Cero

| Kathe Koja | La biblioteca de Carfax | Traducción: Pilar Ramírez Tello | 22€ |
| ISBN: 978-84-946682-7-2 Ilust. cubierta: Rafael Martín 304 págs. | 2018 |

Por Francisco J. Velázquez

Portada Cero

¿Se han sentido alguna vez inadaptados en la realidad que comparten con el resto de personas? ¿Han llegado a estar tan alejados de esos espacios comunes, de esas rutinas que mueven al resto del mundo como para querer encontrar un pozo negro que se los trague, los haga invisibles, los aleje de toda esa banalidad superflua que rodea el día a día y los convierta en especiales? Si es así, deberían leer Cero.

Siendo simplistas podríamos decir que Cero habla de dos jóvenes inadaptados, Nicholas y Nakota, a los que un evento extraordinario como es encontrar un agujero negro dentro del edificio donde vive Nicholas, les sacará de sus trabajos de mierda, de su anonimato de mierda y hasta de su rutina de mierda para pasar a convertirse en una situación ingobernable que ni ellos mismos esperaban, pero a la que se ven abocados debido a la atracción que sobre ellos ejerce este intrigante agujero.

Pero The Cipher, que es título original de esta obra, es mucho más que eso y sería justo dar las gracias en primer lugar a la editorial La biblioteca de Carfax, por acercarnos esta joya no traducida hasta el momento en España y en segundo lugar a la traductora Pilar Ramírez Tello, porque dudo que su trabajo haya sido fácil. No es una lectura sencilla. A pesar de sus diálogos fluidos y rápidos y de una muy visual descripción de los escasos escenarios donde se desarrolla la trama, la complejidad del entorno que marca el carácter de los personajes así como la punzante forma de expresarse de Nicholas, pueden convertir la lectura en algo complejo. Además, en ocasiones, la prosa de Kathe Koja parece más propia de un ensayo sobre ética que de una novela de terror, aunque siempre manteniendo la maceración idónea entre horror y repulsión, adornada de multitud de figuras poéticas de una intensidad abrumadora (metáforas, hipérboles, paradojas y hasta personificación).

Hasta la velocidad con la que se suceden los eventos convierte en difícil la lectura porque la vertiginosa velocidad con la que se sobreviene el final de la novela se opone a todo lo sucedido con anterioridad, donde por momentos parece que hubiera un tapón que convierte en cíclicas las situaciones de los personajes, a la espera de un punto de inflexión frenético que ponga final a ese remanso de acción.

También el abrumador y constante diálogo interior de Nicholas, que comparte con nosotros hasta acercarnos al abismo con el que lidia en cada decisión que toma, nos hace partícipes involuntarios de su viaje, de su adictiva y dependiente relación con Nakota; de la marginada visión de su propia vida y de su transformación personal: de su propia metamorfosis.

En definitiva, Cero es una novela de terror de la que brotan preguntas más propias de un ejercicio psicológico que de una novela de terror, pero ¿qué hay más aterrador que pararnos a reflexionar sobre aspectos trascendentes del ser humano desde el prisma del horror que esconde la propia naturaleza humana? Tal vez solo las repuestas dan más miedo que las preguntas. Todos somos vasijas dispuestas a alojar la bondad más pura y el horror más atroz. Todos somos crisálidas. Todos tenemos anhelos abismales por ser parte del cambio, por evitarlo o por ser el cambio en sí mismo. Y a veces solo el ambiente determina hacia qué lado de la balanza argumental nos decantaremos.

Compre el libro. Lea el libro. Imagínese en el lugar de Nicholas y pregúntese después qué haría usted si en su bloque de pisos descubriera un agujero negro del que no sabe absolutamente nada y al que solo usted tiene acceso. ¿Intrigado verdad?

© Copyright de Francisco J. Velázquez para NGC 3660, Junio 2018