Évole

| T. Huelga Bardo | Ediciones Camelot | CF | 234 págs. | 2017 | 19€ |
| ISBN: 978-8494664540 |

Por Francisco J. Velázquez

Portada Évole

Cualquier lector de ciencia ficción sabe que firma un contrato tácito no escrito entre él y el escritor al empezar a leer su novela: el primero cree como factible el mundo o mundos que el segundo decide narrarle en su historia, así como todo lo novedoso o asombroso que nos fuera revelado o acaeciera durante el transcurso de la misma, y el escritor ha de narrarlo muy bien, pues el lector medio de ciencia ficción siempre será, desde mi modesta y siempre rebatible opinión, un poco más exigente que el lector de otras categorías. Tal vez porque es más difícil innovar en este campo donde todo está tan trillado y porque además nuestra mente suele ir un paso más allá a la hora de cuestionar posibilidades y alternativas.

Bajo esa premisa se ha especulado, desde que el género existe, sobre futuros apocalípticos, encuentros interplanetarios, viajes espacio-temporales, inventos significativos, revoluciones tecnológicas o biológicas que alteran el mundo tal y como lo conocemos, incluso realidades alternativas y así hasta un sinfín de temas que nunca dejarán de asombrarnos por muchos libros que sigamos leyendo. Paradigmas todos ellos que, más allá de la historia narrada, nos exigen reflexionar y/o cuestionar muchas veces nuestra escala de valores, nuestra ética frente a los problemas que la ciencia ficción, como reflejo posible de nuestra sociedad actual, nos plantea.  Évole no iba a ser menos.

La autora, Tania Huelga Bardo, me hizo llegar su libro junto con una carta anexa en la que explicaba su intención de continuar la historia con más libros. Espero que así sea. Me gusta más bien poco que me dejen a medias cuando una historia empieza a resultarme interesante. Espero y deseo también que no se haga de rogar mucho y que dé pronto satisfacción a los muchos lectores que, como yo, nos hemos quedado con la miel en los labios al llegar a la última página de este libro.

Como dije antes este género está muy trillado. Lo novedoso escasea. Casi siempre podemos ver rasgos de otras novelas, películas o series anteriores en todo aquello que pasa por nuestras manos. Me gustaría decir que este no es el caso de Évole, pero mentiría (y no me gusta hacerlo). Percibo, en lo esencial, muchas y muy buenas inspiraciones. Rastros que un buen lector referenciaría en seguida. Pero lo importante en este caso, como en casi todo buen libro, es que la historia es creíble, los personajes además de verosímiles son excitantes, los nudos y giros resultan más que interesantes y deja, como los buenos vinos, buen sabor en el paladar, y ganas de repetir.

La lectura se hace sencilla porque el lenguaje lo es y suele primar el dinamismo frente al detalle. A veces en exceso, si una pega he de ponerle al estilo, haciendo que algunas transiciones dentro de la historia parezcan muy forzadas o precipitadas. La protagonista principal, Évole, es el claro ejemplo de antiheroína a la que los acontecimientos fuerzan a convertirse en heroína de la historia y que es acompañada por un secundario como Agnos que además de enriquecer la trama, permite al escritor disponer de dos narradores con los que generar historias paralelas que confluyan en determinados momentos. Ambos se ven inmersos en una espiral de investigación acerca de las verdaderas intenciones que Los Recién Llegados y sus seguidores los Naogil tienen para los ciudadanos de La Ciudad, perla de la degeneración de toda una sociedad avocada a la autodestrucción.

Paralela a la narración surgen preguntas morales sobre elementos que plantea la historia acerca de sociedades corruptas, manipulación de corrientes de pensamiento, seudo-salvadores de una especie degenerada, usos indebidos de la tecnología, individualidad egoísta frente a generosidad colectiva, y así algunos que otros temas que darían para más de un debate.

¿Qué si recomendaría el libro? Sí, porque aun sabiendo que se trata de una historia seriada que te deja con la rabia de tener que esperar al próximo libro, el volumen tiene valor en sí mismo al introducir de manera muy rica algunos de los elementos más importante de esa futurible historia más grande.

No me gustaría acabar sin hacer hincapié en la importancia de la revisión y corrección ortotipográfica en los libros. Si nos paramos a pensar por un momento en lo difícil que debe ser concebir la idea de un libro, los extenuante que debe ser el escribirlo y lo frustrante que debe ser distribuirlo, los autores y editores deberían dedicarle un pequeño esfuerzo más a revisar más de una vez una primera copia impresa para evitar cualquier despiste o error en él. Quieran a ese libro como si de un hijo suyo se tratara. Un hijo como un proyecto que va más allá de su planificación, mantenimiento y desarrollo, hay que dotarlo del mejor equipamiento para luchar con lo que ha de competir ahí fuera donde hay muchos otros buenos libros y lo que es peor en estos días muchos lectores dispuestos, en esta era digital, a criticar el más nimio de los errores.

© Copyright de Pily Barba para NGC 3660, Junio 2017