El mercader del tiempo


Por J. Javier Arnau

(Versión completa; una versión abreviada se publicó en la revista Tiempos oscuros).

 

INTRO

En el desfase temporal.

Alguien había trastocado todas las corrientes temporales.

Fuimos requeridos, en distintas fases del Tiempo, en ciertas realidades alternativas. Procedíamos de diferentes sociedades, distintos mundos, diversos tiempos.

No nos conocíamos.

Éramos amigos de toda la vida.

El recuerdo de nuestros días pasados juntos se superponía a las presentaciones realizadas por primera vez…

 

Evidentemente, el Tiempo se había vuelto loco. Pero todos fuimos convocados por el Mago del Tiempo.

Viajamos a lo largo del Tiempo.

Y a lo ancho.

Y de todas las maneras posibles.

Buscábamos anomalías en su fluir; o en algún punto.

Lo bueno de este viaje, en circunstancias normales, es que nunca tienes prisa, puedes volver a cualquier punto que quieras siempre que lo desees. Hacia delante, hacia atrás, reiterar, permanecer, fluir. Normalmente, todo vuelve a su punto de origen; pero ahora no: eso es lo que intentaríamos solucionar, pues el Tiempo estaba muriendo.

La Muerte de todas las cosas, inevitable. Tragados por la entropía acelerada del devenir de los sucesos.

 

Todo fluye.

Nada fluye.

Todo crece, nace, muere…

¡Ha empezado, la traslocación de las coordenadas temporales nos está afectando!

 

En el desfase temporal.

 

Las corrientes temporales fuimos convocados siempre que lo desees. Hacia delante inevitable fluir devenir de sucesos. Todo muere, crece, nace. Entropía negativa. Empezamos viaje. Acabamos viaje. 

 

End Of Data…?

 

Órbitas Inestables, Atómicas y Planetarias;

una gran Mentira Cósmica,

moléculas alterables que producen

reacciones catalizadas y mesones acelerados.

Órbitas de desaceleración, en caída libre.

El tren de la memoria hace tiempo que pasó,

se mantuvo en órbita Geoestacionaria

mientras los pasajeros llegaban.

Se alteraron las moléculas, se aceleraron reacciones,

en su caldera espacial; se dispersaron átomos

y se fundieron las leyes de Einstein

en grandes hornos de plasticero

hechos con la esencia misma

que conformaba la realidad.

Último aviso, Eternautas a bordo:

las enzimas catalizaron, los átomos ardieron

las estrellas palidecieron mientras la gran caldera

ponía en marcha el tren.

Lo perdí por poco, no recordé su llegada,

no olvidé su partida.

Newton me miraba, comiendo una manzana,

mientras Galileo se santiguaba

y Kepler se recuperaba de la fiebre.

El tren pasó por diferentes realidades

distintos tiempos y formas;

aquí, un transiberiano;

allá, una lanzadera espacial

este, un acelerador de partículas

aquel, un transportador de materia

otro, una estación de seguimiento.

Pero siempre el Tren de la Memoria

la caravana del olvido

en órbita de desaceleración.

Se mantuvo en órbita de baja altura

mientras los pasajeros descendían.

 

Órbitas Inestables, Realidades pasajeras.

Último aviso a los Crononautas.

Cambia de forma;

caldera atómica donde se fisionan

pequeños soles, donde se fusionan

los corazones de los átomos,

donde se aceleran los corazones.

El tren de la memoria hace tiempo que partió

ya no se le recuerda en este continuum

espacio temporal.

La realidad nos lo devolverá

si lo conseguimos recordar.

 

I: EL MAGO DEL TIEMPO

Acompañados por el Mago del Tiempo, viajamos a algunas de las maravillas de la realidad. Visitamos las enormes cadenas montañosas donde los Gigantes de Caliza fabrican la arena que los Gnomos colocarán, grano a grano, en las playas y en los futuros desiertos. Vivimos una temporada en el jardín donde se armonizan las notas musicales que hacen rotar el Universo. Aprendimos allí también que cuando esas notas musicales son repetidamente usadas y pierden parte de su capacidad de giro, pasan a formar parte de las Esferas Celestes, que el mismo Señor de la Entropía atesora como su bien más preciado.

Después, si eso significa algo cuando se viaja con tan ilustre guía, asistimos extasiados a las clases de manualidades donde los Elfos más jóvenes aprenden labores tales como recortar copos de nieve, realizar dibujos de escarcha, crear mezclas de texturas aromáticas/visuales, etc. Después, en clases más avanzadas, se aprende a combinar colores para crear Arco Iris, uno diferente para cara Realidad —de ahí su enorme dificultad—; a ensamblar las diferentes partes de las flores para dar lugar a toda la flora, así como a asignarle un aroma a cada combinación creada; a saber qué sonido es el adecuado para cada momento de la existencia (el sonido del viento solar, el crepitar de los rayos de Luna, el canto de los delfines estelares, la armonía de los corazones enamorados, el crecimiento de la madera de los bosques, el rozar de un pensamiento al escaparse… ).

Como despedida, nos regalaron Estrellas de Mar Susurrantes, cuyo canto se asemeja al más delicado roce del más frágil cristal de Bohemia. Nos enseñaron a cuidarlas amorosamente porque, decían, en su evanescente fragilidad podían morir las noches de Arco Iris Estrellados, cuando las nubes de delfines cantan a la luz de los crepitantes rayos de Luna, justo antes de que el viento solar nos anuncie la llegada de la Nieve Aromática.

