICE]

A. CRISIS

A principios de la década de los 80, cuando el término de CF todavía no estaba reconocido por la Real Academia, desaparecieron editoriales como Bruguera y otras colecciones pasaron a una periodicidad irregular o espaciada como las de Acervo o Martínez Roca. Como dicho antes, el agotamiento del lector frente a este mercado sobrecargado se dejaba sentir y había decaído un poco el entusiasmo consecutivo a la muerte de Franco. Al principio, la CF seguía teniendo buena acogida, tanto a nivel literario como cinematográfico o tebeístico, pero pronto, la recesión fue importante en todos los campos.

Además, entre finales de la década de los 70 y principios de la siguiente, murieron varios aficionados y autores como el Doctor A. Álvarez Villar o Jesús Parera Bermúdez, dibujante y coeditor del fanzine Maser.

El golpe más duro fue la desaparición de Nueva Dimensión en uno de los peores momentos de la edición española. Como lo dice Cidoncha, con ello «se anularon casi todos los medios de información e intercomunicación de los aficionados españoles».

 B. EDITORIALES, PUBLICACIONES

Durante la primera mitad de la década, las colecciones que no desaparecieron totalmente se mantuvieron con dificultades.

En febrero de 1980, en su colección de serie B, cuyo primer número había aparecido en mayo de 1970, Bruguera alcanzaba el récord de títulos consecutivos de una misma colección de CF con Huida a las estrellas (n°495) de Ángel Torres. Dos años después, en abril de 1982 y ya en plena recesión, la editorial sacaba la colección Naranja que iba a publicar hasta 15 números. Por la misma época, Adiax, editorial argentina que se había trasladado a España, editaba Fénix, una colección de antologías y novelas extranjeras, de distribución muy irregular.

A finales de la primera mitad de la década, las tres supervivientes eran Edhasa con Nebulae, Acervo con sus lujosos tomos de Acervo C/F y Martínez Roca que seguía con la barata Super Ficción. Esta colección había cambiado de presentación y pasado a la dirección de Alejo Cuervo tras los primeros cien números. La segunda época de la colección fue menos positiva puesto que se publicaron autores de menor renombre.

En 1984, aparecía Gran Super Ficción, de mayor formato (14,5´21,5). Se dedicó sobre todo a la publicación de obras de Asimov, pero lo más notable fue la edición completa de las novelas cortas y de los relatos de los Premios Hugo.

Las dos editoriales que iban a contribuir a la estabilización del género fueron Ultramar y Orbis. En 1982, la primera sacaba la colección Ultramar CF con grandes libros en rústica de unas 400 páginas, con el asesoramiento de Santos que se encargaba también de las traducciones de los grandes éxitos norteamericanos. A partir de 1986, en la colección Grandes éxitos de bolsillo, Santos introdujo a algunos autores españoles como Bermúdez, Ángel Torres Quesada, Redal y Aguilera, Marín Trechera…, lo que fue uno de los mayores esfuerzos editoriales de la época.

En cuanto a Orbis, de 1985 a 1987, sacó unos cien números en Biblioteca de CF dirigida por Virgilio Ortega con el asesoramiento de Santos. Esta colección semanal de quiosco, que tenía una gran tirada, un precio económico y se dedicaba sobre todo a reediciones, logró acercar el género a un público más amplio. En ella aparecieron algunos títulos de autores nacionales como Pedrolo, Rafael Marín, Bermúdez

Después del relativo desierto editorial, renacían nuevas colecciones dedicadas a la CF y el panorama parecía estabilizarse, excepto para la serie B que después de la desaparición de La conquista del Espacio de Bruguera y de Galaxia 2000 de Editorial Delta por el año 1985, había desaparecido por completo del mercado español. A lo largo de la historia del género, la serie B representó algo como el  85 % de la producción global en volumen de la CF española.

