Entrevista realizada por José Jorquera Blanco

Foto: Meet Mr. Campbell
Guillem López (Castelló, 1975) ha destacado como autor dentro del prolijo mundo de la fantasía y de la ciencia ficción. Publicó su primera novela La guerra del norte en 2010 con la añorada editorial AJEC y Dueños del destino en 2011. Ambas novelas tuvieron un gran éxito de público y crítica. Tras varios años como colaborador en diversas antologías como Acronos o la Antología Z vol.7 de Dolmen editorial. En 2015 publica Challenger con Aristas Martínez que recibió el premio Kelvin 505 a la mejor novela de ciencia ficción y el premio Ignotus en 2015. Un año después y con la misma editorial, publicó La polilla en la casa del humo, que también recibió el premio Ignotus a la mejor novela de género fantástico en 2016. En 2017 publicó Arañas de marte con la editorial Valdemar y actualmente ha publicado con Minotauro El último sueño (2018).
¿Cuándo y de qué forma se despertó en ti el gusanillo de la escritura?
No es un gusano cualquiera. Vargas Llosa, antes de convertirse en la reencarnación de Milton Friedman, lo llamaba la solitaria del escritor. Es algo que te consume. Un bicho malo. No sé desde cuándo soy bicho positivo. Desde niño, supongo. Era tan inocente que pensé que podía llegar a ser escritor. Pero, ¿qué es ser escritor? Todo el mundo escribe. Hay gente que se define como escritor o escritora como reafirmación, y me parece estupendo, pero al hacerlo dibujan una línea roja entre los que lo son y los que no. Ellos y ellas siempre están en el lado de los que son escritores. No me gustan los clubs privados. Se habla mucho del síndrome del impostor. Los escritores y escritoras somos impostores natos, mentirosos compulsivos. Supongo que es lo único que nos une: la mentira.
¿Cómo funciona tu proceso creativo? ¿Es más complejo encontrar una buena idea, la inspiración o escribirla? ¿Estructuras las novelas al detalle en cada capítulo, o prefieres dejar más margen a la imaginación e improvisación?
No tengo un proceso tal cual. La cosa es bastante más caótica al principio. Solo son notas y notas en un montón de libretas. La mayoría no valen para nada. De algunas se puede sacar algo. A partir de ahí, construir una historia es más una cuestión de método. Escribir durante un tiempo y corregir el resto de tu vida. Hasta que alguien decide publicarlo y ya no puedes corregir más y comienzas a sufrir porque no es todo lo bueno que podría haber sido si te lo hubiesen dejado corregir una vez más.
¿Qué se esconde detrás de cada uno de tus relatos? ¿Piensas que una buena historia siempre ha de transmitir algo?
Me escondo yo. Los escritores hacen eso, se esconden, la mayor parte del tiempo de ellos mismos. Las únicas buenas historias son las que transmiten algo.
Desde 2010 hasta 2018, ¿crees que tu forma de escribir ha evolucionado durante estos años? ¿Crees que el paso del tiempo ha influido en tu forma de escribir?
Si no hubiese evolucionado, hace tiempo que lo habría dejado. Y lo dejaré cuando sienta que ya no tengo nada que contar ni mejor manera de hacerlo.
Tu primera publicación, La guerra del norte, es una aproximación a las historias de fantasía épica dentro de la estructura de novela río. ¿De dónde surgió esta idea? ¿Esperabas que tuviese tan buena acogida?
La guerra por el norte fue mi salida del armario. Hasta 2008 me negué a mí mismo escribir género fantástico. Había escrito tres novelas en las que me acerqué de alguna manera al género, pero no acababa de decidirme, así que cuando lo hice fue como una necesidad reprimida que me explotó en las narices. Entré en el género fantástico bailando sobre una carroza con la música a tope y vestido de cuero y plumas. Diez años después, ya estoy totalmente reafirmado: escribo género fantástico y es lo único que voy a hacer en lo que me queda de vida literaria porque me gusta, soy así y es genial.