 

Continuamos —o empezamos, o volvimos— viaje y acudimos a las playas donde los atareados Gnomos situaban en su orden Universal correspondiente los granos de arena. A su lado, pero en otro plano de la realidad, por lo que no se entorpecían, vimos pequeños seres parecidos a aves, pero superiores en hermosura a la más bella flor jamás concebida en la Escuela de los Elfos, que se dedicaban a transportar en sus picos las leves caricias de brisa que acompañan a un amanecer idílico y a impregnarlo con ese leve aroma a sal que nos trae la sonrisa de un ser largamente perdido.

Y entonces se desató la tormenta. Pero otros seres de los que no teníamos noticia hasta entonces, pero que conocíamos de toda la vida una vez pensados, consiguieron volver a atarla. Y solo quedó el leve olor a ozono y a tierra mojada que los Duendes, saliendo de sus oníricos Palacios Subterráneos, se dedicaron a recolectar para poder esparcirla posteriormente a los doce vientos imperantes, y a los seis puntos cardinales de esa Realidad.

 

Evidentemente, era visita obligada al conocidísimo Mercado de los Pájaros, donde compramos las famosas cajitas de madera que contienen el piar de los pájaros con las cualidades canoras más exquisitas jamás recordadas. Vimos también cómo se cosían los reflejos a las escamas de los peces y las notas musicales a los trinos de los pájaros, entre muchas otras maravillas que sería muy largo enumerar aquí/ahora —aunque tengamos todo el Tiempo de todos los mundos conocidos—. En este Mercado son muy cotizados los estudiantes que han salido de la Escuela de los Elfos que habíamos visitado y en sus talleres su arte es, por tanto, muy apreciado.

 

Aquí encontró nuestro guía, el Mago del Tiempo, a un amigo al que hacía largo tiempo… en nuestra escala/realidad… que no veía. Se abrazaron, se dieron las últimas noticias y se despidieron muy pronto porque el otro, un tal Mithandril, tenía una reunión que parecía, por la prontitud con la que se despidieron, bastante importante, en la cercana localidad de Rivendel.

 

Después paramos a comer, a la vez que seguimos viaje —es lo bueno que tiene ser guiado por un personaje como el Mago del Tiempo, que no se pierde el Tiempo nunca…

Hadas y Sílfides nos servían delicados platos, mientras que Faunos y Sátiros conjuraban excelentes vinos y picantes comidas. Artemisa vendía su caza recién adquirida, y Dionisio cantaba la excelencia de los vinos de sus viñedos.

El local estaba muy concurrido, y a nuestra mesa se sentaron viejos conocidos de todos. Entre ellos, el Señor de la Entropía y Lord Caos, familiares cercanos, pero que estaban discutiendo sobre cuál de los dos era el antepasado del otro, porque según uno el Caos sigue a la Entropía, y según el otro la precede; preguntado por esta ardua cuestión el Mago del Tiempo, no supo —o no quiso— responderla porque, según a él le parecía, igual daba correr en un sentido que en otro, igual se fluía hacia adelante que hacia atrás.

Por ello, viendo que la discusión no llegaba a ninguna parte, ambos seres Primordiales de la creación decidieron jugárselo; pidieron un tablero de cualquier juego que tuvieran en la taberna, una jarra de vino, dos copas, y se aislaron de cualquier realidad imperante para comenzar su juego eterno.

 

También estaban con nosotros Dama Eternidad, cada vez más joven, y la hermana del Rey del País de los Sueños, que nos comunicó que este se nos uniría más tarde. A esta bella joven la he visto después en varias ocasiones, y recientemente he conseguido una cita para dentro de poco; Muerte se llama mi dulce niña.

Y mientras, un juglar cantaba:

En la Taberna
se olvidan las rencillas
se aviva el respeto
se anima el espíritu
tras la dura jornada
en el campo,
después de una larga justa
entre caballeros.
La escapada lujuriosa
de una Dama
y sus doncellas.
Un rey disfrazado,
un bufón despistado
un campesino ignorado
en la Taberna
brindan, bailan
ríen, cantan.
Se paga sexo,
se compra amor
tras la dura jornada.
Entre caballeros,
una Dama lujuriosa
tras un rey disfrazado
un paje borracho
¿entre caballeros?

Campesinos jugando
a ser héroes
mercenarios por un día,
mercaderes de paso
brujos de opaca mirada
ríen, bailan
buscan compañía.
Compran amor,
reciben sexo.
Brindan, cantan,
en la Taberna.
Se olvida el respeto
tras unas jarras.
Un escudero se ríe
de su caballero.
Un bufón despide al Rey
borracho
tras una dura jornada
en la Taberna.

Las doncellas se han perdido
la Dama y los caballeros
ríen, cantan
compran sexo, reciben sexo.
Brujos por un día
bailan, brindan.
Mercaderes, reyes y bufones
olvidan las penas,
obvian la moralidad,
en la Taberna
Tras una dura jornada,
en la Taberna nos encontrarás;
caballeros sin caballos,
bufones sin bromas
Reyes sin reinos
Damas sin doncellas
brujos sin hechizos
doncellas sin moral
campesinos sin campos
mercenarios sin espada
armas sin dueños

En la Taberna encontrarás


Acabada la comida, fuimos a tomar el té con Alicia, el Sombrerero Loco, la liebre de Marzo y el Lirón. Mediada la velada, llegó el hermano mayor de Muerte, el Rey del País de los Sueños; entonces nos invadió el Sueño, pero con la ayuda de Guerreros, Caballeros, e incluso de «El Héroe» de las leyendas y de los cuentos, fuimos capaces de rechazarlo; sólo el Lirón cayó víctima del Sueño. El Héroe se despidió de nosotros, pues tenía que acudir a otras aventuras, leyendas que crear, e historias en las que aparecer.