En 1986-87, Forum Editorial editaba dos famosas revistas de Davis Publications: Isaac Asimov’s SF Magazine y Analog. Aparecían también dos nuevas colecciones hoy todavía en activo:Libro amigo CF de Ediciones B, dirigida por Miquel Barceló, que alternaba recientes éxitos de autores poco conocidos o inéditos en España, con obras importantes olvidadas de las editoriales y reediciones de clásicos. La segunda era Futuropolis —más de fantasía— dirigida por Francisco Arellano en Miraguano.

C. LA TEMÁTICA

Entre los temas recurrentes, la política ficción había decaído y se trataban más bien temas clásicos como las reencarnaciones sucesivas o la religión abordada de forma crítica, «aunque sin llegar nunca a la negación ni a la sátira» —Cidoncha—. La influencia de Tolkien se dejaba sentir en la fantasía heroica y la CF dirigida a los jóvenes conocía el auge. En 1984, en los EEUU, nacía el cyberpunk, movimiento impregnado por la cibernética y una nueva estética de tipo punk que llegaba a España cinco años después, cuando ya ningún autor aceptaba la etiqueta en el extranjero.

En el campo de los relatos cortos, la desaparición de Nueva Dimensión fue un golpe muy duro. La única salida, era publicar en fanzines sin cobrar nada. Los temas, a parte algunos intentos de nueva cosa, y a veces la presencia de la cuestión sexual, seguían los caminos habituales de guerra nuclear, viajes temporales, exploraciones y aventuras estelares, contactos con extraterrestres…

D. OTROS MEDIOS DE EXPRESIÓN

En 1982, ya se había iniciado el período de decadencia en el mundo del cómic español. Los autores no hacían más que repetirse (superhéroes al estilo de Superman…) y lo único interesante en la época era Creepy, o Zero Cómics que venía de gente nueva, atenta a la calidad. El resultado de esta última publicación era de lo más profesional y participaban en ella Morata y Toni Garcés, portadista de Ultramar y colaborador de fanzines y revistas como Nueva Dimensión.

En medio de una recesión finalmente muy relativa —seguían apareciendo revistas del género— las editoriales publicaban álbumes y algunos cómics aparecían en publicaciones no especializadas.

Por aquaviadoranarquiaellos años, dos festivales de cine se dedicaban al género en España. Sitges ya había decepcionado un poco a los aficionados, dedicándose principalmente al terror. En cuanto al segundo Imagfic, su jurado internacional suponía un reconocimiento importante pero carecía de una buena organización, y en él, se estrenaban muy pocas películas nacionales. En el Imagfic de abril de 1982, de los 50 filmes presentados, apenas unos pocos tenían elementos de CF, y ninguno de ellos era especialmente interesante.

Uno de los grupos musicales que más abordaron el campo fantacientífico fue[2] El Aviador Dro y sus obreros especializados que nació a finales de la década de los 70 y sobrevivió hasta hace poco. «Nuclear sí», su primer disco casi en estilo fanzine, con portada hecha a mano, representaba ya una provocación evidente. Poco a poco, llegó a formar  un grupo muy organizaaviadorordenhumanodo. Utilizaba portadas raras y su sonido de sintetizador se situaba entre el «pop» y la «tecno».

A título de ejemplo, puedo citar algunas canciones como «Alas sobre el mundo», «Selector de frecuencias», «Amor industrial», «Programa en espiral»

Otro grupo también muy destacado fue Radio Futura que se presentó en la HispaCon de 1979 con una serie de conciertos. Siguió con temas de CF hasta mediados de los 80 y el grupo se separó finalmente en el verano del año pasado.

En 1982, salió Navidades radioactivas, una recopilación de trece grupos sobre el tema, tratado medio en serio medio en broma.

Con los comienzos de la Movida, habían surgido varios grupos que en su tiempo abordaron la CF. Mecano también, en sus primeros años, dedicó algunos títulos al género, como «Viaje espacial» o «No pintamos nada», sobre la destrucción del mundo.

Se encontraban también grupos como Oviformia-Sci, Alphaville, Farenheit 451 o La Dama se Esconde que trataba de la obra de Tolkien y sigue grabando.

