Por Rubén Serrano
«La Conquista, por lo que imagino, durará siempre. Si el espacio, si la garganta es realmente infinita, la guerra no terminará jamás. Si no lo es, siempre surgirá una nueva rebelión que sofocar en alguna parte, un mundo dispuesto a salirse del círculo, un grupo de esclavos presto a levantarse».
Rafael Marín Trechera
Lágrimas de luz
Iota de Orión, como bien sabemos todos, pertenece a ese pequeño grupo de estrellas situadas en posición vertical, justo debajo del Tahalí o Cinturón de Orión, y representa lo que los poetas y románticos han denominado la Espada del Gigante (no confundir con la Espalda del Gigante, que es la estrella Betelgeuse).
Allí, concretamente en Iota de Orión Tres (al que sus habitantes llaman Edén), se halla Ciudad Paraíso, emplazada en una isla tropical, en medio de las aguas del gran océano que cubre la casi totalidad de la superficie del planeta.
Ciudad Paraíso es la capital de ese cálido mundo. Y en ella se encuentra el Directorio, que, hasta el momento, dependía del Gobierno Central Terrestre. Y digo dependía porque, tras reunirse en asamblea, esos ilusos han decidido declararse independientes, amenazando así el equilibrio armónico que tantos siglos de esfuerzos nos ha costado.
Se trata, pues, de la primera rebelión colonial que sufre el Imperio Estelar y, por lo tanto, es necesario sofocarla de forma tajante, para impedir que otros mundos sigan su ejemplo. La insurrección es un cáncer que puede acabar minando los pilares del Imperio, instaurándose así la indisciplina, el desorden y el caos total. Por este motivo, ha sido necesario proceder con rapidez, antes de que las consecuencias se hagan irreparables. El Gran Senado se ha reunido con carácter de urgencia y se ha adoptado un plan de acción enérgico e inmediato. En estos momentos, allá, en la gigantesca constelación de Orión, un poderosísimo destructor estelar del tipo Supernova está esperando la orden de ataque del Alto Mando para aniquilar el foco rebelde. Dentro de escasos segundos, la más potente máquina de guerra que posee el Imperio liberará toda su fuerza destructora contra Iota de Orión Tres y hará desaparecer ese planeta del mapa astrográfico.
Aunque desgraciadamente nosotros no lo veremos, los habitantes de las colonias localizadas en esa región estelar podrán contemplar un hermoso resplandor rojizo… algo así como un mortal destello en la Espada del Cazador.
© Copyright de Rubén Serrano para NGC 3660, Enero 2017