| Karel Capek | Ediciones Gigamesh | Portada: Juan Miguel Aguilera | CF | | |||
| Prólogo: Alejandro Vidal | ISBN: 978-84-932250-6-3 | 240 págs. | Rústica: 12€ | | |||
Por Pily Barba Creo que este es el momento idóneo de leer La guerra de las salamandras, pero no por la trama principal de la historia, que no es otra que la bien merecida invasión de nuestro planeta desde dentro, sino por aquello que en ella nos enseña el señor Karel Capek: la auténtica forma de ser, de pensar y de actuar —según las circunstancias y por encima de todo, los beneficios— del ser humano. La guerra de las salamandras no es sólo una novela ingeniosa, cargada de una valiosísima lógica humana, y de un afilado sentido del humor, sino El Manual Avanzado del Comportamiento Humano. Éste, nos hace ver que, siempre, SIEMPRE, de una manera u otra, tarde o temprano, en el momento en que creemos tener algo valioso entre manos, debemos proceder inmediatamente a acotarlo; controlarlo, manipularlo, moldearlo, institucionalizarlo, nacionalizarlo, todo ello en beneficio de uno mismo y de aquellos más próximos. Y así nos acaban saliendo las cosas, claro está. Pero, además, este manual por encima de todo es capaz de desenmarañar el espíritu humano con tanta naturalidad, tantísima claridad, que quizá eso, y sólo eso, sea la pieza clave, la nota más impactante del libro; y no solo las consecuencias, a posteriori, que devienen de los acontecimientos. Asimismo, en su obra, Capek nos ayuda a ahondar en la evolución del hombre y su entorno; poniendo de manifiesto que todo avance, en un primer momento incomoda —el eterno miedo a lo desconocido—, aireando al mismo tiempo aquello que contaminaba a la sociedad de su época: el racismo, el sexismo, el clasismo… así como aquello que contamina al propio ser humano: la avaricia principalmente. Pero en La guerra de las salamandras, no todo es tan profundo y negativo. Pasando páginas, hay tiempo más que suficiente para divertirse con la más que ocurrente historia —aunque hay momentos verdaderamente dramáticos, como cuando se describen los métodos (que por otra parte parecen ser siempre los mismos), empleados por los seres humanos para hacerse con aquello que anhelan—. Podemos igualmente recrearnos en algunos de los personajes: sus reacciones, su desparpajo, y por supuesto la frescura con la que Capek los describe. Desde luego no hay desperdicio. Desde aquél que lo empieza todo, el capitán J. van Toch, hasta aquel otro que da un paso para que continúe: el señor Povondra. Pero hay más, también está Andrias Scheuchzeri, alias Andrew Scheuchzer del zoológico —capítulo divertido donde los haya—, o aquellos otros personajes secundarios. Sea como fuere, todos, cada uno en la medida en que el autor se lo permite, son un elemento clave para que la historia continúe de una forma verosímil, y más si tenemos en cuenta que no hay un ningún personaje estrictamente principal. La nota negra, o lo más pesado de la novela, quizá sea la incomodidad a la hora de leer varios de los recortes de prensa que el señor Povondra va guardando —a cerca de la evolución de las salamandras—, ya que están a pie de página y algunos son muy, muy largos. Eso sí, a pesar de la incomodidad, éstos mismos son dignos de leer. Lo mejor, además de lo dicho anteriormente, es su final, puesto que consigue dar un giro totalmente improvisado a lo que parece el auténtico fin, concediéndonos además un rayo de luz, de agradecida esperanza, tanto a aquellos que han terminado peregrinando en sus últimas páginas, como a los que hemos fijado nuestra atención sobre ellas. La guerra de las salamandras… qué ganas tenía de leerla, y, vaya… qué obra tan recomendable me he encontrado. © Copyright de Pily Barba para NGC 3660, Marzo 2017 |
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PREMIOS RECIBIDOS
PREMIO IGNOTUS 2008:
Mejor cuento: La apertura Slagar
y mejor web
PREMIO IGNOTUS 2010:
Mejor web