En la década de los 80, nacieron varios programas de radio dedicados en parte al género como el de Radio Clot, animado por los miembros del fanzine Tránsito.

Datos interesantes fueron el Mes de la CF, organizado por El Corte Inglés, en abril de 1982, durante el que se vendieron todo tipo de material relacionado con el género o el desfile de moda de Paco Casado en la primavera de 1986, denominado Metrópolis: Moda futurista.

***

En los años 80, se observó un incremento de la producción de fantasía, incluso por encima de la producción de títulos de CF, y este género paralelo conoció su período de auge y afianzamiento.

En lo que a CF pura se refiere

Los autores españoles, siempre dejados en segundo término a beneficio de los foráneos, hallaron en esta época su tiempo de mayor dificultad para ver publicadas sus obras —Cidoncha.

Pero a partir de la segunda mitad de la década y más particularmente en el año 1986, hubo un nuevo relanzamiento de la CF con el nacimiento de nuevas colecciones, y el mercado se ajustó poco a poco a las posibilidades de consumo del lector. Con la desaparición de Nueva Dimensión, el papel del aficionado disminuyó considerablemente, y la iniciativa quedó a mano de las editoriales que no publicaron siempre con regularidad las novedades extranjeras, a parte de Asimov.

 

PANORAMA ACTUAL (LOS ÚLTIMOS 5 AÑOS)    [INDICE]

A. EL PEQUEÑO BOOM DE FINALES DE LOS 80 Y PRINCIPIOS DE LOS 90

En los últimos años de la década de los 80, la edición de CF atravesó un período excepcional. Se revitalizaron colecciones veteranas, y nuevas editoriales como Júcar, Valdemar, Destino oTridente se atrevieron a publicar CF.

En 1988, Destino creó Cronos, que desapareció en abril de 1992 ante las bajas ventas, pero no sé si actualmente no habrá resucitado. Se dedicaba a publicar a autores clásicos de renombre, bajo la dirección de Santos, que se encargaba también de Etiqueta futura de Júcar, una colección en rústica, de precio relativamente abordable —1.200 a 2.600 pesetas— con las mismas características.

El mismo año, la barcelonesa Ediciones B creaba Nova, una cara colección de lujo —1.800 a 3.000 pesetas— de presentación muy agradable y exclusivamente dedicada a la CF. Dirigida por Miquel Barceló, la colección se interesaba por autores clásicos y también por nuevos valores. Publicó incluso unas obras de hard-sf, hasta ahora dejadas de lado por las editoriales españolas, y en mayo de 1989, se atrevió a publicar Sagrada de Elia Barceló, una española nunca publicada anteriormente.

A partir de 1991, editó también  los Premios de la UPC y en abril de 1992,  lanzó VIB Very Important Book— una colección bimestral de bolsilibro, de precio asequible, con una tirada inicial de 20.000 ejemplares.

En los primeros años de la década de los 90, Tridente sacaba Pulsar Ficción, una colección en rústica de corte clásico de unas 800 pesetas, ahora parada y Grijalbo publicaba cosas interesantes, aunque mal presentadas.

Entre mediados y finales de 1992, Anaya sacaba La Última Thule, dirigida por Javier Martín Lalanda. La nueva colección de formato atractivo y precio asequible, publicaba obras clásicas, generalmente de fantasía, y de autores de calidad contrastada.

Miraguano, que había sacado Futuropolis —colección en rústica de unas 900 o 1.600 pesetas— a finales de la década anterior, se veía recompensada con la mención del fanzine BEM, por su decidida política de publicar autores nacionales —trilogía de La leyenda del Navegante de Rafael Marín y Salud mortal de Bermúdez, en 1993.

