Alberto Hernández Ucan

Mi nombre es Alberto Hernández Ucán y soy de una pequeña ciudad llamada Escárcega, en Campeche, México. Desde muy pequeño mis padres fomentaron (o intentaron hacerlo) el amor por la lectura de formas variopintas, desde conseguirme enciclopedias enormes hasta permitirme leer comics, libros, revistas y aquellos periódicos que cayeron en mis manos. No hacía falta que me obligaran a leer, amaba hacerlo y aún lo hago.

Intenté ser maestro de primaria, pero mi marcado amor por las matemáticas, los robots, los datos, el rock y los paseos por ciudades enormes a través de aventuras urbanas no me lo permitieron, así que opté por la ingeniería en sistemas y energía en la industria petrolera. Hasta que el mundo comenzó a cambiar, y nuevas fuentes de energía y precios que descalabraron la industria hicieron que me diese cuenta de que también  yo debía cambiar, y ahora me dedico a las inteligencias de negocios.

Con este cambio empezaron a tomar forma en mi cabeza un buen número de historias que se empujaban entre sí; mundos y personajes que crecían sin que pudiera hacer nada por evitarlo, hasta que alguno de ellos me obligó, violentamente, a plasmarlo con lápiz y papel… a partir de ahí, fue inevitable dejarlos salir a todos. Primero lo hicieron con pasos temblorosos, vergonzosos, horrorosos… más bien feos, porque eran como garabatos de infantes. Obviamente, sufrían mucho al tiempo que nacían imperfectos y grises, pero, poco a poco, fueron tomando distintos colores. Teresa Magazine, Diversidad Literaria.com  y Boukker.com son algunas de las casas de estos primeros colores que aún hoy apenas se están dibujando, y ahora también NGC  3660 es su hogar.