 

Viajamos y vimos a otros grupos conducidos por el mismo Mago del Tiempo que nos guiaba a nosotros. Algunos éramos nosotros mismos. Más viejos, más jóvenes. Más nosotros. Menos. Nos saludamos y, con una sola mirada, nos entendimos y comprendimos en ese momento la Eternidad (cada día más joven y bella, como ha quedado dicho). Sin embargo, la realidad que nos rodeaba parecía distorsionarse alrededor de cada grupo y una sucesión de imágenes superpuestas parecía rodearlos; esto sembró la inquietud en todos aquellos que nos encontrábamos en aquel cruce… pero los viajes debían continuar.  Estábamos acabando el viaje.

Algunos estábamos empezando el viaje.

 

Compramos al Mago del Tiempo algo de Tiempo. Nos pidió un breve fragmento de nuestra Realidad a cambio. Entre todos conseguimos conjurar un viejo Daguerrotipo amarillento, largo tiempo arrinconado en el fondo de un antiquísimo arcón de una casona en un pueblo olvidado por la mismísima memoria. Un fragmento liberado de la entropía, del caos primigenio, de la Eternidad y del paso del tiempo.

Algunos invertimos el Tiempo así obtenido a largo plazo; otros lo vendieron a precio de oro, pero lo disfrutaron muy brevemente; otros no pudieron obtenerlo, y viven así en Mundos Olvidados por el Tiempo.

 

Volvimos a nuestro plano.

 

Caminamos por Arco Iris en construcción y nos llevaron de vuelta pasando por las Ciudades de Lluvia Ignota, donde se terminan de ensamblar definitivamente. En sus montañas y grutas subterráneas, los Enanos forjan ollas de oro, por el mero placer de construir, que luego dejan olvidadas al pie de cualquier Arco Iris.

Una de estas Ciudades acababa en una calzada dorada, que llevaba directamente a nuestra constelación actual; desde ella, torciendo a la izquierda desde la segunda estrella, dejando atrás el País de Nunca Jamás, divisamos nuestra realidad. O eso creímos, en aquel momento del t/Tiempo.

 

Llegamos a casa a Tiempo. No nos reconocimos, pero las presentaciones fueron muy emotivas. Guiados por el Mago del Tiempo, emprendimos viajes.

Algunos éramos nosotros.

 

Parecía ser que en esta Realidad/Tiempo todo estaba en orden. No encontramos nada que se saliera de los parámetros necesarios para que se estableciera un Punto de Realidad. Un mundo mítico, donde se mezclaban los Mitos con las Fantasías.

¿Quién no ha soñado con eso alguna vez? Incluso se han escrito libros con este tema. Sí, definitivamente, todo estaba en orden en este punto. De todas maneras, repetimos nuestra visita a… 

 

II: EL MERCADO DE LOS PÁJAROS

Todos los años, el primer día de la Primavera, se celebra el Mercado de los Pájaros. Se celebra al atardecer, cuando los últimos rayos de sol encienden el cielo de rojo.

Por toda la aldea se oye el piar de los pájaros, extendiéndose más allá de las montañas, hasta el lago.

 

Se vende el piar de los pájaros, que cazadores de plumas han ido recolectando durante todo el año. Se venden en cajitas de madera oriental, con grabados en miniatura que representan a los pájaros cuyo piar contienen.

Pero no solo se vende, o intercambia, esto; también se ofrecen nubes blancas, recogidas en lo alto de las montañas durante el invierno; nubes cargadas de copos de nieve, con los que las abuelas tejerán el ajuar de sus nietas.

Se venden caricias de brisas, traídas desde la orilla del mar, a cientos de leguas, con sabor a sal, con la que los hombres harán barquitos para decorar las repisas de las chimeneas de sus cabañas.

También hay besos de Sílfides, pedos de Duendes —muy apreciados por los niños para las bromas— y sonidos de lluvia. Asimismo, podemos encontrar las pruebas de los fuegos artificiales de un Mago, el polvo de las alas de las mariposas —para hacer ricos pasteles—, el reflejo de las estrellas en los ojos de la persona amada —para inspirar canciones de amor—, el aliento de las ondinas del lago-para hacer lindos adornos de cristal, etc.

 

Pero aun así, lo más apreciado son los gorjeos de los pájaros —no en vano se llama así a la fiesta, el Mercado de los Pájaros—. Para ella trabajamos todo el año: guiamos a los recolectores de nubes, escogemos los mejores copos de nieve, llenamos de sal la brisa del mar, pintamos las nubes de blanco, y hacemos crecer a los árboles para hacer las cajas donde encerrar el canto de los pájaros.

Somos las Hadas de tus cuentos, los Elfos de tus novelas, los Duendes de las leyendas.

Somos Frodo, Sam, Merry y Pippin, Aragorn, Legolas y Gimli; somos Elric de Melnibone, Lord Stark, Geralt de Rivia, Saruman, Jon Nieve y Tanis.

 

 

Efectivamente, todo estaba en Orden. Debíamos seguir viaje. El primer Punto de Aproximación Cronal era correcto.