Todavía en 1992, un nuevo grupo editorial se hacía cargo de la antigua Ultramar que había alcanzado ya más de 100 títulos, con su colección de bolsillo en rústica. Premiada en la HispaCon de 1991, había publicado obras de autores españoles que no se habían vendido mal. Se decía que la CF contaba con 3.000 o, según los más optimistas, 5.000 aficionados, pero Ultramar hacía ediciones muy superiores y no sólo las vendía, sino que reeditaba también títulos. El proyecto del nuevo grupo era volver con una colección de CF dirigida por Santos, con precios no tan económicos como antes —800 a 1.500 pesetas—pero en marzo de 1993, todavía no había resucitado. Parece finalmente que ha vuelto a distribuirse este verano.

A partir de finales de 1991, muchas colecciones parecían haber decaído o entrado en parálisis. Futuropolis se había frenado casi en seco, Ultramar tenía problemas financieros y hacía meses que Tridente no sacaba nada. Se decía que Júcar iba a detener su colección de CF, y Edhasa tenía problemas con Nebulae. La colección de Martínez Roca se había vuelto más cara y entonces, los aficionados hubieran preferido ver desaparecer Timun Más, reconocida por todos como la peor de las editoriales. A mediados del año siguiente, la crisis del sector editorial empezaba a notarse y el volumen de títulos disponibles en el mercado iba disminuyendo. A finales de 1992, se creía que Valdemar iba a cerrar todas sus colecciones de CF y fantasía (Tiempo Cero, Gótica,Weird SF, Corvus CF) —parece finalmente que la editorial sigue en activo, pero ha parado las dos últimas colecciones—. Sin embargo, en 1991, Pórtico reseñaba por lo menos unas trece colecciones de CF, y en los dos últimos años, el servicio de prensa de BEM contaba con una veintena de editoriales con colecciones dedicadas al género. Actualmente, aunque circulan rumores de crisis —está mal todo el mundo del libro en España— el panorama no es tan desesperanzador. Varias colecciones antiguas siguen todavía en acción como Minotauro, Acervo o Martínez Roca, y otras más recientes las acompañan.

B. LO QUE SE VENDE Y LAS CONDICIONES DE PUBLICACIÓN

En 1988, en los EEUU, se contabilizaban 1.936 libros publicados en el mercado de la CF y la fantasía, entre los que 1 186 eran novedades y 95, libros de referencia, estudio o crítica. Poco a poco, este boom iría llegando a la península.

En España, siempre resultó ser una apuesta publicar a un autor nacional, dada la reticencia de los lectores, y actualmente, todos se quejan de los problemas editoriales y del estado del género, pero aunque las dificultades de publicación para los españoles sean reales, la CF es un campo que tiene fanzines, varias colecciones, aficionados, y está muy bien en comparación con otros géneros. El BEM de febrero de 1993, titulaba su editorial «1992 fue un buen año» (Premio UPC, publicación en Miraguano de la trilogía de Rafael Marín, centenario de Tolkien, Gadir’ 92, visita de los Haldeman en julio…). Todo no es tan negro como algunos parecen pensarlo.

En los últimos años parece que el mercado ha entrado de nuevo en un período de saturación. Las editoriales, los fanzines y las revistas que se dedican al género son más numerosos, pero el público ya no puede comprar todo lo que se publica y las cifras de venta empiezan a decaer. Con ello, decaen también las tiradas que hace unos quince años podían elevarse a 10.000 ejemplares. En cuanto a este tipo de cifras, me resultó muy difícil saber lo que se vendía exactamente, porque las editoriales mienten por razones administrativas o económicas, y también porque hay que esperar a ver si vuelven ejemplares no vendidos, lo que puede tardar varios meses. Sin embargo, pude acceder por ejemplo a cifras de la editorial Valdemar. Su tirada para un libro de CF extranjero varía entre los 2.500 y 3.000 ejemplares, y si es un éxito, se venden unos 1.500 ejemplares en los dos o cuatro primeros meses de su salida.

En Miraguano, las tiradas de 3.000 han pasado a 2.000, y un autor nacional vende unos 700 ejemplares por título, mientras un escritor extranjero puede vender  1.000 ejemplares o 1.500 si es famoso. El que más se ha vendido, y de lejos, alcanzó los 3.500 o 4.000 ejemplares.

