Instinto generacional

Por Rafael Rius iconocorcheas 

Bajó el sonido de la tele y miró a su abuela. Se había quedado dormida tras tomarse su leche con galletas; se la veía tan mayor ya, pensó. La dejó un momento a solas, quizá una manzanilla le sentase bien antes de acostarse, había sido un día duro y necesitaba descansar. Nada más regresar se la encontró de pie, se estremeció por completo. La taza se resbaló de sus temblorosas manos sin fuerza para sujetar nada; sus piernas se debilitaron y amenazaron con quebrarse de un momento a otro por las rodillas… Su abuela era parapléjica. El espectral aspecto que desprendía se acentuaba con el blanco total de sus ojos, y un hilillo de baba verdosa se precipitaba sobre su camisón desde el borde de sus labios. Ante esta presencia retrocedió instintivamente hasta chocar con un obstáculo, ¿sería la pared? Fuera lo que fuese le cortaba el paso y el horror que la atenazaba impedía su huida. Su abuela se la acercó, más levitando que usando sus muertas extremidades, hasta dejar su rostro a sólo unos centímetros de ella; éste se encontraba descompuesto. Sonrió como sólo un poseso puede hacer, de manera histriónica, con pequeños e intermitentes movimientos de cabeza. Levantó sus esqueléticas manos y agarró con fuerza sobrehumana la melena de la joven; un pelo sano que parecía volverse canoso por momentos. Acercó su maloliente boca hasta rozarle los labios, esquivos en un desesperado intento de escapar de aquella locura aterradora… Pero cuando el hálito de muerte embriagó con su hedor su ser, ésta dejó de resistirse.

Ahora volvía a tener un joven cuerpo, era hermoso, de duras carnes y tersa piel, ahora podría vivir de nuevo como al principio, hace mil años, y lo único que debía hacer era asegurarse su continuación, su supervivencia: tendría que tener una nueva hija… otra vez.

© Copyright de Rafael Rius para NGC 3660, Noviembre 2019