Teresa P. Mira responde

 

 

Entrevista realizada por José Jorquera

Teresa P. Mira EchevarríaTeresa P. Mira de Echeverría, (Pilar, Buenos Aires, 1971) es una escritora argentina doctora en Filosofía, que trabaja como docente y se dedica a investigar sobre la relación entre ciencia ficción, filosofía y mitología, algo que se refleja muy bien en El tren. Además de esta, Teresa Mira tiene publicadas otras dos novellettes, una antología de relatos y una decena de cuentos distribuidos entre recopilaciones y revistas. Precisamente fue uno de sus relatos, “La Terpsícore”, el que ganó la primera edición del concurso Alucinadas.

¿Cuándo sentiste el impulso de escribir? ¿Cuándo escribes qué pretendes trasladar? ¿Qué hay detrás de cada relato?

Leo desde que tengo memoria. Me crie entre padres lectores así que leer era algo natural para mí, antes de la escuela incluso. Como ellos no tenían restricciones y siempre impulsaron mi libertad, no había «sector prohibido» o inadecuado de la biblioteca, así que de los 9 años de edad en adelante me enganché con los clásicos (Víctor Hugo, Dostoievski, etc.). A los 11 me interesé por la Astronomía y mi papá me regaló 2010, odisea dos de Arthur C. Clarke. Ahí entré en contacto con la ciencia ficción y me enamoré perdidamente. Fue en ese momento en que sentí por primera vez la necesidad de escribir y no sólo leer. De crear esos mundos a medio camino entre los sueños y las posibilidades.

En realidad escribo para mí. Escribo lo que me gustaría leer (algo en lo que coincido plenamente con la opinión del maestro Samuel Delany). Así que supongo que lo primero que traslado son mis gustos, mis intereses y, por lo tanto, probablemente gran parte de mí, de mi consciente y mi inconsciente.

Respecto de la tercera pregunta, en concreto, lo que hay detrás (y espero que no sea detrás sino delante) es la búsqueda de mi voz y mi mirada. De mi punto de vista y de lo que tengo que decir. Y, junto con ello, del cambio de perspectiva de ese punto de vista para que mi voz se perfeccione. Lo que quiero decir es: trato de ver todo el espectro de posibilidades, analizar un tema desde todos los ángulos posibles, desde los que siempre vi y desde los que ni había pensado en encarar. Creo que eso refina mi propia capacidad de comunicar algo como escritora. Y, en lo personal, limpia los supuestos que no había advertido que tenía.

¿Piensas que una buena historia siempre ha de transmitir algo?

Toda historia siempre transmite algo. Buena o mala. Todo acto, toda palabra, todo silencio, todo lo que decimos y hacemos, lo queramos o no, transmite algo.

Con eso en mente, una buena historia no puede no transmitir algo, sino que incluso transmite algo muy importante. Puede que sea un mensaje obvio, puede que se quede incubándose en silencio en la mente del lector. Pero si hablamos de ciencia ficción en concreto, no puede jamás ser complaciente con el statu quo. La ciencia ficción es revolucionaria o no es ciencia ficción.

¿Qué perspectivas o ideas nuevas puede aportar una mujer a la narrativa fantástica y de ficción científica? ¿Existe un feminismo literario?

Las mismas que un varón.

Mujer, varón, asexuado, gender fluid, o cuántas identificaciones uno pueda tener, el ser humano transmite porque es ser humano.

La mujer A puede transmitir cosas muy diferentes de la mujer B; del mismo modo que el varón H puede trasmitir cosas muy diferentes del varón I. Y eso es porque la persona X puede transmitir cosas muy diferentes de la persona Y.

