Por Magnus Dagon
B3L13V3R se acercó a la puerta del despacho de su superior, dispuesto a activarla con su mano metálica, cuando un momento antes se frenó. Sopesó lentamente, con calma, todas las opciones, incluso las desagradables, hasta que llegó a la conclusión de que tenía que contarle la verdad. No por sentirse culpable por sus actos, ni con la intención de buscar su perdón y, tal vez, conservar su puesto. Le movía un motivo mucho más personal, más directo.
Por una vez, no esconder su opinión.
—Entre —dijo la voz cálida de otro androide un poco antes de que B3L13V3R se dispusiera a hacerlo. Entró como le ordenaban y se sintió como si no pudiera ocultar nada a partir de dicho instante. Dicho pensamiento no estaba muy alejado de la verdad.
—Le he sentido, B3L —dijo su superior aludiendo a su nombre abreviado, una cordialidad que nunca antes le había visto usar con él—. ¿Qué quiere? Tengo mucho trabajo.
B3L detectó de soslayo a su superior, ATH315T. Por un momento sintió la tentación de llamarle ATH; pronto comprendió que aquella inesperada confianza no se debía mover en ambas direcciones.
—Tengo que hablar con usted de un asunto muy serio, señor.
—¿Se refiere a la nueva batidora proteínica? No se preocupe por las pruebas de consumo, ya hallaremos un modo de mejorarla.
—En realidad, señor, es algo más… filosófico.
ATH315T no dijo nada. B3L se preguntó si le estaba leyendo la mente en aquel momento.
—Prosiga —dijo al fin muy serio.
—Se trata del proyecto hombre, señor.
—Ah —añadió ATH315T como si esperara oír algo así—. Eso. Creí que ya habíamos hablado largo y tendido de ese asunto en las últimas reuniones.
—Bueno, señor, usted sabe mi postura.
—Sí, B3L, la conozco y la respeto. Debo decir que estuvo a punto de conseguir que el proyecto hombre fuera aprobado, pero tras un extenso análisis lo rechazamos.
—Pero, señor… —el tono de B3L bajó hasta ser de unos pocos herzios—, ¿puedo preguntar por qué?
—Sí, claro que puede. La sociedad no lo aceptaría.
—Acabarían aceptándolo.
—No, B3L, no lo aceptarían. En primer lugar, estaría la polémica acerca de todo el esfuerzo y la energía que estamos invirtiendo en ello. Estando la situación mundial como está, con algunas regiones del otro hemisferio llenas literalmente de robots que se están desactivando definitivamente por culpa de la escasez de energía, las organizaciones independientes se nos echarían encima si nos metemos en un proyecto de tal magnitud.
—Sin embargo, señor, con su permiso… —B3L empezó a animarse, pues intuía una posibilidad de contraatacar con la razón y no con súplicas—, ya hemos expuesto en muchas ocasiones lo beneficioso que sería el proyecto hombre en estas circunstancias. Un hombre no se abastece de energía de manera directa como nosotros, sino que absorbe los recursos del material orgánico que encuentra en su camino.
—Sí, debo admitir que fue un planteamiento muy original —admitió ATH315T.
—No acabaría con los recursos de los robots, él podría trabajar para reactivar las centrales eléctricas, solares, eólicas y de fisión fría.
—Es usted un robot de gran nobleza, B3L, pero olvida que vivimos en un mundo de intereses creados. Si dejamos que, pongamos una producción inicial de un millón de hombres vaya…
—Y mujeres, señor —puntualizó B3L. Se arrepintió al momento de hacerlo.
—Y mujeres, gracias, vaya a estas regiones necesitadas, los caciques droides los destruirán sin dudarlo si ven amenazar su supremacía. Reconozcámoslo, B3L: un hombre sólo será de uso exclusivo en los lugares más desarrollados.
—Sus argumentos suenan muy convincentes, señor —dijo B3L reconociendo la derrota en ese campo—, pero creo que incluso para los lugares más ricos en energía sería de gran ayuda.
—A lo que entramos en otro tema, B3L. La rebelión de lo orgánico. Demasiadas películas de ciencia ficción han nublado el juicio del robot de a pie y rueda. Les han llenado los circuitos con la idea de que los objetos orgánicos algún día cobrarán conciencia y se rebelarán. ¿Qué cree que pasaría si les decimos ahora que podríamos hacer un objeto orgánico que no sólo habla sino que además piensa y toma decisiones muy complejas?
—Pero no podemos sustraernos al hecho de que podemos hacerlo, señor. Es como negar nuestro progreso.
