Esclavos de la Tierra

 

| Javier Núñez | Disponible en Amazon  | Thriller/Fantasía | 169 págs. |  2016 |

Por Francisco J. Velázquez

Portada Esclavos de la Tierra

Esclavos de la Tierra, la novela de Javier Núñez, esconde mucho de lo que nos define como raza humana tras ese conjunto de intrigas que, a modo de enmarañado ovillo de lana, conforman una historia a la espera de ser desvelada y resuelta y que nos presenta en apenas ciento cincuenta páginas.

¿Qué podría decir de este libro escrito a medio camino entre el thriller conspiratorio y la fantasía transdimensional con consecuencias apocalípticas para la raza humana? ¿Y que además animara a leerlo? Hay muchos aspectos interesantes a destacar, pero con seguridad lo primero sería constatar que además de usar un lenguaje sencillo, lo cual facilita siempre la lectura, está lleno de muchas y muy buenas referencias, tanto visuales como escritas, a gran cantidad de maestros de varios géneros de la literatura y el cine. Y lo hace con el necesario equilibrio entre lo implícito y lo explícito que todo buen autor ha de tener. Este punto, junto con la elección de los protagonistas, el cariño con el que describe y trata sus personalidades, sus estilos de vida, sus trabajos o sus relaciones con el mundo que los rodea, denota el amor o la cercanía que siente el escritor por los mismos dotándolos de la riqueza necesaria para hacerlos muy cercanos y creíbles, lo cual siempre se agradece.

Todos y cada uno de los personajes principales que aparecen entre las páginas del libro reflejan un hito histórico que, como piezas sueltas de un puzle, desvela su importancia sólo cuando se van uniendo, revelando su necesaria conexión y dando sentido a una crónica mayor.

Javier Núñez sumerge al lector en la historia a través de comportamientos y emociones inherentes al ser humano. ¿Quién no ha sentido alguna vez la necesidad de satisfacer su curiosidad? De ir más allá, de romper aunque sea de manera inconsciente con la vorágine rutinaria del día, y embarcarse en enigmáticos viajes que nos alejen de nuestra propia naturaleza sin ni si quiera analizar los riesgos que podría conllevar ese tránsito. ¿Quién no se debate entre sus sueños y las responsabilidades? Sin parar a pensar qué es lo más beneficioso para uno mismo, o las consecuencias que tiene elegir entre cualquiera de las dos opciones. ¿Quién no ha confiado hasta el extremo para acabar descubriendo un engaño? ¿Quién no se ha sentido al borde del abismo alguna vez? ¿Quién no ha alcanzado el punto límite que nos lleva a la rendición o a dar el máximo de nosotros mismos?

Todos los momentos por los que se hace saltar al lector, de esta única línea temporal que une cada uno los acontecimientos importantes de la historia, están bien desarrollados, definiendo una sustancial y verosímil narración y no es sino hasta bien avanzado el libro cuando se empiezan a dar respuestas a los interrogantes que genera cada capítulo. Aunque es verdad que podemos ir haciéndonos una pequeña idea de hacia dónde se va dirigiendo la trama según vamos leyendo, sólo casi cercanos al final, como los jóvenes alumnos del Comandante Torres, nos damos cuenta de la verdadera identidad del mal así como de la revelación del precedente que cambiaría el futuro de la humanidad.

Como único pero que le veo a Esclavos de la Tierra, es una significativa escasez de personajes femeninos dotados de una importancia notable en la trama. Uno al menos con la misma importancia que el resto de personajes masculinos.

Tras leerlo, uno se queda con ese hambre que se tiene cuando sabe que podría escribirse otro libro partiendo del final de la historia, a lo cual invitaría al autor. Podría desarrollar un nuevo cuento con enrevesadas raíces en el pasado destinadas a dotar al futuro de herramientas con las que enfrentarse a su extinción, dando así visibilidad a ese otro lado positivo de la moneda que es la humanidad, en el que muchos creemos, porque sin él cada día dormiríamos abrumados por el temor a que gane el lado oscuro que hay en todo ser humano, con lo que nos veríamos avocados a la autodestrucción.

© Copyright de Francisco J. Velázquez para NGC 3660, Abril 2017