Tras el éxito cosechado con La guerra del norte, profundizaste aún más en esta saga con tu siguiente novela, Dueños del destino. ¿Te supuso algún tipo de presión? ¿Temías decepcionar a los lectores tras esta segunda parte? ¿Cómo fue el proceso de escritura? ¿En el futuro tendremos una tercera entrega o consideras que ya no hay nada más que contar?
Al contrario, no temía decepcionar a nadie. Estaba en plena eclosión creativa y mi estilo se asentó con aquella segunda novela de la saga. Creo que ahí comenzó a formarse lo que sería más adelante. Respecto a la continuación de la saga, lo siento mucho, pero no va a continuar. Lo expliqué en un comunicado en mi web.
Con Challeger haces una aproximación al multiverso tomando un suceso real, ¿de dónde surgió esta idea? ¿Cuál fue el motivo por el que decidiste estructurar de esa manera la novela? ¿Qué era lo que querías transmitir con esta historia?
La idea de Challenger era una locura total. Nadie comprendía un carajo cuando la expliqué. Alguien llegó a decirme que nadie la publicaría nunca en España. Y ya ves, sí la publicaron y ganó premios incluso. Jódete. A veces hay que seguir la intuición porque si trabajas con determinación y dedicación, pueden pasar cosas maravillosas. Challenger es una de ellas. Y lo mejor de todo es que, en realidad, es una novela que habla del fracaso colectivo e individual. Supongo que porque yo mismo estaba en proceso de aceptación del fracaso. Escribía una novela en la que poca gente creía y lo hice sabiendo que podía estrellarme con todo el equipo. Me dejé llevar por el vértigo. Si no hubiese salido bien, quizá ya no estaría en esto. A veces hay que saber cuándo sobras en una fiesta, dar media vuelta y volver a casa. Ahora sé que esto de escribir, básicamente, se reduce a aceptar el fracaso y, como en Challenger, superar el fracaso.
La editorial Valdemar es un referente en la novela de terror. ¿Cómo te sentiste al ver tu obra publicada en su catálogo?
Me sentí de puta madre.
Arañas de Marte es una inmersión dentro de una mente torturada donde se mezcla lo irreal con lo cotidiano. ¿En qué te inspiraste? ¿Hay alguna influencia literaria tras esta novela?
Está el nacimiento de mi hijo y el miedo que sentí desde ese mismo momento. Miedo ante lo azaroso y caótico de la existencia y la imposibilidad de evitarle todo el mal. Yo, que siempre he sido un tipo temerario que jamás me he preocupado por mi seguridad, me encontré sufriendo por él, porque no quería que le pasase nada malo. Pero eso no es posible, ocurrirán cosas malas, pasaremos malos momentos, es necesario aceptarlo para seguir adelante. Así que, en ese proceso de aceptación me enfrenté al mayor terror y lo convertí en un libro: una pareja joven cuyo hijo muere de cáncer. El caos de la existencia y su impermanencia quedaba retratado en la estructura de red neuronal y ese tráfico defectuoso entre recuerdos, sueños y múltiples realidades.
Dentro de tu extensa bibliografía, una de tus novelas con más repercusión ha sido La polilla en la casa de humo. ¿Cómo te documentaste para crear este universo? ¿Te esperabas el impacto que iba a causar?
La documentación para La polilla en la casa del humo pertenece a El último sueño. Pasó algo muy curioso con eso, porque yo escribí un primer borrador de El último sueño y después, casi del tirón La polilla en la casa del humo. Más tarde regresé a El último sueño y se convirtió en la novela que es hoy. Son dos libros muy diferentes. La polilla en la casa del humo es un escupitajo a la cara, mientras que El último sueño es una novela de aventuras que resalta el valor de la amistad y el grupo como única salvación posible a un mundo que se hunde. De alguna manera sí, sabía que La polilla en la casa del humo era una bomba de libro. Esas cosas se saben.
Acabas de publicar El último sueño otra novela ambientada en el mismo universo que La polilla en la casa del humo. ¿Podemos decir que es una novela ciberpunk, qué está ubicada dentro del género de la distopía o ninguna de las dos cosas?