Por no alargarnos en exceso, comentar que visitamos más mundos, más realidades, más tiempos. De momento, era posible, pues el Tiempo no estaba excesivamente dañado, y estos viajes no nos costaban nada, íbamos y veníamos, acelerábamos y refluíamos… Traspasábamos el Tiempo a nuestro antojo.

 

Visitamos ahora por seguir una imposible cronología en el relato a Seres surgidos de Antes del Tiempo.

La Memoria racial nos habla de ellos, pero solo constan como leyendas, como Mitos. Pero un Mito tan antiguo, que no era conocido en la realidad que visitamos en nuestra primera Aproximación Cronal.

 

Era Tiempo de visitar a…

 

 

III: LA SIRENA DE LOS BOSQUES

No se podía oír su canto, aún, pero la sombra de su pérfida belleza planeaba sobre todos nosotros.

Decenas de cuentos, leyendas, susurros frente a las hogueras, daban fe de su existencia.

Era un bosque antiguo, muy antiguo. Era un mito muy conocido, tal vez demasiado conocido. Era tiempo de que nosotros la conociéramos. Era… y a la vez no era.

Bajó entre la niebla, venía del mar, creímos entender. En su medio natural era prácticamente irresistible… pero, ¿cuál era su medio natural?; en un bosque como en el que nos hallábamos había criaturas de todas las eras y todas las procedencias.

Era un Bosque Primigenio, que se remontaba a los orígenes de todas las cosas.

La Sirena de los Bosques llevaba muchísimo tiempo habitando en él, casi desde el principio de las Eras. Cuando las aguas que rodeaban al bosque retrocedieron, hacía siglos, ella salió de las aguas para habitar en ese nuevo medio.

Se le conoció con infinidad de nombres —Wendigo, Banshee, Ithaqua… —; dio lugar a innumerables leyendas; la tradición, oral primero, escrita posteriormente, la dio a conocer en el mundo entero.

Pero ella estaba triste; recordaba, a veces con la memoria racial, sus días en el mar. Su canto perdió intensidad, su belleza menguó, sus poderes iban desapareciendo. La tristeza la consumía, siglo tras siglo, esperando la llegada de un nuevo Ulises, un moderno Odiseo que la amara por fin, y no hiciera oídos sordos a su canto como antaño hizo.

 

Ahora, se había convertido en una especie de atracción de feria, en una codiciada pieza de caza, en un trofeo más que añadir en los salones de los cazadores. El Bosque que hasta ahora era su hogar parecía haberse convertido en una especie de parque de atracciones, con ella como principal reclamo.

De vez en cuando desaparecía algún cazador, o algún turista más intrépido —o más tonto— que el resto. Entonces se organizaban grandes partidas de caza con su cabeza como premio. Pero ella conocía cada palmo de ese Bosque, y sus alrededores —el Mar Antiguo— como las aves estelares conocen las corrientes del espacio.

Aparecía como una bella joven perdida en el Bosque; aparecía como una exótica ave inmune a todos los disparos de los cazadores; aparecía, a veces, como un susurro en las ramas de los árboles, una bella melodía, reflejo pálido de lo que antaño fuera su canto. El viento entre los troncos era su caricia, la lluvia sus pensamientos, el rocío sus sueños. Los Arco Iris que súbitamente se formaban en el Bosque eran los reflejos de su pelo, sus ojos iluminaban las Auroras, y su cuerpo se fue transformando en el Bosque mismo.

 

Antes de transformarse definitivamente en el Bosque, le llegó el amor. Pero era tarde, muy tarde para ella. El mar volvió a rellenar antiguos huecos en su corazón, y el Bosque se convirtió en Islas de Coral, donde las antiguas leyendas se transformaron y dieron lugar a otras nuevas.

 

 Y, con el tiempo, sus habitantes saldrán de nuevo del mar, y no se contentarán con habitar en un Bosque ignoto olvidado por el tiempo, sino que querrán más. Recorrerán los caminos estelares, y se adueñarán de las estrellas. El Universo será suyo, porque ellos eran los primeros moradores, y serán los últimos.

 

Así nos contó la Sirena de los Bosques su historia, cuando visitamos esa realidad/ Tiempo. Una historia más que atesorar, un recuerdo más con el que poder negociar, una herramienta más que poder utilizar, llegado el caso:

 

Miénteme, Espectro de la noche: dime que no eres la Muerte.

—Tranquilo, no soy La Muerte.

Que no vienes a llevarme contigo a las profundas Negruras de la noche sin fin.

—No te llevaré a la noche sin fin.

Cuéntame qué haces aquí, quién eres.

—Soy una amiga, nada más.

Acaríciame con tus alas de noche y profunda negrura, rózame con tus labios de dulzura. Dime cómo es que puedo verte sentada a los pies de mi cama.

—Soy tuya, nadie más me verá. La noche se está acabando, debemos viajar rápido y lejos. Prepárate, déjame besarte, acariciar tu piel beber tu sangre.

No eres la Muerte en persona, ahora lo sé, eres algo más, algo perverso y sensual, tú, que te has hecho pasar por mi amiga, que has acariciado mi piel, has besado mis labios, has entrado en mí.

—Despídete ya, nos esperan. Soy la Muerte en vida; El Horla, Itaqhua, Nosferatu, Banshee; La Sirena de los Bosques, El Wendigo, El Golem. Una sombra en la noche, un recuerdo en tu mirada. Alas de murciélago batiendo en tu memoria, una gota de sangre tras otra, tras otra, en tu cerebro; el roce del cuero en tus sentidos, explosión de sentimientos.