Ahora bien, esa persona ha tenido experiencias de vida diferentes, algunas personalmente diferentes, otras colectivamente diferentes. Un ser humano mujer en Haití no ha tenido las mismas experiencias que un ser humano varón en Francia. Y si un determinado campo de expresión está mayoritariamente ocupado por un grupo específico, lo que el grupo minoritario puede aportar es fabuloso. Es todo un abanico de nuevas posibilidades. Es un aumento en la riqueza del pensamiento con la suma de nuevos puntos de vista. Y cada nuevo punto de vista amplía el horizonte del ser humano.

Sí, claro que existe una literatura feminista, es un hecho histórico. Específicamente en la ciencia ficción es un movimiento con un enorme despegue alrededor de los 60 del siglo pasado, pero viene desde antes, de mucho antes y con otros nombres.

También hay un movimiento queer literario, que es al que yo me acerco más, con el que me identifico.

Y también hay literatura rancia y retrógrada… y encima muy, pero muy mala.

¿Cómo ves el papel de los personajes femeninos en la literatura en general y en la ficción científica en particular?

En la literatura en general, salvo honrosas excepciones, no hay muchos cambios, porque el mainstream sigue las tendencias del mercado y el mercado suele ser muy retrógrado (la mujer-relleno, la mujer-premio, la mujer-espejo, la mujer-motor, la mujer-decorado, etc., etc.). El mundo cambia pero muy lentamente.

En ciencia ficción parece haber un repunte en la calidad de los personajes femeninos. Y hablo en cuanto a la cantidad de obras en la que eso se refleja, ya que ha habido escritoras y escritores que han creado personajes femeninos fabulosos desde hace décadas. Yo creo que la mayor «caída en cuenta» de que la mujer es también un ser humano (y voy a meterme en la famosa polémica de la «justificación de un personaje») radica en que muchos comprendieron que la verdadera libertad de escribir consiste en que el escritor y su narración justifican, por su misma existencia, al personaje; y nunca al revés. O sea, en simple: no hay por qué justificar un personaje. Cualquier intento de justificación implica la no-naturalidad de eso. Y en ciencia ficción y fantasía eso sería una total estupidez.

Dicho esto, sí, creo que las mujeres en la literatura de CF y en manos de algunos excelentes escritorxs, al fin empiezan a parecer mujeres.

Portada El hilo de AriadnaEres escritora, pero también crítica e investigadora de nuestros géneros. Ya nos has contado cómo empezaste a construir tus propias historias, pero, ¿y qué hay de esa labor, por ejemplo, de investigación? ¿En qué campo has profundizado más?

Crítica, no. Nunca. No puedo arrogarme ese derecho. No tengo la formación necesaria para eso.

Investigadora, sí, desde la filosofía. Para mí la ciencia ficción tiene dos vertientes que me interesan mucho. Una consiste en el planteamiento de hechos-límites, es decir, de acontecimientos, seres, mundos, sistemas de creencias, valores morales, sistemas socioeconómicos, concepciones antropológicas, etc. que empujan los límites de lo establecido más allá de las convenciones, de lo dado por hecho en una sociedad, de lo que puede llamarse «el estado de pensamiento» de una época. Y en eso es la hermana gemela de la Filosofía.

Si la filosofía es «amor a la sabiduría» la ciencia ficción sería un «amor apasionado y desenfrenado al conocimiento de lo que está más allá del límite».

El otro aspecto es el de la creación de mitos. Todo mito comenzó alguna vez. Toda historia eterna tuvo una primera persona que la recitó. La historia de Ulises tuvo alguna vez su estreno.

Bueno, los mitos siguen naciendo porque son estructuras simbólicas que intentan, no explicar nada (no son pre-ciencia, en lo absoluto) sino guiar… Decir algo así: «¿Estás angustiado porque pasás de la infancia a la vida adulta? Mirá, millones de humanos, durante miles de años, pasaron por lo mismo, ¿te cuento cómo lo encararon ellos? Pero cuidado, esto no es una receta, es sólo un mapa, tu camino es sólo tuyo y de nadie más».