Ninguna de las dos. Yo la llamo una fantasía industrial porque tiene aires de muchos géneros: tiene steampunk, sobre todo punk, y fantasía oscura y ciencia ficción y mucho costumbrismo social y política. Me gusta inventarme mis propias etiquetas. En su momento dije que La polilla en la casa del humo era «weid boiled» y siempre he dicho que Arañas de marte es «ficción especulativa oscura». Normalmente porque me gusta mezclar géneros.
¿A qué se va a enfrentar el lector? ¿Qué puedes contarme sobre este proyecto? ¿Cuándo están previstas las próximas presentaciones?
El último sueño es una novela de aventuras urbanas en una civilización que llega a su fin. Destaca el valor de la amistad y las posibilidades del grupo, del nosotros, para la supervivencia. Cread un mundo propio con la gente que te ama y te respeta como eres, un lugar a parte del mundo corrupto que sufrimos hoy en día.
Próximamente confirmaré algunas presentaciones y actos, aunque también os digo que soy bastante caro de ver y no muy dado a estas cosas.
Has escrito diversos géneros literarios. ¿Con qué estilo literario te sientes más cómodo? ¿Existe diferencia a la hora de escribir según qué género?
Yo soy escritor de género fantástico, eso es así. Y dentro de esta etiqueta me gusta moverme con libertad. Soy un tío bastante físico y eso se nota también en mi manera de trabajar nuevos proyectos, me gustan los retos y las dificultades. Si alguien me dice que algo es imposible, me pongo a trabajar en ello.
¿Qué supuso para ti personal y profesionalmente el haber ganado el premio Ignotus dos veces y de forma consecutiva? ¿Y el premio Kelvin 505? ¿Cuál de los tres te resultó más inesperado y cuál de ellos tienes en mayor estima?
Para mí es genial. No comprendo a la gente que le quita valor a determinados premios y reconocimientos. El que más ilusión me hizo ganar fue el Spirit of Dedication de la ESFS. Aunque el Kelvin 505 fue una especie de premio colectivo porque éramos una pequeña editorial compitiendo con grandes grupos. Y el Ignotus fue muy importante también para mis editores, Aristas Martínez, porque, de alguna forma, fue un reconocimiento también a su labor de años en el género fantástico en castellano.
¿Puedes adelantarnos algo en lo que estés trabajando? ¿Tienes algún nuevo proyecto en marcha?
Sí, pero no os lo voy a decir.
¿Podrías recomendarnos alguna novela que hayas leído últimamente y te haya enganchado?, o simplemente pienses que deberíamos leer dentro de los tres géneros que maneja la web; terror, fantasía y CF, haciendo especial hincapié en autores hispanohablantes.
Cero, de Kathe Koja. Publica La biblioteca de Carfax. Podéis leer cualquier cosa que publique este sello porque lo que están haciendo por la visibilización del terror, y de las mujeres que escriben terror, no tiene nombre.
¿Qué tal tu relación con los lectores? Recibes mensajes, comentarios, críticas, etc. ¿Qué te ha aportado esta experiencia?
Tengo muy buena relación con mis lectores, la verdad. Son gente muy maja y me encanta charlar con ellos y ellas cuando se da la ocasión.
Y, para terminar. ¿De dóndes sacas el tiempo para tantos proyectos? ¿Te afecta en tu vida personal y familiar?
Yo qué sé de dónde saco el tiempo. De donde puedo. Me afecta y me estresa y a veces te preguntas qué carajo haces a las cinco de la mañana en un cuartucho oscuro, escribiendo, mientras todos duermen, pero bueno, si tuviera las respuestas para todo no sería escritor.
Agradecerte desde NGC 3660 el tomarte el tiempo suficiente para contestarnos, ya que sabemos que tienes una vida bastante ajetreada. Un verdadero placer. Las últimas palabras son tuyas.
Gracias a vosotros. El placer ha sido mío. Hasta la próxima.