La noche se está acabando, el roce de unos pies cansados por el camino de la memoria; Alas de cuero en tu cerebro goteando, goteando.

La noche se acaba.

 

 

Continuamos viaje.

O lo acabamos.

O empezamos.

Difícil de decidir, cuando tu mente está llena de historias como esta, y tu viaje es alrededor del Tiempo, casi tocándolo en muchos puntos, pero bordeándolo la mayoría de las veces.

Lo que estaba claro es que este Ser no era el responsable de las Anomalías Temporales. Poco le importaba el Fin del Tiempo. Solo el Universo; pero eso no nos tocaba a nosotros arreglarlo; solo podíamos dar parte a la Central de Alternativas Virtuales para que tomaran cartas en el asunto. Mientras, nuestro Viaje esperaba. O estaba en marcha…

 

Fundido/Datos angustiosos… cabalgamos ondas inabarcables. Guardianes de los Servomecanismos anclan mi mente a la temporalidad. Obreros de metal recorren mis fluidos. Acabo en…

 

IV: LA CELDA DEL TIEMPO PERDIDO

En la angustiosa celda del Tiempo perdido

en la celda de la soledad

no pasa el tiempo, no pasa nada.

Ni risas ni llantos, ni poemas ni esperanzas,

ni mártires ni princesas

no hay cuentos, no hay historias

no hay nadie que pueda escucharlas

nadie las puede contar encerrado en la Soledad

de una Angustiosa celda.

 

Pierdo la fe, la vuelvo a encontrar

y la cambio por mi Identidad perdida

Pérdida Pérfida Pérdida Perdida

Paso el tiempo como puedo

Tiempo, Historia, mayúsculas

Mayúsculas en minúsculas

no hay tiempo, tampoco pasa el Tiempo

—al menos así no se pierde.

 

Condenado a una muerte

esperando que llegue pronto,

así, al menos, pasará algo.

Escribo esas palabras en el viento

las susurro a las paredes

las canto a las pocas estrellas

que consigo ver desde la celda.

 

La nieve cae, con sus diseños de Fantasía

y su aroma de Eternidad distante

Dejo de gritar al Sur, porque…

me visitan mis amigos

recordamos nuestros viajes por venir

añoramos el Tiempo que nos resta por morir

por nuestra mala cabeza, no compramos Tiempo

Ayer/Hoy

soy yo,

mañana, serán ellos.

 

Triste añoranza del Mercado de los Pájaros,

la Escuela de los Elfos,

las fiestas con Baco, Artemisa,

Lord Caos y el Señor del Tiempo

y Muerte, mi bella niña

Conseguí desposarla, por fin

y ahora es la única que se mantiene

siempre a mi lado, mi mejor amiga

mi confidente, mi amor.

 

El Mago del Tiempo viene a visitarme

y pregunta qué puede hacer por mí.

le pregunto si puedo comprar Tiempo

Hace tiempo que perdí esa oportunidad, me dice,

desde que conocí a Muerte.

 

Lady Eternidad viene también,

y ella sí me regala algo más de tiempo con

Muerte.

 

Pero, ¿es esto la realidad?…

 

Curioso, curioso.

Aquí empezamos a detectar la primera anomalía.

Uno de nuestros compañeros de viaje al mismo Tiempo/tiempo era retenido en la Celda del Tiempo Perdido. Y recibía visitas de quienes al mismo T/tiempo estábamos viajando… El Mago del Tiempo dejó aquí una marca, como futura/pasada/estable/fluyente referencia. La verdad es que no lo entendimos, pero sí pudimos sentir en nuestras memorias ancestrales el grito de algo que pugnaba por asomarse.

Investigaríamos en… 

 

V: LA REALIDAD

A veces veo, no, más bien siento, pasar sombras fantasmales por mi lado: retazos, siluetas a medio formar, vapores evanescentes que conforman un mosaico de fantasmagorías que penetran directamente en mi alma, y hacen que se erice todo mi vello y sufra palpitaciones.

Les he preguntado a mis compañeros si habían sentido alguna vez algo similar, y algunos me han dicho que sí, y que es una cosa llamada realidad.

 

—¿Qué es esa «realidad»? —les pregunto.

—Un lugar donde parece ser que hemos vivido —me responden.

—¿«Hemos»; yo también?

—Sí, el lugar de donde venimos todos nosotros.

—Pues parece un lugar frío y temible; no recuerdo haber estado nunca allí —les comento.

—Yo he oído decir —interviene otro— que eso llamado «realidad» es una alucinación producida por la falta de alcohol.

—Es posible —contestamos casi a coro—. Al menos, es más probable eso que la historia de que venimos de allí.

 

Me despido de ellos, y me acuesto en mis cartones, en la esquina que he elegido para vivir. Saco mis botellas de los bolsillos y bebo.

Las sombras desaparecen de mi alrededor, y mi alma queda limpia: es el exorcismo que necesitaba.

«La realidad» —pienso— «un lugar miserable donde vivir».

Y bebo de nuevo.

 

Pero con el tiempo, el exorcismo ya no es eficaz, su efecto se debilita más y más. Sigo viendo esas siluetas, esos rostros sonrientes. Oigo sus susurros, entreveo sus formas, y conozco de repente quiénes son, dónde van y, lo más importante de todo, Cuándo.

