Resolver el enigma de la información contenida en aquel extraño disco dorado les había dejado aturdidos: Otros seres completamente diferentes habían habitado aquel mismo planeta miles de millones de años atrás. Los datos, que especificaban la localización exacta de su mundo, habían regresado finalmente al punto de partida.
El Universo no era infinito, sino circular.
En uno de los laterales del maltrecho artilugio, unos signos, ininteligibles para ellos, esbozaban el nombre «Voyager».
© Copyright de Belén Fernández Crespo para NGC 3660, Enero 2018