| Luis Astolfi | Ed. Por la Tangente | Antología de relatos | 304 págs. | 2006 | | |||
| ISBN: 9788493488901 | 17,10€ en Cyberdark.net | | |||
Por Pily Barba ¿La contraportada de una antología de relatos, donde dice que su autor, Luis Astolfi, es tierno en apariencia, pero duro cuando te muerde? ¿En serio? De acuerdo, ya sé que en realidad se refiere a sus historias, pero tanto da… y la cuestión es que es totalmente cierto. Con el alma dentro (y otros cuentos), es un auténtico compendio de narraciones tiernas —la mayoría desde el principio—, pero inevitablemente duras una vez profundizamos: tiernas, porque rebosan sensibilidad, y duras, porque la gran mayoría nos muestra la auténtica naturaleza del ser humano. Y aunque bien es cierto que no dejaremos de encontrarnos situaciones muy comunes, y también muy dispares, todas ellas, al final, siempre se transformarán en experiencias cercanas. Eso sí, lo curioso es que algunas recurren al mismo tema de siempre —baile, vampiros, religión, niños—, pero todas son distintas entre sí. Y digo yo, ¿no es esa una forma de magia? Pues desgranemos entonces los hechizos. “Club Gricel”, la primera historia, tuve la suerte de leerla antaño en la recopilación Visones 2000 (publicada por la AEFCFT). Ya en aquella época, me quedé prendada: muy, muy prendada. Y de nuevo, recién leída, veo que es imposible no hacerlo: solamente su prosa, atrapa los sentidos sin remedio; te envuelve, te hipnotiza… Y, aun así, aunque este genio de la imaginación transformada en cuentos que es su autor, es capaz de capturar la atención de cualquiera, gracias a esa forma tan íntima que tiene de contarnos sus cosas, “Club Gricel” también lo hace por cuenta propia; a través de una historia fantástica enfocada directa y profusamente en el mundo del tango. ¿Tango? Sí, el tango y todo lo que la práctica de este exótico baile encierra; su sensualidad, su tristeza, el desamor, pero al mismo tiempo la provocación explícita; el contoneo firme de dos cuerpos que se comunican por medio de la música y, de fondo, el ambiente en esos tugurios argentinos tan evocadores: todo esto termina volviendo el alma del lector del revés, recomponiéndola, durante el resto de su lectura, de una tonalidad sugerente pero gris, al menos mientras dura esa música que encierran sus líneas. “La luz de la gran verdad”, el siguiente relato, fue publicado en la antología dedicada a la globalización de Espiral CF. Cuando lo leí en su primera edición, por supuesto volví a quedarme prendada de una aventura sumamente tierna. Y es que nos describe una situación desgraciadamente tan real como la vida misma: un matrimonio que está en las últimas (como tantos otros), y que intentando quemar el último cartucho, decide ir a un país extranjero dispuesto a adoptar a un bebé. Pero qué poco imagina esta pareja lo que allí verán, o qué clase de ser les estará esperando dispuesto a cambiarles la vida. Después llega “Bailando hasta el amanecer”, una historia muy breve sobre vampiros; atípica y curiosa, y divertida, y de las que te hacen sonreír… Otro que también disfruté en el pasado es “Sólo el inocente”, y ya en esa primera lectura, dejó huella en mi mente. Éste, es por fuerza uno de esos cuentos que te quitan el hipo: Aldo, el protagonista, recibe una herencia y para ello no tiene más remedio que viajar a Florencia. Allí se encontrará con una incógnita; aquello que ha heredado. Aparentemente se trata de un simple óleo, cierto, pero vaya con el óleo… “La leña del árbol caído” continúa entregándonos personajes que parecen ser de auténtica carne y de auténtico hueso. La piel y el hueso, por un lado, pertenecen a un padre algo desesperado, y por el otro, a un hijo que, a pesar de su edad, es incapaz de soltar palabra. Ambos, pretenden aislarse del resto del mundo yéndose a vivir al campo, concretamente a una cabaña rodeada del mayor de los lujos: los árboles. Y así, Luis nos hablará sobre el amor de un padre hacia su hijo, pero también de la naturaleza, ¿o es la naturaleza la que nos hablará de lo que opina el autor de ésta, y de nuestro comportamiento para con ella? Sea como fuere, también seremos testigos de la codicia del ser humano, o incluso de su instinto de supervivencia. “De pie no se puede conciliar el sueño”, fue publicado en la compilación Estación Espacial Internacional, una vez más por Espiral CF . Dicho relato, lógicamente de ciencia ficción, no terminó de