Sobre el total de la CF que se vende en España, las obras nacionales sólo representan un 2% de las ventas, y a la gran nerviosidad de los aficionados, autores como Benítez, Jiménez del Oso o Figueroa, que no escriben verdaderamente CF, llegan a vender más que buenos autores del género. Normalmente, un español se edita por criterios de calidad, y por eso tiene que convencer al fándom de que es bueno.

Entre los autores extranjeros de mayor fama en España, viene primero y de lejos— Asimov. Pohl tuvo su momento de auge en los años 80, Orson Scott Card vende más en los últimos años y sobre todo entre los aficionados, y Clarke también tuvo su importancia, como otros muchos. Algunos títulos en particular, como Dune de Herbert, Crónicas marcianas de Bradbury, o El señor de los anillos de Tolkien siguen vendiendo, y las Crónicas de la dragonlance de M. Weis y T. Hickman, publicadas en la editorial Timun Más, muy mal considerada por los aficionados, se venden bastante bien.

Este abrumador panorama de traducciones siempre condujo a muchos amantes del género a traducir. Así, Santos, Rafael Marín, Solana, Francisco Arellano…, si no pudieron siempre publicar sus obras, contribuyeron a la difusión del género en su país. Pero, siendo la CF considerada como una literatura de segunda fila por los editores, la remuneración de sus traductores siempre fue irrisoria en comparación con otros campos literarios. En general, en España, la traducción de un libro de CF se paga la mitad de lo que se paga a un traductor de literatura general. Por eso, cuando un traductor hace un buen trabajo, se asciende y ya no traduce literatura de género. Por eso también, se notan defectos en muchas traducciones al castellano, aunque haya algunas honrosas excepciones de traductores aficionados a la CF, como los citados anteriormente.

C. OTROS MEDIOS DE EXPRESIÓN

CÓMICS

Actualmente, más de la mitad de la producción de cómics toca más o menos la CF, que sea por presentación o tema.

A. Garcés, el famoso portadista de Ultramar y Júcar, sacó varios álbumes como Museum en Complot o Demasiado humano en Norma Ediciones y en diciembre de 1991, sacaba U, la grieta móvil. En este año de 1991, publicaba regularmente historietas de humor fantástico en la revista El Jueves, con guiones de Nieto, y trabajaba en colaboración con destacados ilustradores internacionales para pasar al cómic diversos relatos de Bradbury.

Otros ilustradores importantes, que no trabajan siempre en el mundo del cómic, son Paco Roca, J. Septién, J. Parera o el famoso V. Segrelles.

El campo de las revistas de cómic dedicadas al género es actualmente bastante bueno y variado, pese a la desaparición de Krasy Cómics, una revista que mostraba cada mes un amplio y detallado panorama.

CINE

Los temas clásicos han mejorado su forma visual pero se les trata todavía de manera elemental. Los primeros años de la nueva década fueron fructíferos en lo que a cine de calidad se refiere, pero, según lo va diciendo C. Aguilar en su estudio sobre el cine fantástico español, «la CF y la fantasía pura apenas han arraigado».

A finales de mayo de 1992, el Departamento de Filología Española, el Departamento de Filosofía con la participación de Cela y el Departamento de Psicología organizaron Jornadas de cine y CF en Palma de Mallorca, bajo el título No Ficció, con la proyección de varias películas del género, exposiciones, discusiones…

Actualmente, se organizan unos pocos festivales de cine de fantástico y CF en España. A parte del de San Sebastián, Sitges se dedica más al terror como ya lo dije, y en el de Valencia, a cargo de jóvenes, se proyectan esencialmente cortos de tendencia fantástica. En cuanto al Imagfic, sigue con las mismas características.

La última película importante del género fue la hispano-francesa Acción mutante, de Alex de la Iglesia, apadrinado por Pedro Almodóvar, que se estrenó a principios de 1993. El argumento transcurre en el año 2012 y en este mundo dominado por niños pijos, Acción mutante, un grupo de minusválidos físicos, quiere acabar con la sociedad que los ha marginado.

