Monozuki. La chica zorro

|R.G. Wittener | Carmot Press | Diseño de cubierta: Javier Mateo | Greenpunk |
| ISBN: 978-84-947460-5-5 232 págs. | 2018 | 17,95€ |  

Por José Jorquera

Portada Monozuki. La chica zorro

Nos encontramos ante una novela de fantasía que transcurre en la aldea de Tojimbo, en un Japón feudal imbuido de magia, donde los Kaijus (bestias gigantes) conviven con los seres humanos. Su protagonista, Monozuki, es la aprendiz de vidente, cuya función es la de ser el nexo entre los espíritus de la naturaleza y los seres humanos, como garante de que ambas partes respetan el pacto de no explotación de los recursos naturales a cambio de protección contras sus enemigos: los Maestros del Hierro. La apacible vida de sus habitantes se verá alterada con la llegada de un barco de guerra, el cuál trastocará todo a su alrededor y los forzará a tomar bando en una guerra que puede destruirlo todo.

Hay muchísimas influencias en este libro, la principal es la de Hayao Miyazaki, ya que el exquisito lenguaje descriptivo del autor sumerge al lector como si estuviese dentro de una de sus películas. Los hermosos parajes, el encanto natural y los escenarios de ensueño, hacen recordar a esa visión bucólica del pasado, sin contaminación, con una vida de lo más sencilla. La novela presenta una serie de imágenes de una enorme belleza, como pueda ser el Arroyo de las Libélulas o la Isla Santuario, por poner algunos ejemplos. El Shintō (la religión mayoritaria en Japón) impregna todo el relato de forma bastante evidente, con la peculiaridad de convertir a los Kamis en Kaijus, esos monstruos gigantescos que tanto gustan en el país nipón y con Godzilla como su mayor exponente.

Monozuki. La chica zorro tiene un montón de puntos positivos. La trama está muy bien desarrollada y, aunque en ocasiones sea bastante predecible, se reserva algunas interesantes sorpresas. Las descripciones son sólidas y envolventes y son la principal baza de esta novela. Los personajes son tan cercanos que es difícil no empatizar con ellos hasta sentirte uno más dentro de la aldea de Tojimbo. Monozuki, con su ímpetu juvenil, sus visiones del futuro y el arrojo y valentía que demuestra una y otra vez, hacen de ella un personaje rico en matices. Ella será la encargada de dirigir la narración a través de sus ojos y experiencias vividas, con momentos de tensión los cuales provocarán vértigo y escenas dramáticas que arrancarán lágrimas. Zenko será el encargado de ofrecer los momentos más divertidos, y provocará risas al lector con sus oportunas apariciones y su lengua afilada. La abuela Rin, la vieja vidente, será la voz de la sabiduría y de la calma en estos tiempos tan tempestuosos. Y podría continuar con la totalidad de personajes principales y secundarios, todos ellos bien construidos y desarrollados.

Quiero destacar el poderoso mensaje ecologista de la historia. El paraíso bucólico descrito por R. G. Wittener centrado en la aldea de Tojimbo y sus alrededores, permanece perenne por los acuerdos. La mayoría ve estos acuerdos como algo injusto o que no les permite prosperar como deberían, así que no es difícil encontrar conatos de resistencia o críticas. Los seres humanos conviven con los Kaijus y mantienen unas relaciones un tanto complicadas. Ya sea porque unos actúan como los garantes de que los recursos naturales no son sobre explotados en aras de la sostenibilidad y la supervivencia, mientras que los otros viven de forma alienada y sumisa para evitar el castigo ante cualquier imprudencia. La avaricia, la corrupción son castigadas de forma severa y pueden condenar a muchos por las acciones de unos pocos imprudentes. La ira de los Kaijus es algo temible y pagarán tanto justos como pecadores. Ellos se sienten prisioneros de algo que les parece injusto y descompensado. Este frágil equilibrio será perturbado y los habitantes deberán de hacer una dura elección: respetar o romper esos acuerdos. Y es aquí, precisamente, donde los personajes van evolucionando y ese mensaje ecologista se va desarrollando a través de sus opiniones y deseos. Nadie permanece indemne tras los acontecimientos vividos, y esa idea de cumplir bajo coacción se tornará en una visión de auto-responsabilidad, de cumplir los pactos no por la amenaza de castigo, sino porque es lo mejor para todos. La visión opuesta es la de los Maestros del Hierro, los cuales viven en desiertos tras esquilmar todos y cada uno de sus recursos naturales. Este contrapunto también impactará en los propios personajes y afianzarán sus posturas.

Sobre la edición en papel de Carmot Press, no cabe duda de que es una publicación muy cuidada, elegante y con una maravillosa ilustración de portada, la cual llama eficazmente la atención. ¡Enhorabuena! Como una recomendación personal, se podría añadir un glosario de personajes al final.

¿La recomendaría? ¡Por supuesto!, la novela es una verdadera preciosidad, con un ritmo ágil y en la que el lector tendrá la sensación de ver una película de Hayao Miyazaki donde la aventura y la diversión están aseguradas. Algunas tramas han quedado en el aire y todavía hay misterios por resolver y yo, cautivado ya por Monozuki, espero con impaciencia para seguir disfrutando de sus próximas aventuras. ¿A qué estáis esperando vosotros?

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© Copyright de José Jorquera para NGC 3660, Octubre 2019