Por eso, como decía Claude Lévi-Strauss, para matar un mito sólo hay que tomarlo al pie de la letra. Literalizarlo. Un mito nunca dice lo que dice; dice otra cosa, señala, interpreta… ¿Penélope parece el modelo de la mujer que debe quedarse en casa cuidando el hogar y haciendo las tareas mientras su marido corre aventuras? ¡No! Eso es literalizarlo. Penélope es un símbolo. La mujer que, como la araña, como las tres diosas del destino, teje y desteje una mortaja… teje y desteje la vida y la muerte de su esposo. Ese acto es el acto mismo de vivir, el tiempo entre nacer y morir, y ella tiene el telar con el cual estira ese tiempo para que Ulises pueda completar su viaje iniciático. Penélope y Ulises son dos mitades de un mismo ser. Ella es la diosa, ella da vida, nutre y mata. Bueno, eso es interpretar.

Ahora bien, en nuestra época puedo seguir utilizando el centauro (como C. S. Lewis) o el automóvil (como Roger Zelazny). Los dos son símbolos y los escritores lo comprendieron. Uno carga sobre sus espaldas una historia de miles de contextos analizados, el otro es tan actual que ni nos damos cuenta de su dimensión simbólica, salvo la ciencia ficción… o la publicidad.

Una vez más, consciente o inconscientemente la CF crea, y esta vez son símbolos.

En el caso de automóvil, igual que el centauro, el caballo o el motor son la otra parte del ser humano (en algunas culturas y para algunas personas, una parte esencial de sus vidas), su mitad. Pero la fuerza equina, indómita y natural, la que se pintaba en las cuevas prehistóricas, es suplida aquí por la máquina, la eficacia, la propaganda, y el producto del arte (en el sentido amplio de creación) humano. La interpretación ya no es la misma, los efectos de un relato como Narnia u otro como Mad Max son bastante diferentes.

Philip Dick fue quizás el mayor maestro en el conjuro de símbolos contemporáneos: el spray, la basura, las ondas de radio, un carnero artificial, la lotería, una cadena de hamburgueserías…

De todas las publicaciones en las que has colaborado hasta el momento —que han sido un buen puñado (AxxónFicción Científica, miNatura, NM, Opera galáctica, Próxima, Strange HorizonsSuperSonicValinor…)—, ¿en cuál de ellas crees que has tenido una mejor acogida (un mayor número de lecturas o feed-backs)? Y ¿cuál de ellas te ha dado la experiencia más constructiva, humana… de querer repetir y repetir?

No, no, no. No voy a hablar de eso en particular, sería totalmente injusto. He tenido maravillosas experiencias en todas, porque en todas he aprendido algo, de diferentes maneras.

La experiencia más constructiva me la han dado los editores que han sabido guiarme, respetarme, ayudarme, apoyarme, corregirme, abrirme puertas insospechadas, vincularme, etc., etc. Y ellos ya saben quiénes son, se los he dicho en persona.

¿Yo? Pues, claro, quiero seguir siendo publicada. ¿Dónde? En las mejores revistas, como cualquiera (y «mejor» implica muchas cosas porque tiene un rango de espectro MUY amplio).

¿Qué te ha reportado, en un primer momento, el haber sido publicada y estar al alcance de cualquier interesado de manera totalmente gratuita?

Todavía lo hago.

A ver. Creo fervientemente que el que trabaja merece una retribución y que el escritor es un trabajador como cualquier otro.

Ahora bien, yo no ofrecí cuentos míos para ser publicados gratuitamente (o accedí a ello) para ser conocida, como una suerte de “inversión a largo plazo”, sino porque las publicaciones o las personas con las que trabajaba merecían en su momento o merecen aún ese regalo. Cuando un escritor da un cuento para ser publicado, y esto puede sonar arrogante, lo que hace es dar un regalo. Y el editor que edita gratuitamente, también. Y el distribuidor que no cobra por llevar las revistas a un sitio, también. Y los fanzines sin fines de lucro, también. Todos están haciendo un regalo. Detrás de ese trabajo hay tiempo, esfuerzo, profesionalidad puesta al servicio de eso que se intuye se realiza por amor.