Llena de referencias a canciones…, guiños tebeísticos y  cinematográficos, esta película de enorme presupuesto —350 millones— y decorados impresionantes, presentada como la bomba española de la temporada, decepcionó un poco por la «mediocridad del guión y de los diálogos» —Carlos Aguilar.  

RADIO

Los programas de radio en relación con el tema que nos interesa florecen regularmente en las ondas.

El 4 de enero de 1992, el programa Adiós Mr. Chips sobre informática, emitió un interesante coloquio sobre CF e informática, a cargo de Miquel Barceló, Rafael Marín Trechera y Ángel Torres Quesada.

El 13 de julio de 1992, nació un nuevo programa en RKR Radio, emisora Las Rozas (zona norte de Madrid) en 107.8 de la FM. Cómics Connexion, que emitía todos los miércoles a partir de las 22 horas, quería revolver el fándom para que se interesara de forma activa por la CF y la fantasía. El programa se dividía en cinco apartados sobre cómics de superhéroes, cómics europeos, Rol, literatura de CF y fantasía, y actualidad editorial. En febrero del año siguiente, ampliaba sus días de emisión y lanzaba el Primer Concurso de Cómics, Ilustración y Literatura fantástica.

En marzo de 1993, cada viernes y durante una hora, Onda Latina (106.6 de la FM en Madrid) empezó a emitir El merodeador, un programa dedicado a la CF, el terror y sus derivados, abordando cine, literatura, revistas, música, cómics… Potenciando la iniciativa de los particulares, intentaba fomentar el gusto por estos géneros.

PRENSA

En general, los grandes periódicos no se preocupan de la CF y sólo publican una cosa de tanto en tanto, como el Diario de Cádiz que cubrió los actos de la HispaCon de 1992 o El País que dedicó parte de su suplemento Babelia: Revista de cultura del 7 de marzo de 1992 a la CF, con la colaboración de J. Antón y Miquel Barceló.

ENSAYOS 

A lo largo de la historia del género, se escribieron varios ensayos sobre el tema, pero la producción de los mismos nunca fue muy importante.

En los últimos años de la década de los 80, aparecieron dos tesis doctorales sobre la CF. La primera, a la que hice muchas referencias y que fue a lo largo de mi trabajo una impagable fuente de datos, es la de Carlos Cidoncha: La CF como fenómeno de comunicación y de cultura de masas en España. Se proyecta publicar la otra, La visión de la informática en la literatura de SF, del ingeniero y gran aficionado catalán, Miquel Barceló, en Ediciones B, para este año.

Del mismo Miquel Barceló, salió en septiembre de 1990 CF-Guía de lectura, que avisa al lector español sobre las obras más importantes del género que puede encontrar en el mercado, y dedica unas cincuenta páginas a la CF en España.

JUEGOS

Los juegos de Rol representan la última moda que llega del extranjero y se ambientan muy a menudo en universos de CF. Están alcanzando por sí solos unos niveles de aficionismo y una producción insospechados.

Las tiendas o librerías se diversifican, como Miraguano, y las revistas especializadas sobre el tema se multiplican como Líder o Troll que contienen artículos e informaciones sobre estrategia, simulación y Rol. Actualmente, Rafael Marín está preparando un juego de Rol sobre La leyenda del Navegante.

metropoliscomixLIBRERÍAS ESPECIALIZADAS

Las librerías especializadas en CF y fantasía dedican mucho sitio al cómic. En Madrid, estas librerías son bastante numerosas: calle Silva, Quinta Dimensión en San Bernardo… El Aventurero (c/ Toledo), que reserva su primera planta al género, llega a vender un 25% de CF. Pueden encontrarse también libros especializados en Miraguano (calle Hermosilla) o en Librería Internacional (La Vaguada).