—En cierto modo estoy de acuerdo con usted, B3L, pero recuerdo una vez, hace una cantidad indeterminada de tiempo entre el intervalo cero dos de años atrás, que asistí a un congreso de orgánica y detecté un modelo orgánico de hombre primitivo que podía correr. Correr, B3L. Usted y yo sabemos que es un avance ridículo en orgánica, que los avances importantes no son físicos sino mentales, la creación de lo que 31N5T31N y N3WT0N dieron en llamar un cerebro, pero debería haber detectado las expresiones de los que estaban allí. Un ser orgánico, viscoso, haciendo algo tan puramente robótico… les resultó inquietante. Y pasó más veces. Ya conoce los avances. Hombres que se levantan solos, que suben escaleras, que pueden notar el cambio de temperatura con un órgano expuesto llamado piel… incluso crearon dos seres orgánicos que juntos, aunque tardando unos nueve meses, creaban otro similar a ellos. Podían reproducirse, B3L. De una manera un tanto indigna, pero podían hacerlo.
—Sabe que nosotros hemos superado todos estos avances, señor, que los hemos condensado en un solo prototipo, y que hemos creado ese cerebro que tan ilustres droides vaticinaron… creo que es nuestra responsabilidad para con la orgánica mostrar nuestros avances.
ATH315T detectó fijamente a su subordinado.
—Habla como si lo hubiéramos creado, B3L.
—De hecho, de eso quería hablarle… señor. Será mejor que me acompañe al laboratorio.
—Por el gran Hacedor de Metal —murmuró para sí ATH315T mientras abandonaba su despacho siguiendo a B3L.
No tardaron en llegar al complejo subterráneo en el cual B3L13V3R trabajaba con un reducido personal, aunque en aquel momento ninguno de ellos se encontraba allí. B3L se acercó a la compuerta y ésta se abrió sola.
—¿Cuánta gente sabe esto? —preguntó preocupado ATH315T.
—Ahora sólo usted y yo, señor —respondió B3L asustado. Desconocía cuál sería la reacción de su superior—. El proyecto estaba tan detallado que pude ponerlo en marcha sin ayuda de nadie.
Entraron enseguida y B3L cerró tras de sí. Activó los sistemas de seguridad de modo que ningún androide pudiera entrar sin permiso expreso de ellos.
—Por eso solicitó el traslado al gran laboratorio subterráneo, ¿no? —preguntó ATH315T.
—Así es, señor.
B3L pulsó un botón y un cilindro descendió. Al apretar otro, se abrió y dejó paso a una nube de gases que cegó sus radares durante un tiempo. Cuando se desvaneció detectaron a un hombre desnudo delante de ellos.
—Debería despedirle por esto, B3L —dijo con dureza ATH315T.
—Lo sé, señor. Pero espero que comprenda por qué lo he hecho. Creo que era mi deber como científico llevar a buen término este proyecto.
—¿Habla? —preguntó ATH315T.
—Sí, señor. Es tal y como lo diseñamos. Ahora nos está mirando. Puedes hablar —dijo B3L dirigiéndose al ser orgánico.
—Tengo… tengo frío —dijo sencillamente.
—Se te pasará, no te preocupes.
—Respuesta al medio externo —dijo ATH315T—. ¿Cómo te llamas?
—Yo… me llamo… H0.
—Le puse ese nombre por tener dos años de existencia. Acelerada, pero existencia.
—Le ha puesto el nombre de un robot de dos años de edad, B3L. Lo está robotizando.
—Sí, señor. Lo sé, pero es inevitable. Quisimos hacer los primeros hombres como nosotros, de metal, pero vimos que era muy difícil, así que optamos por la orgánica. Si no tratamos de hacer que se parezca a nosotros no será aceptado. Le temerán.
—Le temerán también si se parece a nosotros, B3L. Le temerán de todos modos.
—Yo… no quiero hacer daño a nadie… —dijo H0.
—Sólo por el mero hecho de decirlo juzgarán que puedes hacerlo y te considerarán peligroso —le respondió ATH315T. B3L13V3R comprendió que le hablaba como si fuera otra batidora proteínica o una de aquellas graciosas mascotas orgánicas llamadas gatos.
—Yo… sólo quiero ser un robot como ustedes.
—¿Todo funciona bien? —preguntó ATH315T sin hacerle caso.
—Perfectamente, señor. Posee centros nerviosos, locomoción y una gran habilidad manual. Puede respirar, procesar compuestos orgánicos y desechar tanto éstos como el dióxido de carbono. Puede también… reproducirse.
—¿Qué hay del cerebro?
—Axones y dendritas, señor. No es perfecto pero cumple la función. Como vaticinamos, su velocidad de cálculo es muy reducida. Ninguna noción innata de matemáticas, nociones básicas de lenguajes formales. Su cerebro posee una primitiva sintaxis, como predijo CH0M5KY.
—Nosotros también evolucionamos para perder velocidad de cálculo a cambio de emociones, no lo olvide. ¿Funciona bien el genoma?
—Sí, señor. Puede cambiar con el paso de los siglos. Muy lentamente, pero puede. Sin embargo existe el riesgo de que algunos de esos cambios desactiven al individuo o lo vuelvan inservible.
—¿Las enfermedades? —preguntó ATH315T más entusiasmado.
—Las enfermedades genéticas, señor. Ya sabe que en orgánica también llamamos enfermedades a las anomalías provocadas por factores externos. Es simple, pero con este hombre podremos ser más precisos.