Y mientras haya revistas o sitios que lo hagan así, seguiré colaborando con mis humildes regalos (que siempre serán los mejores que pueda hacer).

Pero insisto, el ideal es que la revista sí dé lucro, para que el editor, el distribuidor, el diseñador y también el escritor, reciban el pago que merecen. Y si los astros se alinean, puedan vivir de ello para tener la libertad de escribir más, editar más, etc.

Portada AlucinadasY llegó tu experiencia en Alucinadas (la antología de relatos de ciencia ficción escrita por mujeres), en la que no solo fuiste publicada, sino que tu relato “Terpsícore”, resultó ganador de ese primer certamen. ¿Cómo viviste todo aquello?

Fue muy extraño. Hacía poco que “Memoria” había levantado revuelo en castellano (y, como dice mi santo preferido, Oscar Wilde: «Cuando los críticos difieren, el artista está de acuerdo consigo mismo») y había sido también publicada en inglés… Al fin sentía que tenía una voz propia.

Y entonces llega esta convocatoria. Trabajé en varios cuentos a la vez (suelo trabajar varias historias en paralelo) y finalmente Guillermo, mi marido, me empujó a que presentara “La Terpsícore” que era la que más le había gustado.

Cuando quedé seleccionada fue literalmente un saltar de alegría por todo el departamento (en serio, lo hice). Pero cuando anunciaron que habían elegido mi relato como el ganador, me pareció un milagro.

¿Vieron con quiénes estoy en la antología? Muchas de esas escritoras son verdaderas «gigantes».

En un primer momento era algo así como: el mundo se volvió loco… Luego, con una gratitud como pocas veces había sentido en mi vida.

No queremos dejar “Terpsícore” de lado, háblanos de él, de su concepción. No lo hemos leído aun (aunque puede hacerse de manera totalmente gratuita aquí: http://strangehorizons.com/fiction/la-terpscore/), pero, vista su sinopsis, aparenta ser una historia impresionante. Cuéntanos, cuéntanos, cómo se te ocurrió.

La escribí relativamente rápido. Yo no sé a dónde va una historia cuando comienzo a escribirla (salvo que haya una convocatoria temática). Empiezo por una idea, una frase, una imagen, un aroma, y arranco.

Aquí me cautivó la idea casi zenoniana de viajar sin viajar. Moverse sin mover. Y la posibilidad de que los mundos paralelos brinden versiones paralelas de una persona. Lo ambienté en San Petersburgo porque el contraste de las Noches Blancas y los Días Negros me fascinó desde siempre. Me metí en un mapa turístico y me lo estudié de la A a la Z. Me imaginaba allí (debe ser muy distinto a lo que vi en mi cabeza, claro), pero recorrí virtualmente sus calles. Y luego decidí que la protagonista fuera una persona cuyos paralelos pudieran ser comparables a animales totémicos. Imaginé cuáles serían los míos y los coloqué. Armé cada personalidad con esa imagen y con un sitio en el espacio que me gustaría visitar. Finalmente, coloqué la sombra, el ancla, porque esa imagen la había visto en una ilustración y me perseguía así que dije: «algo debe significar», y se tornó esencial.

El resto salió solo. Parece un cliché pero es cierto, las historias se escriben solas y los personajes te mueven la mano para que los hagas actuar como ellos quieren.

Por último, ¿alguna vez pensaste que “Terpsícore” llegaría tan lejos? Porque ¿no es cierto que ha sido traducida y publicada en Strange Horizons, y, además, considerada por la experta Rachel Cordasco como una historia digna de competir junto al resto de los nominados en la misma categoría a los Premios Hugo?

¿Si lo pensé? No.

¿Si lo soñé? Sí. Es el sueño de todo escritor.