libreriacanalesEn la caseta 24 de la Cuesta Moyano, Alfonso Álvarez y, hasta hace unos meses Alfredo Lara, asesoran e informan a los clientes, y pueden buscar material antiguo o descatalogado. Allí las ventas dependen mucho del ambiente, y el primer mes representa el 50% de las ventas, porque se vende sobre todo entre aficionados. Tienen un 40% de libros de CF, fantasía y terror en volumen que representan sólo un 10% de títulos. Para una buena novela extranjera —generalmente dos al año— piden 50 ejemplares y 15 a 25 para una novela normal. A su salida, tenían 15 ejemplares de Salud mortal, la última novela, de Bermúdez. Generalmente, se suele vender por lo menos el doble de novelas extranjeras que de nacionales, lo que no está nada mal en comparación con otras librerías.

publicidadgigameshLa Casa del Libro, la más grande librería española, dedica una buena sección al género, con predominio de la fantasía que cuenta con varias colecciones de lujo. Sobre el medio millón de libros que dicen tener, hay unos 6.000 títulos de CF. No pude obtener cifras recientes dicen que son confidenciales pero en 1980, la CF representaba más o menos un 5% de las ventas globales de esta librería.

Es en Barcelona donde se encuentra la librería especializada más importante de España: Gigamesh, dirigida por Alejo Cuervo.

 

CONCLUSIÓN    [INDICE]

Con este trabajo, quise situar las tendencias y la evolución del mercado de la CF en España hasta nuestros días. Las obras fantacientíficas no pueden asimilarse a documentos históricos, pero reflejan el espíritu, la sensibilidad y la ideología de una época.

En España, el género entró vía colecciones sudamericanas y el interés por la CF  tuvo comienzos tardíos. Además, en su calidad y producción, la CF peninsular siempre estuvo atrás en comparación con el resto del mundo. En los años 30, había colecciones especializadas y el país se encontraba sólo un poco más bajo que los EEUU pero el golpe de la Guerra Civil lo paralizó todo y cuando volvieron a publicarse obras de CF, fueron en su gran mayoría traducciones.

Hasta la década de los 60, la CF española, muy floja en muchos aspectos, se utilizaba esencialmente para defender unos ideales políticos —generalmente conservadores— y llegaban novelas del «pulp» norteamericano, junto con publicaciones de editoriales mejicanas o argentinas.

Las cosas cambiaron a partir del florecimiento de las colecciones especializadas y de la formación de un grupo de autores nacionales en los años 60. A finales de dicha década, el mercado saturado entró en estado de crisis, pero se operó pronto un renacimiento. En los años 70, ya había nacido Nueva Dimensión, con una nueva generación de aficionados, y las editoriales se interesaban en serio por esta literatura que tenía ya un auge considerable en el extranjero.

El final del franquismo impulsó también la producción de literaturas de evasión como la CF, que conoció entonces sus años de mayor esplendor. Sin embargo, hasta mediados de la década de los 80, se editaron principalmente obras anglosajonas. Siempre hubo poco mercado para los autores nacionales, que sólo empezaron a publicar con más regularidad en los últimos diez años. Después de la desaparición de la mítica Nueva Dimensión y de la pequeña recesión editorial de principios de los 80, motivada por cierto desencanto sociopolítico y, una vez más por la saturación del mercado, el género pareció estabilizarse, para llegar incluso hasta otro pequeño boom editorial que ya se ha difuminado, pero el panorama actual no es tan negro como ciertos aficionados parecen pensarlo.

Como se ha visto, la CF en España siempre siguió un proceso de mercado ondulatorio, con períodos de 5 hasta 12 años, alternando sequía y saturación del mercado, según acontecimientos políticos, económicos o editoriales. El problema es que el interés por la CF siempre ha sido una especie de moda momentánea —por una literatura muy a menudo considerada como un subgénero— pese a la existencia de un núcleo de aficionados fijos.

Entre otras cosas, lo que hoy hace falta en España son obras de estudio sobre el género, una crítica que reconozca el interés de la CF y un fándom activo que pueda darle cierto vigor.

hijomuerto

Indice capítulos 

© Copyright de Florence Behm para NGC 3660, Julio 2016

[1] Revista realizada por aficionados. Ver II.

[2] Su principal líder es Servando Caballar.