| T. Huelga Bardo | Ediciones Camelot | CF | 216 págs. | 2019 | 19€ | | |||
| ISBN: 978-8412046304 | | |||
Antes de tan siquiera empezar a reseñar Évole. Los constructores, creo que le debo una disculpa a su Tania Huelga Bardo, su autora. Después de su publicación, a mediados de 2019, Tania me mandó una copia de su novela con una simpática dedicatoria manuscrita en la que quedaba a la espera de mi reseña. Pero a mí, como si ser un procrastinador nato no fuera ya suficiente contrariedad, se me fueron acumulando compromisos, ineludibles (de verdad), que me fueron alejando de la tarea que aquí me compete. Pero aun así he de decir que no hay justificación alguna que valga. Cuando un autor dedica a escribir su obra tanto amor, tiempo y cariño (por no decir el tan bien traído en este caso «sangre, sudor y lágrimas») se merece el mismo trato y respeto por parte de los reseñadores, independientemente de cómo sea después esa reseña. Por eso, y antes de meternos en faena, pido disculpas de nuevo a la autora. ¿Se han leído el primer libro?, ¿a qué esperan? Empezar esta entrega, de cero, sin conocer la anterior es como querer disfrutar plenamente de El mesias de Dune sin haber pasado antes Dune. Ya saben, compren el primer volumen, Évole, y si tienen la oportunidad de leer ambos títulos seguidos descubrirán cuán afortunados son de tener acceso a toda la historia de una tacada. Porque estos dos volúmenes bien podrían haber sido uno solo. Para que se me entienda: se leen mejor juntos, de un tirón, sin la necesidad de tener que esperar dos años entre el primero y el segundo como si de una buena serie se tratara. Y lo digo con conocimiento de causa, porque para escribir esta reseña retomé esa primera historia que hilada con este segundo libro y ambos me han dejado un muy buen poso. Me gustan: me gusta Évole. Los constructores. Mucho. Y de ahí que lo recomiende. Con este segundo volumen, de título Évole. Los constructores, Tania Huelga nos embarca en el conclusivo viaje de los protagonistas de su anterior aventura, Agnos y Évole, obligados a huir de La Ciudad después de haber pasado por una dramática experiencia con los Recién llegados. Y tras un periplo por tierras baldías llegan a Behl, un lugar en las antípodas morales de su hogar de procedencia. Este nuevo territorio está habitado por los Transcisma, cuyos miembros conforman una evolucionada sociedad donde, muy al estilo de la fuga de Logan, la vida y la utilidad del individuo está establecida por ciclos. Se trata de un enclave que tiene lo que algunos entenderían como más altos estándares que una civilización racional debería tener: libertad, sinceridad, amabilidad, serenidad, sobriedad y funcionalidad, basado todo ello en una carencia de prejuicios y una lógica basada en una dialéctica platónica de libro. Un lugar donde el aprendizaje, distinto al modelo que entenderíamos en la versión actual terráquea, lo es todo, ajeno a restricciones y limitaciones que establezcan a posteriori el estatus en sociedad de cada individuo. Pero no se dejen engañar: la perfección no existe ni en la ciencia ficción, si hablamos en lo concerniente a comportamientos humanos. Los protagonistas descubrirán durante su estancia en Behl las verdades ocultas a los habitantes de La Ciudad, como es el caso de los orígenes de ambas civilizaciones, y mediante un sistema avanzado de simultánea consciencia colectiva también descubrirán aliados y detractores en su lucha contra los Recién llegados y sus acólitos los Naogil, lo que los obligará a recorrer un nuevo camino en su cruzada contra los Recién llegados. Qué, entran ganas de saber más, ¿verdad? Pues ya saben, compren, lean, disfruten y además reflexionen, que ese será el poso que les dejará este libro en la conciencia y en la consciencia. P.S. No soy adivino y espero equivocarme, pero creo que nos esperan años de libros y películas basados en plagas, virus, pestes, y demás elementos de género pandémico. Por eso espero que los escritores no olviden este tipo de ciencia ficción que, a modo de espejo, nos enfrenta a la ética de la realidad del día a día, disfrazada siempre de una futurística y ficticia perspectiva. Un espejo donde al final siempre se refleja la dificultad que tenemos como raza humana de mantener el equilibrio entre lo emocional y lo racional. Una balanza que, decidamos lo que decidamos, acaba convirtiéndose en una espada de Damocles para el ser humano. Es nuestro sino. © Copyright de Francisco J. Velázquez para NGC 3660, Marzo 2020 |
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PREMIOS RECIBIDOS
PREMIO IGNOTUS 2008:
Mejor cuento: La apertura Slagar
y mejor web
PREMIO IGNOTUS 2010:
Mejor web