(Y que te digan que podrías haber competido por un Hugo es el piropo más grande que se le puede hacer a un autor de ciencia ficción o fantasía.)

Pero es que hay mucha gente generosa detrás de “La Terpsícore”, gente como Rachel, pero también Lawrence Schimel, un fabuloso escritor y persona, que no sólo la tradujo, la hizo caminar y caminar. Y Cristina Jurado, por Dios, a la que le debo tantísimo. Y mi marido, que me dijo: «Ése es el cuento».

Escribir, por suerte, no es un acto solitario.

Portada El trenEn 2017 aquí en España has arrasado: primero ha sido tu novela corta El tren, publicada por la Editorial Café con Leche, y ahora 10 variaciones sobre el amor con Editorial Cerbero. ¿Cómo se vive esta especie de explosión?

¿Puedo hacer propaganda? Hay un relato mío, “Los reyes muertos”, en la antología internacional Dark Fantasies (que acaba de salir) seleccionada por un grande, Mariano Villarreal (una persona de la que he aprendido mucho, mucho). Así que van tres cosas mías y me parece magia pura todo esto.

El Tren es una novelette amadísima por mí. Jules es un alter ego al que adoro. Y que la gente de Café con Leche lo haya querido publicar, y con el cuidado de edición que se tomaron, y la belleza de producto como objeto en sí que lograron (la tapa de Cecilia García me dejó sin habla, es preciosa); me sentí en la gloria.

Y en cuando Israel Alonso… wow, otro ser humano increíble… me dijo que quería sacar Diez variaciones sobre el amor en España… fue el colmo de la locura. Creo que de tan feliz todavía no reacciono. No me doy cuenta que hay gente leyéndome allí. No me lo creo por momentos. No lo asimilo. Pero estoy muy agradecida y muy feliz.

Lo vivo como: ¡Por Dios, soy una escritora profesional! Y el sueño se hizo realidad…

Lloro, río, hasta tengo ataques de ansiedad a veces.

Volviendo brevemente a tus colaboraciones en publicaciones gratuitas… ¿sigues estando a favor de ello, o tu meta, a partir de ahora, es trabajar siempre con editoriales como Café con Leche o Cerbero y de ahí hasta el infinito y más allá?

Creo que ya lo contesté antes. Las publicaciones gratuitas, y que lo son por una buena razón, siempre serán parte de lo que hago. Es una decisión personal. Es un modo de agradecer también lo recibido.

Portada miNatura¿Si quiero trabajar con editoriales como Cerbero y Café con Leche? Sí, sí y sí. Por supuesto. No sólo porque salen del terreno del trabajo artesanal del fan hacia el del profesionalismo, eso no es lo más importante, sino porque son experiencias maravillosas; porque me ayudan a ser mejor escritora, como cada sitio en el que publiqué. Y sé que si siguiera publicando con otras editoriales de España o de Estados Unidos como fueron Sportula o Palabaristas o Upper Rubber Boots o Strange Horizons, o con otras nuevas de cualquier sitio, me sentiría también feliz.

La suerte que tengo con algunas de estas editoriales es que además de publicar con ellas profesionalmente, he logrado lazos de amistad que trascienden todo.

A día de hoy —que has probado ambos formatos—, qué prefieres, ¿historias de papel o historias electrónicas?

Las dos.

Me encanta el olor del papel y la tinta, “la cosa a la mano” que es el libro impreso. El sueño de la niña de once años…

Y adoro eso de salir en un e-book, de llegar en un instante a las manos de un lector, de superar la barrera de lo físico que a veces (paradójicamente) impide el contacto. De sentirme como si estuviera dentro de Neuromante, bah.

Por el momento solo dispones de novelas cortas o historias largas (novellettes), y antologías de cuentos: ¿tienes previsto «el salto» a la novela propiamente dicha? Por cierto, ¿en qué formato te sientes más cómoda?

Me siento cómoda en el formato del cuento largo, o mejor aún, de las 20.000 palabras para arriba. Pero más que nada en la novela.

