Lo que ves cuando cierras los ojos

| David Jasso | Apache libros | Colección  Abraxas002 | 336 págs.2016 |
| ISBN: 978-84-946258-0-0 | 17,10€ | 

Por Fernando López Guisado

Portada Lo que ves cuando cierras los ojos

David Jasso nunca defrauda.

El autor de Zaragoza se ha ido creando, con un estilo potente y una perspectiva literaria original, un hueco de respeto en la escasamente respetada literatura de género de terror en nuestro país. Es el ejemplo de cómo, sin hacer un excesivo ruido, se puede alcanzar altas cotas mediante una producción muy constante, enormemente fecunda, diversificada entre varias editoriales. Ganador de varios premios, entre ellos el NOCTE (maldito malvado, se lo quitaste a mi “Plastilina”, te veré en el infierno y me vengaré con cada reseña que haga a uno de tus libros). Un valor seguro con quien identifico calidad literaria, excelente en su perspectiva y su lenguaje creador de mundos.

Este último rasgo es, precisamente, lo más llamativo de esta nouvelle: Lo que ves cuando cierras los ojos. Mediante los registros del lenguaje, Jasso introduce al lector en una historia exigente pero inmersiva, en la que termina casi participando cuando su trama, en ocasiones, le interpela directamente rompiendo la cuarta pared, saliendo de la página. Cabe destacar su eficaz y divertido empleo de neologismos falsos al servicio de los personajes.

Enfrentarte a esta novela trae aparejado el esfuerzo de construir tú mismo la verdad que subyace en su interior, la propia trama porque si hay un rasgo que, en narrativa, debe ser brillante es la elección del punto de vista, el lugar donde el escritor coloca el foco con sus palabras, por eso es tan importante «cerrar los ojos», hacerse el cuadro completo con las narraciones fragmentadas y caleidoscópicas de los diferentes narradores, un recurso que ha sido empleado en la historia de la literatura con distintos grados de vanguardismo técnico, desde La piedra lunar de Wilkie Collins al Ulises de Joyce o el Pedro Páramo de Juan Rulfo, en el que cada capítulo casi tiene integridad orgánica propia y lleva aparejado como título el nombre de uno de los personajes de este extraño y grotesco juego de Grand Guignol.

Uno de los grandes aciertos del texto es la brillantez con la que logra amalgamar esa atalaya multifocal con la propia temática central del mismo: la locura y la comunicación —en su última instancia, el propio lenguaje— como una capacidad casi preternatural de transformar la realidad y abrir nuestra perspectiva a otros planos y estados de comprensión: a otros mundos. Pero, a modo de Caja de Pandora, ese testamento prohibido —me niego a revelar ningún elemento de la trama— también plantea el peligroso interrogante de la demencia como enfermedad contagiosamente virulenta y los angustiosos dilemas que genera un mundo repleto de convencionalismos morales donde la ética, el bien y el mal, es sencillamente lo que todos en la sociedad hemos aceptado como tal.

Bien sabe David, gran conocedor de Lovecraft, que no implicamos más que una mota de polvo en este Universo, que nuestros pactos sociales realmente no tienen ninguna validez fuera de considerarse humano. ¿Sigue un loco siendo «humano» o ha trascendido dicho lastre? ¿Es contagio de una dolencia o quizá la extensión de nuevos conceptos que dejan atrás los sistemas anquilosados de pensamiento como ocurre con los seres iluminados que son capaces de abrir nuestra mente? Entramos en el campo minado del mesianismo y el culto posmoderno, ese excéntrico movimiento catastrofista cuyo ejemplo más conocido es el Helter-Skelter de Charles Manson, quien nunca se manchó las manos y sigue recibiendo en su celda de la prisión cartas de amor y admiración de prosélitos deseosos de que les lleve a otros mundos. En el texto veremos planteados esos interrogantes sobre temas muy controvertidos como lo beneficioso del suicidio o el asesinato. Desde luego, hay que estar preparado anímicamente para sumergirse en la novela, como ocurre con toda la literatura de David Jasso. Su especialidad es precisamente eso, remover cimientos, tocar donde el verdadero horror acecha agazapado, el recoveco más profundo de nuestro alma y deseos, envidias, traiciones, amores… Tampoco está exenta la novela de una grandísima dosis de crítica social, denuncia política y exposición de las graves consecuencias del sistema alienador e insensible al que nos obliga el mundo contemporáneo y posverdad.

Sin un «monstruo» real, físico y presente, quizá tampoco sobrenatural ni apenas sugerido, Lo que ves cuando cierras los ojos exuda horror cósmico lovecraftiano por los imbornales, deudor también de otras novelas como Drácula y su icónico Renfield y de la gran historia sobre locura contagiosa, realidad insoportable y punto de vista en narraciones no fiables que es La vuelta de tuerca de Henry James.

Estos grandes aciertos quizá también supongan uno de los lastres en la lectura porque no te deja indiferente, ni en sus recursos, ni en su trama, ni en su lenguaje, en ocasiones suciamente lírico, pero no es una novela para pasar el rato. David Jasso juega en otra liga que pide cada vez más y no se conforma con hacerte pasar un miedo tibio, reconfortante, seguro, con caracteres icónicos y maniqueos.

Por eso he tardado tanto en escribir esta reseña.

Respecto a la edición, yo lo he disfrutado en su versión digital, pero los libros físicos que conozco de la editorial me han parecido muy bien editados. No hay erratas apreciables.

En conclusión, un excelente trabajo con el nivel al que su autor nos tiene acostumbrados.

© Copyright de Fernando López Guisado para NGC 3660, Octubre 2017