Quiero viajar con ellos: «¡Ven! —me dicen— aún estás a Tiempo». La Luna canta para mí, con su cristalina voz de Nieve:

Cabalga las Mareas Estelares

a lomos de cometas de largas cabelleras

Recrea la vida de los Planetas

en breves instantes de Pasión

Fusiona átomos en iridiscentes racimos

Bucea en las corrientes solares

y recoge lágrimas de hidrógeno

y corales de neón.

 

Inventa una mitología nueva

visita el hogar de los Antiguos Dioses

y revívelos.

 

Únete a las hordas

que asaltan tu Sueño

e invade con ellas Realidades Alternativas.

En un mar de Sueños, un océano de Nebulosas

perlas de helio encontradas en tu almohada

cabalgando las corrientes solares

hordas de Dioses, mitologías por venir

y yo en tus Sueños…

 

Un Pensamiento abandona mi cabeza y viaja con ellos:

Veo, siento, cosas que nunca sabré explicar en esta Realidad.

Cosas que nunca comprenderé, pero que dejaron —dejarán— un recuerdo imborrable en mi ser.

Me doy cuenta de que la bebida no era el remedio.

Sabía que algo se me escapaba, e intenté solucionarlo, pero parece ser que erré la solución.

Viajé con ellos —viajo con ellos—; estoy en una angustiosa celda; estoy en el Mercado de los Pájaros en una taberna con mis nuevos amigos; recogemos Nieve Aromática; descubrimos un antiquísimo arcón en una vieja casa; lucho junto a mis compañeros en una cruzada legendaria; conozco a Muerte; comparto aventuras con El Héroe; aprendo de Los Peregrinos. Conozco la Leyenda de los Señores de la Luz, y leo el Libro de las Profecías.

 

Acabamos viaje. Visitamos las Realidades; bebo de nuevo en mi esquina. Tal vez la bebida no sea la solución, pero al menos me evado de mi angustiosa Celda Mental.

Oigo los cantos de Sirena que claman por mi alma. Se me acaba el Tiempo, y el Mago ya no viene.

Pequeño demonio de la bebida, que me lleva al olvido… y aun así siento cosas en mi alma que no sabría explicar.

 

¿Es esto la realidad?…

 

¡Sí, parecía que estábamos de suerte; esta parecía ser la Realidad/Temporalidad que andábamos buscando! Una clara anomalía, reiteraciones sobre distintos patrones. Superposiciones sobre diferentes temas: la Celda del Tiempo, el Mercado de los Pájaros, una vulgar esquina llena de borrachos…

Se estaban mezclando los temas, los hilos del Tiempo se estaban enhebrando unos con otros, pero sin ningún tipo de orden, como si una rueca gigantesca se hubiera vuelto loca y trabajase sin ton ni son, sin una mano que la guiara, formando un tejido que amenazaba por la tensión producida en sus fibras con romperse.

 

Ahora teníamos el Dónde y el Cuándo. Nos faltaba saber el Cómo y, lo más importante, Qué hacer para solucionarlo. Solo había unos seres que nos podían guiar desde aquí, quienes conocían el modo de rasgar más rápidamente el velo de la realidad, de mostrarnos senderos inaccesibles ahora para nosotros.

Para ello, tuvimos que enlazar con la Realidad, el Tiempo, el Mundo, de…

 

VI: LOS DANZARINES DEL TIEMPO

Los Danzarines del Tiempo aparecieron nada más llegar nosotros; iban acompañados por los Músicos Celestes.

Envueltos en finas gasas de Entropía, vestidos con leves jirones de Tiempo, sus giros, piruetas y contorsiones rasgaban el fino velo de la realidad.

Cuando bailaban en grupos, se creaban a su alrededor multitud de Realidades Alternativas; cuando bailaban en solitario, el sendero del Tiempo se bifurcaba a lo lejos, donde se disolvía en finas e iridiscentes hebras.

Pero cuando todo se unificaba —los grupos, los solos, los dúos, la música de las esferas, y más— era cuando el mismísimo Tiempo se paraba a observarlos.

Todos los viajeros confluíamos a las puertas del espectáculo; la actividad normal se detenía, los senderos del Tiempo se colapsaban, las Realidades se alternaban para poder presenciar el baile… Y el Espectáculo iba in crescendo.

En un momento dado, a los Danzarines del Tiempo se les unían los Recitadores de Verdad; acompañando los bailes de los Danzarines, los Recitadores escudriñaban en cada Fase de Realidad que aparecía, y nos contaban bellas historias sobre su gente, sus ciudades, sus Héroes, sus batallas, etc. Historias que algunos pudimos comprobar —o habíamos comprobado, o comprobaríamos— en persona; a veces se ceñían levemente a la realidad, y otras fantaseaban enormemente sobre ella.

Acabado el improvisado espectáculo, Todo volvía a su actividad normal; el Tiempo volvía a fluir, con lo que se abrían los senderos por donde estábamos viajando; las Realidades dejaban de alternarse, y solo se asomaban de vez en cuando; el Mercado cobraba nueva vida; los Héroes volvían a sus batallas; los prisioneros volvían a sus Celdas… en fin, lo normal en estos senderos que recorremos.

 

El Emperador Cronal, emocionado por el espectáculo que acababa de presenciar —como siempre que lo presenciaba, aunque él no fuera consciente de ello— decretó que los Senderos del Tiempo fueran de libre acceso durante tres días, y que el viaje a las diferentes Realidades estuviera subvencionado por el Imperio hasta la caída de los últimos rayos de sol.