Tengo una novela muy experimental publicada, gracias a José Antonio Cordobés Montes, en forma gratuita en el portal Ficción Científica (y con una tapa increíble de Alejandro D’Marco). Su nombre es Lusus Naturae y por suerte cuenta con un promedio de 500 lectores aproximadamente hasta el momento.

Luego tengo terminadas dos novelas más, lo que pasa es que ninguna fue publicada aún pero están siendo vistas en este momento por editoriales.

Y escribiéndose, propiamente (más allá de las proyectadas), hay tres más.

Amo la novela tanto o más que la novelette. Ahora hay que ver qué tan buena soy. La criba la tiene el lector.

Portada WhiteStarCon respecto a Cerbero: Coincidiste en la antología WhiteStar (dedicada al universo de David Bowie y cuyos beneficios van destinados a la asociación contra el cáncer) con el que es ahora tu editor, Israel Alonso. Es decir, ambos pusisteis vuestro granito de arena y os visteis publicadas vuestras respectivas paranoias… ¿fue durante la gestación de la antología cuando entrasteis en contacto el uno con el otro, o ya os conocíais de antes? ¿Cómo surgió vuestra relación y cómo Israel Alonso te hincó el diente y te llevo hasta la guarida de Cerbero?

¡La casamentera literaria es Cristina Jurado!

Ella nos puso en contacto desde antes. Al parecer lo que yo escribía le había gustado a Israel y yo estaba exultante cuando me di cuenta de cuánto le había gustado. Apenas nos conocimos (epistolarmente como en los viejos tiempos, aunque el correo sea electrónico ahora), congeniamos. Para mí es un escritor fabuloso. Como editor es riguroso, leal, crítico, entendedor y, sobre todo, alguien que puede mejorar lo que el autor hace.

Si me quiere contratar como escritora de planta de la editorial Cerbero, firmo ya.

 

 

Y bien, de qué va 10 variaciones sobre el amor? Conociendo, lo reconocemos, de manera más bien superficial lo que escribes, y también los extraños gustos de Editorial Cerbero, no nos creemos que tu antología nos hable solo de amor. ¿Qué tiene de especial? Véndenosla.

No soy vendedora. No puedo vendértela. Sólo contarte de qué se trata.

Es una antología que atraviesa varios años de escritura. Tiene como tema central el amor, claro que sí. El problema es qué entiende por amor el lector o el crítico. Lo que yo entiendo por amor es algo que tan amplio como sea posible. Y, sobre todo, tan liberador como pueda serlo.

El amor es un fenómeno complejo, central en la vida de los seres humanos (para bien o mal, como presencia o ausencia, etc.) es tan vital como aire o el habla. Y por eso es el tema más antiguo de escritura, y quizás el último libro que se escriba antes del fin de los tiempos hable de lo mismo una vez más.

Dentro de esa complejidad, los cuentos intentan abordar el tema desde diferentes ángulos no restrictivos, que no esperan ser originales pero sí auténticos. Amor romántico, falso amor, auto-amor, amor sobre el que se quiere normativizar, falta de amor, el miedo a amar. Formas de expresión como la amistad, el sentimiento filial, la fraternidad, el romanticismo, el idealismo, la entrega. Lo que pueda decirse, lo pueda imaginarse en apenas diez cuentos.

Pero ¿existe algún tipo de amor que haya quedado fuera de este compendio?

Muchos, o no seguiría escribiendo sobre el tema.

En el fondo hay tantos tipos de amor como seres que aman.

El amor posee tantas capacidades de combinación como el carbono, y forma criaturas muy extrañas, evoluciona, se expande y muta.

Intento abarcar lo más que pueda al respecto. Y, mientras tanto, vivirlo.

Y de todas las relaciones amorosas que has desarrollado, ¿con cuál te quedas? ¿Qué especie o cosa te gustaría ser para poder vivirlo en tus propias carnes?