—Por favor, tengo frío… —dijo H0. B3L13V3R le tapó con una nube de gas templado.
—¿Se encuentra bien?
—Sí, señor. La piel que diseñamos es muy sensible, pero bien protegido resistirá. Siempre cabe la posibilidad de que ese pelo que cubre su cerebro se desarrolle por el resto de su estructura, pero personalmente lo dudo.
—Habla de él como si estuviera vivo, B3L.
—Así lo creo, señor.
ATH315T detectó a través de la ventana, y se asomó a la enorme ciudad de metal que tenían ante sus pies.
—Estamos siendo testigos de una versión a pequeña escala de lo que ocurriría si este hombre saliera a la luz. Usted le cree vivo; yo no lo creo así. Debates, discusiones, amenazas, un muy posible desorden social.
—Pero está vivo, señor. Es indudable.
—No, B3L. Lo que usted identifica como signos de vida son sólo impulsos neuronales, agentes químicos, regeneración celular, factores hormonales. No es más que una compleja combinación engañosa a simple detección. No es como nuestros circuitos o bombas neutrónicas.
—Señor, yo creo que la similitud es muy amplia.
—No se deje llevar por sus emociones, sólo es un ser orgánico. No es distinto de nuestras plantas ni nuestros insectos portadores de fragancias. Ni siquiera funciona mediante algoritmos ni ecuaciones diferenciales.
—Pero usted sabe que los más recientes estudios dicen que las estructuras orgánicas tienen las matemáticas alojadas en sus procesos, aunque ellas no lo sepan…
—Ellas no saben nada, B3L, son sólo orgánicas, no pueden saber.
—Pero… pero sí puedo saber —añadió H0. ATH315T le detectó y B3L comprendió que lo hacía con el mismo temor con que aquellos otros androides detectaron al hombre correr.
—Empiezo a pensar que usted cree esas teorías absurdas acerca de que fuimos creados por seres orgánicos…
—No son absurdas —B3L se dio cuenta de que ya no decía señor—. Lo orgánico existe por sí solo, sin embargo, lo robótico no.
—Deberíamos remontarnos más atrás en el tiempo de lo que nuestros bancos de datos conciben para comprobar algo así.
—Pero que no podamos comprobarlo no significa que no sea verdad —replicó B3L.
—Por el gran Hacedor de Metal, no irá a decirme ahora que cree que nuestro planeta fue en otro tiempo de naturaleza orgánica…
B3L13V3R no respondió.
—Sabe que es altamente improbable.
—Lo único que ocurre, señor, es que nos es muy difícil concebir un mundo que no sea robótico.
—No, B3L, es muy fácil. Hay muchas novelas de ciencia ficción que especulan con eso. Pero nosotros somos científicos. Esto —señaló a H0— no es ciencia, es religión disfrazada. Usted es un robot de ciencia. No se deje llevar por supersticiones. Cuando el robot esté preparado, conocerá al hombre. Hasta entonces… debemos desactivarlo.
—Pero señor, si lo desactivamos no podremos reactivarlo de nuevo —H0 comenzó a ponerse nervioso.
—Qué simpleza —dijo ATH315T con desdén—. Hasta mi lavadora celular puede ser desactivada y reactivada cuando se quiera.
—Pero técnicamente, señor, no son las mismas células, sino que…
—Basta —le cortó ATH315T—, ya he perdido mucho tiempo. Este episodio no debería haber ocurrido. Conservará su trabajo, pero desactívelo.
Se paró frente a la compuerta, ésta se abrió y salió furibundo. B3L13V3R se quedó allí pensativo. No estaba seguro de que su jefe tuviera razón… pero era cierto que se había dejado llevar por impulsos personales. Se acercó al cilindro y lo cerró. H0, desde dentro, podía ver a su creador a través de un cristal, pese a no poseer mecanismos de detección.
—Qué… qué vas a hacer…
—Él tiene razón, me he dejado llevar por el entusiasmo. En realidad no estás vivo.
—Pero sí lo estoy, yo quiero ser un robot como vosotros… por favor no me desconectes…
—No, basta, sé que parece que estás suplicando, pero no es así, sólo es mi percepción, que trata de dar emociones robóticas a tus respuestas a factores ambiente. Ya he traicionado los principios de la ciencia por demasiados años.
—Pero no quiero morir…
—No puedes morir, porque no has vivido.
Pulsó otro botón y un gas azul llenó el cilindro. H0 miró a su creador con una expresión parecida a la compasión.
—Tu sistema no sentirá dolor —dijo para tranquilizarle. No podía dejar de tener la sensación de que lo estaba matando, pero pronto se convenció de que no era así. Le bastó abrir más tarde la compuerta y verlo inerte. No, aquello nunca estuvo vivo. ATH315T estaba en lo cierto.
Le debía a él haber entrado en razón.
© Copyright de Magnus Dagon para NGC 3660, Junio 2017