 

¡Aquí estaba o eso parecía la causa del desfase/TemporoReal!: El Emperador Cronal, en su magnanimidad, había abierto a TODO los Senderos del Tiempo. Por esos Senderos se habían colado cosas, seres, retazos de realidades, algarabías de conceptos, mecanismos de fusión temporal… en fin, para entendernos, como los virus en los ordenadores que se propagan gracias a la Red de Datos. Hablamos de ello con el Emperador. Muy compungido por lo sucedido, clausuró de inmediato los Senderos a todo aquel/aquello que no estuviera debidamente acreditado, y ordenó a sus servovasallos que se introdujeran en la corriente temporal con nosotros, y nos ayudaran a reparar las anomalías producidas.

Agradecidos, volvimos a cargar nuestros Caminadores TempoReales con una nueva Cronodosis, y nos dispusimos a visitar nuevos Espacios, nuevos Tiempos, nuevas Realidades, y viejos Amigos. Debíamos reparar, a ser posible, desde un Punto Origen, el fluir del Tiempo.

El Mago del Tiempo, que había sido el que explicó todo esto al Emperador, dado que era el que mejor por no decir el único entendía las paradojas Espacio/Tempo/Reales enlazó todos nuestros Caminadores, les insufló una nueva VisioImagen, y emprendimos viaje.

 

¿Qué nos tocaría visitar ahora; desde dónde podría ser reparado el río del Tiempo? ¿Tal vez desde…

 

VII: EL TIEMPO DIGITAL

La Realidad Virtual. El Tiempo Digital.

Volamos entre bits acumulados de datos. Los infrarrojos de comunicación enlazan nuestros puertos.

La memoria ya no recuerda si es ROM o es RAM. Es una realidad casi desconocida para nuestro guía, el Mago del Tiempo. En ella pueden encontrarse retazos de todas las demás que, con Tiempo, visitaremos, o que ya hemos visitado. También encontramos, navegando por ella, a todos los personajes que hemos visto y/o conocido. Todos ellos están aquí, en un continuo ir y venir, convertidos en impulsos de energía; Muerte, Lord Caos, El Señor de la Entropía, el Héroe, los Peregrinos… incluso nosotros nos vemos transformados en bases de datos que se intercambian sin cesar.

 

Claramente esta es la fuente de los problemas. Aquí es donde se han acumulado los desfases, produciendo Un Punto Paradójico de Origen. Ahora veo que mi comparación con los virus informáticos era más adecuada de lo que creía.

En un momento descansamos en un lugar y, en otro, parte de nuestro ser es intercambiado por otros que, como nosotros, son visitantes de estas realidades. Intercambio de datos entre puertos remotos, era de la Información Total. CronoPaisajes que pasan a toda velocidad. Todo lo que hemos conocido no son sino paquetes de datos en diferentes grados de integración.

Pasamos de puntillas, sin molestar a los grandes programas que hacen funcionar este mundo. Fantasmas de silicio cabalgan junto a nosotros. Chips infinitos se abren a nuestro paso. El Arquitecto construye sin cesar, mientras pequeños robots ayudan en grandes tareas mientras tararean una canción:

He sobrevolado con mi biplano virtual

las ruinas de tu corazón

He divisado con mis infrarrojos implantados

huellas de mi paso por él

fragmentos de memoria

en holocristales de personalidad.

 

He llegado a lo más hondo de tu alma

he edificado Fantasías Holofractales,

mecanismos en Espiral

y he devuelto

al camino de la Realidad Virtual

la Holosombra de tu cuerpo de Metal.

 

Un Yermo inmenso se muestra ante nosotros y no nos queda más remedio que cabalgarlo en ondas radiofónicas. Enormes ciudades de arena cristalizada surgen de un horizonte binario. Penetramos en ellas, y nos perdemos en sus laberínticas sendas de granito.

En las nubes de microsiervos que rodean las ciudades, se encuentra el origen de todos nuestros males. Todo lo que había penetrado por los senderos que había abierto —magnánimamente, pero sin pensar en las consecuencias— el Emperador Cronal, había llegado hasta estas calles.

El Arquitecto había mandado a sus servorobots a investigar la intrusión y estos habían tratado como una amenaza a los intrusos.

Y estos infectaron a los robots, que a su vez infectaron esta Realidad. Como una infección en un organismo biológico; la fuente infecciosa había sido atacada por los mecanismos defensa del cuerpo, pero estos se habían mostrado ineficaces, y habían acabado siendo infectados a su vez, propagándolo al organismo madre.

Y por los Senderos del Tiempo, la «enfermedad» se había difundido con suma rapidez, dado que la corriente temporal los había hecho fluir.