engatusarme. De acuerdo, tiene una más que aleccionadora moraleja, puesto que trata sobre las minusvalías en el espacio, y, sí, ya sé, es un tema interesante y da qué pensar para rato, pero tras su relectura, desgraciadamente la sensación ha sido la misma. No obstante, “Last song for Lisa Marie”, por el contrario, me ha dejado traumatizada. Así, directamente, y por eso «me he apropiado de él» para NGC 3660. Es un relato bellísimo, donde, lo admito, además de disfrutar de la hermosa historia y de la autenticidad que parece manar de cada línea, se me despertó el morbo de muy mala manera (tras leerlo, me pasé mis buenas dos horitas buscando información sobre Lisa Marie y, cómo no, sobre su querido papá: Elvis Presley). En la narración, seguiremos a dos sombras; la de un coleccionista y manager de grupos musicales, y también la de su amigo, el auténtico narrador. Ambos vuelan directos a una subasta donde, el objeto del deseo, no es ni más ni menos que la última canción que Elvis grabó la misma noche de su muerte. “Lágrimas de ángel” es el siguiente, y está visto que con los ángeles sucede lo mismo que con los demonios o los vampiros: crees que lo has leído todo, y al poco de asomarte aquí, te das cuenta de tu error. En “Lágrimas de ángel” —tan mundano como sutil y etéreo—, he descubierto, por vez primera, la historia más verosímil sobre ángeles que haya leído hasta el momento. Luego viene “Con el alma dentro”, el relato que da título a la selección. Este, trata una bella historia de amor en la que no podemos ni imaginar quién es su protagonista…lo sé, la información es más bien escasita, pero desgraciadamente poco más puedo añadir sin pretender estropear la sorpresa o, incluso, desvelar todo ese dolor que anida en el alma del personaje principal. “Quercus alba” también lo leí anteriormente en Artifex número 8. En él, nos trasladamos a un pintoresco pueblo español persiguiendo a dos amigos, uno de ellos, con los días contados merced a una enfermedad mortal. En “Quercus alba” se dan la mano el misterio, unos personajes aparentemente mágicos, y el mundo del vino… y claro, como es de esperar, conociendo la pasión de Luis por el vino, todo termina estando entremezclado de una forma auténticamente embriagadora. “Para siempre” es el segundo relato de ciencia ficción de la selección. Fue publicado inicialmente en Visiones 2002 (editado como sabéis por AEFCFT), y también tuve la oportunidad de leerlo con anterioridad en dicha antología. “Para siempre” es algo realmente sorprendente, y si no, juzgar por su frase inicial: «La madrugada del día en que mi padre iba a cumplir diez años, vino a buscarme a mi habitación…». ¿Eh? ¿A que sí? Pues siguiendo mi tónica, no me queda otra que dejaros con la incógnita: y es una gran incógnita. Una maravillosa, futurista, dolorosa, premeditada… Por último, tenemos “Cuando fui historia», el tercer relato de ciencia ficción. Cierto es que, como cierre, cualquiera de los títulos anteriormente comentados hubiera servido para poner un más que satisfactorio broche final, pero una vez leído este… En fin, debía cerrar la selección. Su inicio nos da un avance del inminente suicidio de su protagonista: un hombre atormentado por la ausencia de su amada. ¿Y no suena esto simple y rutinario?, ¿trillado? Bien, pues aunque ya desde el principio se nos desvele lo que parece una gran cantidad de información, hasta que no avanza la trama, somos incapaces de imaginar lo que nos espera, y mucho menos averiguar qué es lo que sucedió; el porqué de que este pobre desgraciado se termine viendo en dicha tesitura. Es ciertamente conmovedor… Pero claro, es que da la casualidad de que todo en Con el alma dentro (y otros cuentos) es conmovedor: como bien dice su contraportada, y subrayaba yo al principio, es tierno en apariencia, pero duro al morder. ¿Tierno? Sí, porque constantemente nos obsequia con todo lo humano que encierra nuestro corazón, nuestra mente y nuestra alma. ¿Duro? También, porque la mayoría de las historias son trágicas y raro es que terminen como los cuentos infantiles. ¿Pero no dije ya que Luis Astolfi era un mago? ¿Un increíble mago de la palabra, de la imaginativa, y por supuesto del sentimiento? © Copyright de Pily Barba para NGC 3660, Febrero 2017 |
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PREMIOS RECIBIDOS
PREMIO IGNOTUS 2008:
Mejor cuento: La apertura Slagar
y mejor web
PREMIO IGNOTUS 2010:
Mejor web