Yumi y su banda

| J. Olloqui | Editorial Drakul | Cómic | Ilustraciones: J. Olloqui | 
| ISBN: 978-84-949237-9-1 | 2020 | 182 págs. | 12,30€  |

Por Pily Barba

Portada Yumi y su banda

Yumi y su banda es la aventura más divertida que he leído en muuuuucho tiempo. ¡Verdad verdadera! Fijaos si me lo he pasado bien, que solo he cerrado el libro para poder realizar las tareas más básicas. Las minimísimas. Es decir; tomarme el café de media mañana, comer y tomarme el café de «después» (de comer, se entiende). Y ya. Esas han sido todas las interrupciones. Entre otras cosas porque el nivel de entretenimiento que Yumi y su banda ofrece no me ha dado otra opción: hasta que no he averiguado cómo concluía la última de las correrías de este curioso libro-comic, no he parado. Lo juro. Y qué placer. Y qué risas.

Así pues, la última locura de J. Olloqui, quien (lo sé de buena tinta) se ha metido de lleno en un mundo que, como autor, desconocía por completo, transcurre en una especie de diario o sucesión de pensamientos redactados ni más ni menos que por una niña de diez años. Ahí es nada. Y, efectivamente, lo habéis adivinado: el autor mostoleño (ah, ¿pero que aún no había dicho de dónde es? Pobre hombre), ha cogido carrerilla y se ha lanzado de lleno a… un charco. Uno bien grande y hasta arriba de barro. Pero a pesar del tripazo, os aseguro que ha sabido muy bien cómo dirigirse tanto a humanitos de esa edad, como a adultos (es un decir) que, como es mi caso, están deseosos de mucho cachondeo.

Y volviendo a esas confesiones, en el fondo entrañables y con un lenguaje próximo y creíble, estas nos revelan bien a las claras cómo ven el mundo un par de ojos de una auténtica «pre-púber»;  sus ideas, las más ocurrentes y las más peregrinas, y en general los anhelos de una muchachita que, por otra parte, es bastante particular, porque, a diferencia de la mayoría de las chicas de su edad, ella no quiere ser veterinaria, ni profesora, ni actriz, ni siquiera cantante, y eso que sueña y vive para la música. No. Yumi lo que quiere es ser batería de un grupo de rock. Toma del frasco. Y super famosa. Y rica. Y tener una mega casa, a ser posible en el mismísimo Centro Comercial Xanadú, por lo grande que es el sitio y por lo cerca que está de Móstoles, claro. Esto, ¿pero que aún no había dicho que la cría casualmente es de Móstoles? Pues sí, lo es. Pobre niña…

Como decía, tanto sus pensamientos como sus ocurrencias no dejarán de mostrarnos sino cuán simple y muchas veces absurdo es el comportamiento humano, sobre todo el adulto. Asimismo, las escenas en el cole o en su propia casa nos trasladarán una y otra vez a aquellas vivencias que tuvimos a su misma edad; leeremos sensaciones parecidas a las nuestras y reviviremos situaciones muy locas y divertidas, sí, pero tan tradicionales que nos llenarán de entrañable nostalgia. Por supuesto, recordaremos o simplemente compartiremos ideas de perogrullo, porque otra cosa no, pero la lógica y la simplificación de la mente de Yumi es tan veraz como la de cualquier niña o niño de diez años. Y todo sucederá a golpe de enredo, incluso lo de sacar a colación temas de rabiosa actualidad y, en el fondo, bastante serios. Y, ojito al dato, que la rockera nos lo hiperexplicará perdida por los cerros de Úbeda, o por los que se le antojen, cosa muy común también a esa edad, así como su ingenuidad y autenticidad.

Así pues, casi para concluir, tengo claro que si esto era una prueba, la de darle vida a las correrías de una criaturita de una manera sorprendentemente auténtica y descacharrante, entonces J. Olloqui la ha superado con creces. Porque todo el universo de Yumi es absolutamente maravilloso. To-do. Incluso las ilustraciones que lo acompañan. Unas ilustraciones… agarraos: ¡en alucinante blanco y negro! (lo dice la portada, ¿eh?), que vienen asimismo de esa mente tan poco cuerda como lo es la de Olloqui.

Y ahora ya sí, para terminar, le doy las gracias por este bendito despropósito tanto a su autor como a Editorial Drakul, porque tal vez para ellos no ha sido el momento más adecuado de dar luz verde a este proyecto, no lo sé… pero a aquellos lectores hartos ya de tanta pandemia nos ha venido de perlas. ¡Verdad verdadera!

© Copyright de Pily Barba para NGC 3660, Julio 2020