Quien soy. Y me costó mucho aceptarlo.

Quien soy es, en definitiva, la suma de quien fui y quien inventé que fui y quien recuerdo (embustera gigantesca, la memoria), y quien quiero ser, y quien imagino ser, y quien juego a ser, y quien escribo ser en mis personajes.

Ser lo más fluida posible, lo más amplia posible, lo más generosa posible, lo más abierta de mente posible.

Personalmente son gender fluid, y en tanto a mi orientación, bisexual es una forma de decirlo, pansexual podría ser otra.

Teniendo en cuenta el modus operandi de la editorial, muy activa y presente a la mínima que puede en Madrid, Cadiz, Barcelona, ¿cómo será la promoción de la antología? ¿Tienes previsto viajar a España?

No, no puedo. Me encantaría hacerlo pero económicamente eso está fuera de mis posibilidades. Argentina atraviesa un momento de crisis muy grande (y no sólo monetaria, de todo tipo, sobre todo existencial) y la verdad, ¿alguna vez alguien se dedicó a escribir ciencia ficción o estudió filosofía para ser rico?

Adoraría ir, más de la mitad de mis ancestros vienen de España, algunos de mis más queridos amigos están allá, muchos de mis lectores están allá; pero no puedo. Eso no significa que no nos las ingeniemos para que los medios electrónicos me hagan estar presente virtualmente.

Portada Dark Fantasies¿Podrías recomendarnos alguna novela que hayas leído últimamente que te haya enganchado, fascinado o que pienses que deberíamos leer dentro de los tres géneros de la web; terror, fantasía y CF, con especial hincapié en autores nacionales?

Hay un escritor que me fascina y es China Miéville, La ciudad y la ciudad es una obra maestra y es la última de una larga lista de novelas suyas que me quitan el aliento. Me gusta esa capacidad de cruzar fronteras (valga el juego de referencias con el propio argumento del libro) «a lo Zelazny» que no temen ir de lo fantástico a la ciencia ficción, pasando por lo weird, lo más duro y lo más humano… sin fronteras, como debe ser el género.

Si hago el recuento de los autores que me fascinan allí, no paro. Todxs mis colegas de Alucinadas, o de Terra Nova o de Dark Fantasies o de White Star son poderosísimos. Tienen relatos capaces de volar la cabeza de cualquiera. Y podría decirlo por quedar bien, pero sería tan obvio; que no, no es por eso, claro está.

Así que me restrinjo a lo propuesto por la pregunta: «novela» y leída «últimamente». Bien, la última novela que acabo de leer (hay muchas otras, pero están en transcurso de…) es Lobas de Tesalia de Pilar Pedraza: una obra de arte de una escritora y estudiosa que es cumbre en su género.

¿Hay más proyectos que bullan en tu cabeza? ¿Puedes adelantarnos algo en lo que estés trabajando?

Estoy trabajando en varios cuentos y en tres novelas, como dije (claro que priorizo el enfoque). Algunas tienen ya un destino definido y otras se verá. En mi caso lo importante es estar siempre escribiendo algo.

Agradecerte desde NGC 3660 el tomarte el tiempo suficiente para contestarnos, ya que sabemos que tienes una vida bastante ajetreada. Un verdadero placer. Las últimas palabras son tuyas.

Bueno, entonces quisiera expresar mi gratitud. Gracias a ustedes por la entrevista. Gracias a los editores y a la gente de las editoriales y revistas que confían en mí. Gracias a los que difunden lo que hago en sus blogs y por otros medios, en todo el mundo. Gracias, sobre todo a los lectores que completan cada uno de mis trabajos haciéndolos suyos, en ese diálogo que establecemos sin conocernos, a través de cada una de mis narraciones. Y gracias a mis amigos, a mis padres que tanto me enseñaron y a Guillermo, mi marido, esposo, amigo y estrecho colaborador, quien completa mi obra con sus consejos y su amor.