 

¿La solución?; teníamos a nuestra disposición todas las Realidades de todos los Tiempos. Contra la era de la información total, contra la realidad más dura que existía, ¿qué podíamos usar para deshacer los males que asaltaban todas las demás realidades, incluso la existencia misma? Conociendo la famosa frase de que «cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia», optamos por oponer a la tecnología la más delicada fantasía, los más dulces momentos pasados en nuestro peregrinar. Para eso nos había convocado el Mago, para que fuéramos conscientes de las herramientas necesarias en cada caso, qué acción se podía oponer a qué reacción. Elegimos para combatir la «enfermedad» la primera realidad que visitamos —ahora que el Tiempo estaba casi muerto, podemos decirlo; si no, carecería de sentido tal afirmación—, la Realidad del Mercado de los Pájaros, la Escuela de los Elfos, donde conocimos a Lady Muerte, Dama Eternidad, Lord Caos, y tantos otros amigos que nos acompañan en nuestro recuerdo. El canto de las Estrellas de Mar Susurrantes, que nos habían regalado los Elfos, invocó a la Nieve Aromática. Al mismo tiempo (¿Tiempo?), abrimos las cajitas que compramos en el Mercado de los Pájaros. Su piar anunció la llegada de las brisas de los nueve mares y los seis puntos cardinales. La brisa difundió la Nieve Aromática a través del Tiempo.

Fuimos testigos de cómo estas creaciones de la fantasía, elaboradas por seres de nuestros sueños y leyendas, se fundían con las nubes de microsiervos infectados.

La Nieve Aromática, y el Piar de los Pájaros iban fundiendo las nubes conforme tomaban contacto con ellas. La infección se iba difuminando a ojos vista.

Desde el Origen hasta el Fin.

Desde el Big Bang hasta la entropía final.

En un momento, solo se olía la Nieve, solo se oían los pájaros. Los microsiervos, libres de la infección, volvieron a sus puntos de origen.

Fue una sensación casi física, casi mental, cuando el Tiempo volvió a fluir correctamente. Nuestras sensaciones volvieron a ser nuestras, nuestro Tiempo no se había perdido, la Celda del Tiempo se abrió, la Realidad pasó a nuestras espaldas, y se alojó en nuestras mentes.

 

Recuperamos nuestras preciadas posesiones; la Nieve Aromática se fundió en un sonido y volvió a nuestras Estrellas de Mar Susurrantes. El piar de los pájaros volvió a sus cajitas, y la brisa impregnada de sal marina nos dejó un regusto a nostalgia.

Nuestro itinerario había sido el adecuado, parecía que el Mago del Tiempo había actuado correctamente. Porque como dije, aunque en circunstancias normales hubiera dado igual, pues el tiempo fluye en cualquier dirección, estas no eran las mejores condiciones para experimentar: si hubiéramos fallado, el Tiempo habría muerto.

Y fin del asunto, nada más que decir, nada de lamentos, nada de si esto o lo otro.

Nada.

                      Nada.

 

En fin, los elementos de nuestra fantasía habían vencido a los servidores de la tecnología. Pero éramos conscientes de que eso había sido así en este caso concreto; sabíamos, por las experiencias pasadas, o futuras, que lo mejor era una fusión de ambos. Tal vez en próximos —o pasados, o recientes— viajes lo intentemos.

Ahora debíamos dejar descansar a nuestras Estrellas Susurrantes, pues un nuevo uso tan inmediato —para ellas no significa nada el fluir del Tiempo, pues viven al borde de él— podía hacer que su fin se acelerase y que se nos rompieran, como las ciudades de cristal que habíamos vislumbrado entre las ruinas del Planeta Rojo, antes de la noche de Arco Iris Estrellados, antes incluso de escuchar el canto de las nubes de Delfines Estelares.

Y lo mismo con nuestras cajitas del Mercado de los Pájaros, que apreciábamos más incluso que a las Estrellas.

Pero como digo, eso sería en otro Momento/Tiempo. Ahora/Aquí estábamos satisfechos con nuestra reciente victoria.

 

OUTRO

Siguiendo impulsos electromagnéticos, hallamos el Camino hacia la salida.

Reagrupamos nuestros bits en Mega y Terabites, y alcanzamos la conciencia personal nuevamente, reconstruyendo de nuevo nuestro yo físico.

 

Aunque supuestamente todas las realidades ya estarían al tanto de nuestro triunfo, decidimos pasar de nuevo por todas ellas, en viaje inverso, para proclamar las buenas nuevas.

Visitamos de nuevo el Mercado de los Pájaros (elegimos una fecha cronal donde hubiera una nueva celebración, y nos unimos a ella).

Posteriormente, visitamos al Emperador Cronal, en el Mundo de los Danzarines del Tiempo, y nos aseguramos de que los Senderos del Tiempo permanecieran fuertemente custodiados y sus infinitas bifurcaciones eternamente controladas.

Por supuesto, rendimos visita a la Escuela de los Elfos, los Oníricos Palacios Subterráneos de los Duendes… Nos despedimos de Lady Muerte, Dama Eternidad, de la liebre de marzo, del Sombrerero, de Alicia… del lirón no pudimos despedirnos porque continuaba durmiendo; tampoco de Lord Caos y del Señor de la Entropía que, aislados en su propia realidad, continuaban con su juego eterno.

En fin, visitamos y nos despedimos de todos los lugares y personajes que habíamos conocido en nuestro periplo.

 

Acabamos esta fase del viaje cerrando nuestra sesión.

 

Fuimos requeridos en ciertas realidades alternativas, distintos mundos, diversos tiempos, distintas fases del Tiempo. El recuerdo de nuestros días pasados juntos se superponía a las presentaciones realizadas por primera vez…  

 

Éramos amigos de toda la vida.

 

Evidentemente, el Tiempo se había vuelto loco.

 

 No nos conocíamos. 

 Pero todos fuimos convocados por el Mago del Tiempo.

 

End Of Data,

 

Again.

 

And Again

 

And Aga…

 

END?

© Copyright de J. Javier Arnau para NGC 3660, Abril 2018